[por: Espacio Rosa Luxemburg y Colectivo Signos del Topo]
“Edipo– ¡Extranjeros, no tengo patria!”
(“Edipo en Colona”, de Sófocles)
A un día del casi seguro triunfo de la
lista del fascista Bolsonaro en el balotage de las elecciones fraudulentas del
Brasil, el 28 de octubre de 2018, vemos con estupor la ligereza con que muchos
(claro que hay honrosas excepciones) toman este “fenómeno”, esta resurrección
de la “locura” fascista de masas en el sur de América.
Incluso asistimos al degradante
espectáculo de comunicadores, periodistas y “demócratas” tomando risueñamente
las terribles amenazas de un supuesto “descerebrado” o “psicópata” Bolsonaro.
Calificar a estos conscientes e inescrupulosos
criminales (que eso es lo que son) como “delirantes”, “payasos”, “loquitos” o
“mesiánicos”, solo sirve para consagrar una ceguera propia ante el pasado reciente y, a la vez, cerrar los ojos ante la gravedad del presente.
Asistimos también, hay que remarcarlo,
a la publicación de agudos análisis (muy pocos, es cierto) que ponen blanco
sobre negro buena parte de las razones políticas, económicas y sociales, que
explican o aclaran los motivos y determinaciones de esta resurrección fascista
de escala internacional, y que aportan propuestas concretas de intervención. Y,
además, ha habido iniciativas prácticas (muy pocas, es cierto) para intentar el
comienzo de una oposición práctica decidida contra el fascismo.
Pero el propósito de esta nota es el
de alertar sobre una característica poco atendida en este proceso: el retraso –patente y muy preocupante– tanto en el
nivel de la comprensión del “fenómeno” como en el de la acción consecuente, del
enorme conjunto de trabajadores que debe oponerse a sangre, fuego y conciencia,
a la barbarie fascista.
Ante el muy posible triunfo por vía
antidemocrática y seudo “eleccionaria” de este sátrapa y sus millones de
seguidores en el Brasil y en el mundo, apenas si se oyen los llamados a prepararnos
con todas las herramientas de la experiencia y la autodefensa, de la intervención
clasista, de la coordinación y de las acciones concertadas y directas (y su
planificación sin fronteras), para comenzar YA MISMO a combatirlos en todos los
frentes y con los medios y métodos habidos y por haber.
Es más que urgente organizar YA MISMO
la defensa de aquella población del Brasil a la que estos émulos de Hitler
amenazaron desembozadamente y dando señales claras de disponerse a cumplir sus
amenazas una vez dispongan de los resortes fundamentales del poder: lo que
llaman “minorías”, los trabajadores en lucha, los campesinos, los pueblos
originarios, los “rojos”, los defensores de los derechos humanos, etc.
Es más que urgente hacer todo lo
posible para quebrar la parálisis en que está sumida la mayor parte