lunes, 30 de marzo de 2020

Apunte poiético desde una cuarentena activa




    Difundo ahora estos “Cuatro kasijaicus” y el parágrafo que les corresponde en las “Curiosidades poiéticas”, porque nadie sabe exactamente qué va a suceder en pocos días y en qué coordenadas de la convulsión social estaremos.
                                                                            (30 marzo 2020)

Cuatro kasijaicus
(Ejercicio para 14 mil millones de manos)


                                                   a la memoria de Pablo Rieznik

1.

hay plena calma
en esta primavera
no te ven topo


2.

«Hay calma plena
en esta primavera» –
No te ven,  topo.


3.

«Hay calma plena
en esta primavera» –
¡Hi, Viejo Topo!


4.

Sólidos
d   e    s     v      a       n        é         c          e           n            s             e              —
«Bien has hozado,
tú, viejo topo.»


                                       (13 octubre 2013 – 30 marzo 2020)



Unos kasijaicus y los mundos posibles

    Cuando, en diciembre del 2019, ponía fin provisorio a este conjunto de poemas [me refiero a las 24 composiciones que integran “Maginarias (sonsones)”], sucedía que no todos ellos me dejaban conforme. Entre los tres o cuatro que estaban a punto de ser arrojados al abismo del canasto, había uno que parecía estar dirigiéndome una mirada nebulosa con sus ojitos casi no videntes, como diciéndome… “¿Y? ¿Cuándo me sacarás de este estado de incertidumbre? Quiero ver la luz”. Era un poemita “a modo de haiku” intitulado Domingo rojo. Decía así: “Domingo calmo, cívico / Se estremecen las aguas y las hojas / El topo se despereza”. Llevaba fecha: 13 de octubre de 2013. Ahora sabía bien que este intento era muy insuficiente en relación con aquello tan importante que había pretendido abordar siete años antes y que seguía hoy atrayéndome.
    Dos meses después (febrero 2020), durante unas vacaciones, hice algunas lecturas a propósito del haiku y los haijin (hacedores de haikus). Era mi propósito poner manos a la obra. Pero a mi regreso del paseo, a principios de marzo, urgencias varias me impidieron cumplir el objetivo.
    Tuvo que llegar el “distanciamiento social” de la Covid-19, el trastorno acelerado (y universal) de todas las variables de la normalidad y la normatividad, para que el poemita en espera recibiera mi atención y cuidados.
    En pocos días, habiendo superado largamente aquella versión inicial “a modo de haiku”, los cuatro ‘kasijaicus’ veían por fin la luz. Se trata de una sola composición con título propio que incluye cuatro ‘kasijaicus’ (este neologismo con umohr me pertenece, claro está).
    El primero de ellos cumple con las normas principales del haiku tradicional: ausencia de título, mayúsculas y rima; tres versos con métrica 5-7-5; la unidad de dos versos y una cesura o ‘kireji’ como corte/pausa ante el restante; la elipsis implícita: una cuarta línea ausente que el lector completa para sí mismo; la inclusión del ‘kigo’: mención directa o indirecta de una de las estaciones del año; la presencia del vínculo instante-eternidad; la contemplación situada en el aquí-ahora.
    El segundo ‘kasijaicu’ es la repetición del primero, pero da un paso crucial alejándose de las normas: aparecen los signos de puntuación que cumplen la función de quitarles ambigüedad a los enunciados. Las comillas incluidas hacen que los dos primeros versos aparezcan con claridad como el pensamiento explícito de la tercera persona (que también podría ser del plural). Así, por oposición, se hace evidente que en el tercer verso habla en primera persona el ‘haijin’, que se dirige de ese modo a una segunda persona: en este caso el topo, que en esta variante todavía es ese animalito zapador capaz de alterar la calma primaveral. Además, aparece en esta versión una rima que la aleja aun más del haiku tradicional.
    En el tercero ya irrumpe decididamente la universalidad, el internacionalismo (una ‘tradición’ bien distinta y distante de la zen) y la cita sociohistórica, política y revolucionaria-proletaria: aparece claramente que el topo es el Viejo Topo de la historia y la revolución que, desde Shakespeare a nuestros días, transformándose en los escritos de Hegel, Marx y sus continuadores, tiene ya una ‘personalidad’ propia, intragable para todo tipo de capitalistas, conservadores, liberales, fascistas, “moderadores” y retardadores sociales. Por lo demás, esta versión mantiene la rima asonante aparecida en la precedente y agrega una rima interna con buen ‘umohr’, así como la dimensión vertical que el haiku tradicional contempla como una de sus posibilidades (el diálogo histórico, la cita, etc.)
    El cuarto ‘kasijaicu’ pone un pie en el trampolín del seudo-haiku ahora liberado de las ataduras y pega el gran salto, sin dejar de dar en el aire una voltereta algo preciosista, tanto por la utilización de citas directas (una de ellas casi literal) de palabras escritas por Karl Marx y ya consideradas “clásicas”: «Todo lo sólido se desvanece en el aire»* y «Bien has hozado, viejo topo”**, como por el mantenimiento respetuoso de ese verbo desusado y casi en el olvido, y por eso mismo ‘antiquo’: hozar (mover y levantar la tierra con el hocico).
    No hay espacio aquí [me refiero a las “Curiosidades poiéticas…” del inédito «Maginarias»] para internarnos en el panorama de temas y motivos concatenados que estos ‘kasijaicus’ abren. Por ejemplo: lo individual-colectivo y la lucha de clases como motor de la historia, el “apartamiento del mundo”, la “dialéctica de la naturaleza”, el qué-hacer-soñar, entre muchos otros.
    Recordémoslo una vez más: por una línea o verso podemos internarnos en mundos varios, con la condición de que haya quienes, además de los poetas, quieran visitar o vivir en esos mundos posibles.

                                                           Alberto a. Arias
                                                           30 de marzo de 2020.

_____

* En el cap 1 del “Manifiesto comunista”, 1848.
** En “El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte” (cap. VII), Karl Marx, 1852.

sábado, 16 de noviembre de 2019

Teoría del Ruiseñor, y otros poemas

[Por: Eugenia Cabral]




Interior


Nadie me espere en miércoles ansioso.
Estaré sólidamente a solas 
por regiones antediluviales.

Iré dibujando en los huesos de mis pies 
las sandalias de caminar hacia la muerte.

Llevo el semblante sereno y solitario 
como un árbol que aguarda en la planicie.

[De El buscador de soles, Editorial de la Municipalidad de Córdoba, 1986.]



 •••



Hay cuatro calles en la ciudad donde vivimos que, en sentido anti-horario, son: al Sur, la calle del cementerio, de donde vienen los vientos fríos; al Este, la calle de las oficinas públicas, que nos veda la salida al mar; al Norte, la calle de los mercados, hacia donde parten las caravanas; y, al Oeste, la calle de los pecados, hacia donde crece la ciudad…

[De Iras y Fuegos, Editorial Último Reino, 1996.]



•••


  
Así era mi gente: violentísima.

Era un bocado sangriento, la ira, 
violáceo y dulce.
Bastaba una señal
y comenzaban  a devorar la rabia.
Todo era alimento, 
picor venéreo,  
sal y fragua, 
hornalla y caldero.

Limé su filosofía 
hasta volverla polvo de muebles heredados, 
insecto que se deshace –entre el pulgar y el índice–
a la sola mención del tiempo.

Hundieron la cabeza entre los hombros  
y nunca más fui de verdad amada.
Mis madres ya no me conocían.

Estuvimos solas.
Como perros atados a cadenas.

[En “Documento secreto”, sección de Cielos y Barbaries, Alción Editora, 2004.]



 •••



  

          Fragmentos


                   1

Luna oval que con su palidez enfría
la incandescente luna del espejo
y la imagen idéntica al rostro
mas no a la imagen que de sí mismo
se formara quien pertenece al rostro
como a una patria misteriosa,
y, luego, ¿qué patria no lo sería?
                                                    
                                                                                                        
                    2

Hay una grieta por donde espiar el baldío.
La discordancia e íntima condonación
de una habitación a otra  –todo como avergonzado–,
gestadas en el vértigo y la paciencia de los días;
la pena de la estructura al desnudo donde alguna
desteñida flor de empapelado exhibe el rosa de la tristeza
–todo como vencido por una luz amarilla
y por las hebras protoplasmáticas del gris– ;
el viento, atravesado de aprehensión al rozar
la huella que imprimiera la sombra de las columnas
sobre la galería, como si algo se hubiera resguardado
de excesos, mantenido reservas
con las que recomenzar la vida o seguir
sosteniéndola, reivindicando un antiguo acto de amor.

El tronco hachado a ras del suelo y deshidratado,
sin redención posible.

Imágenes postrimeras. Aptas para excelente fotografía.
Desvalidas ante el dictamen de insanía. Viejas y locas.


[De Tabaco, Editorial Babel, 2009.]


 •••
  

  
            Bautismo

He temblado junto a la pila bautismal
en la iglesia a oscuras. He temblado al verte de perfil
porque parecías un galo de la Alta Edad Media.
El techo de la nave central es combado y tiene costillas doradas
y pinturas en rojo. Temblaba en esta ciudad americana
y te señalé los santos tallados por aborígenes,
a lo largo de la nave izquierda. En esta ciudad o en esotra.



Somos criollos de varias generaciones, argentinos,
de apellido hispano, de cultura rioplatense,
de costumbres pampeanas, de silencios federales.
Si festejamos la patria comemos a la usanza del Noroeste,
si filosofamos lo hacemos a lo porteño
(la zamba marechaleana de la escisión).
En esotra ciudad o en ésta.



Agradecí a la penumbra que no le permitiese al temblor
avergonzarme. De pronto el ritmo de las frases no coincide,
el temblor ha desencajado alguna articulación.
Como gozne y goce, una es vértigo, la otra, silbo.
Un desplazamiento de placas, un prefacio a la falla de San Francisco.
Pero los desastres de la melancolía se perciben a solas.
Un cloqueo, un chasquido se levanta con dificultad desde la greda
y, anfibio, atraviesa el patio, llega a la ventana.
Los dos somos jóvenes –él de catorce y yo, de doce años– y temblamos,
bajo el hedor acre de las vestiduras,  en el siglo XIII,
ya no somos coloniales y barrosos españoles
desafiando a las autoridades del virreinato:
somos judíos conversos  y sabemos leer.
Después nos convertimos en arrianos y vuelta a perseguirnos.
Más atrás aun en el tiempo, éramos adúlteros y nos lapidaron.
Entonces nos hicimos hinduistas y nos despreciaron.
Cometimos incesto y nos quemaron.
Mezclamos nuestras etnias y nos apartaron.
En esta ciudad y en esotra.
“Amor constante más allá de la muerte”,
nadie podría vencernos, salvo una clara eternidad.



Miré hacia el altar católico y sentí llegar desde vos
esa como ansiedad fastidiosa, esa exquisita fatiga
que te absorbe hacia los corredores del laberinto,
como los embudos de los ríos serranos a los nadadores angélicos.

Y supe lo de siempre: que, para el gran río,
representamos apenas un sorbo dulzón, como la sangre,
un puñado de moléculas y de entropía.


[De En este nombre y en este cuerpo, Editorial Babel, 2012.]


 •••



         Teoría del Ruiseñor

Los ángeles atraviesan
un siglo de constelaciones artificiales.

Cuánta locura del lado de los Inocentes                                                       
(el hombre que toca la flauta
hundido en el pozo,
Jacobo Fijman
en la prisión psiquiátrica,
Artaud en el país tarahumara,
Juan L. Ortiz
a orillas del Paraná).

Podemos navegar por un dólar
en aguas del Leteo.

Por eso el Ruiseñor
no acude a la feria.
Consciente de la belleza infausta del mundo
la aborrece y la teme.

Y opta por la oscuridad.


[De La voz más distante, Pan Comido Ediciones, 2016.]

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Variantes de un tema minero [Afiche de Signos del Topo, 2007]

[por: Alberto a. Arias y Luis Morado]


    La vida pasa, las luchas permanecen, las obras de arte (entre otras cualidades) las iluminan y testimonian.   Este es un afiche (que incluye la enseña "Viva la revolución obrera en Bolivia, en la Argentina y en la América entera") realizado por «Signos del Topo (creaciones, críticas, culturas)» en Buenos Aires, en noviembre de 2007.  Grabado-collage de Luis Morado y poema de Alberto a. Arias.
    Incluimos más abajo el poema completo, su comentario, y el grabado original.

                                                                                                                      (SdT, 13 nov 2019)





Variantes de un tema minero *




Cincuenta mineros que dicen: ¡a la huelga!
son mil saliendo con pico y pala y dinamita,
armas que cantan.

Y mil cincuenta con pico, dinamita y pala
que cantan, son armas que dicen:
¡a la huelga saliendo, mineros!

Y mineros que dicen que cantan
saliendo a la huelga con pala, pico y dinamita:
¡son cincuenta mil armas!


                                                         (1976 - v.u. 1988)

                                                          Alberto a. Arias


De: "Primeros poemas (1974-79)"

____________

* Nota al poema - El poema «Variantes de un tema minero» fue enviado a un semanario en el año 1994, con la siguiente nota adjunta:
« Esta es la versión final, de 1988, de un poema que escribí en 1976: "Variaciones sobre un tema boliviano", a raíz de las luchas sin cuartel que los mineros libraban contra los explotadores de su tierra y de sus vidas.
Con la esperanza de poder alcanzar una versión aun superior, lo descarté de la edición de los Primeros poemas (1974-79), y permanece inédito.
Deseo publicarlo ahora, como apoyo y homenaje a los compañeros mineros de Río Turbio, en la Argentina.
Se puede destacar que las tres estrofas que lo componen están realizadas con las mismas 19 palabras, pero cambiadas de posición. Y a su vez, con sólo dos palabras ("cincuenta" y "mil") se arma una progresión numérica: "cincuenta", "mil", "mil cincuenta" y "cincuenta mil", que alude a la verdad histórica de que una vanguardia de luchadores convocando a la huelga es capaz de dar nacimiento a una masiva movilización.
Alberto A. Arias, 23/11/94 »
El recién mencionado Variaciones sobre un tema boliviano, de junio de 1976, decía así:

Dicen que son cincuenta mil / mineros saliendo a la huelga / con palas y picos y armas que cantan. // Cantan y son cincuenta mil / con picos y palas saliendo, mineros / a la huelga que dicen que armas. // Con armas saliendo, y palas, / son cincuenta mil y picos que cantan, / que dicen: ¡A la huelga, mineros! // Mineros que dicen, con picos y palas: / ¡A la huelga!, y que saliendo son / cincuenta mil armas: ¡cantan!


"La llama" - Grabado-collage de Luis Morado.

sábado, 9 de noviembre de 2019

Viva la insurrección en Chile


[por: Colectivo Signos del Topo, Espacio Rosa Luxemburg, FASE  (frente de artistas sonoros experimentales)


Frente a los graves, pero previsibles hechos represivos del actual gobierno chileno y sus salvajes fuerzas represivas, condenamos todas sus acciones violentas, que vulneran los más elementales derechos de los trabajadores y el pueblo.
    Por otra parte consideramos que hay una insurrección popular con síntomas de constituir una situación prerrevolucionaria. Por eso apoyamos los llamados a una Constituyente con poderes revocatorios y la constitución de organismos obreros y de los explotados, a través de Asambleas populares, que tengan más poder que la Constituyente misma para enfrentar una situación de doble poder.
    Apoyamos las convocatorias que se hagan en ese sentido. Vemos la necesidad de organismos de movilización obrera y popular, que lógicamente deben armarse y prepararse para todas las contingencias.

    - Fuera Piñera! Abajo el actual gobierno y todos los representantes de los partidos que han gobernado en estos últimos 30 años, con sus colaboradores parlamentarios por más que se tiñan de rojo.
    - Viva la clase obrera de Chile !
    - Por la Huelga General !
    - Viva la insurrección popular!
    - Por un gobierno de los trabajadores y del pueblo oprimido !
    - Por la Revolución Social !

Firman: Colectivo Signos del Topo, Espacio Rosa Luxemburg, FASE  (frente de artistas sonoros experimentales)


Buenos Aires, 27 de octubre de 2019.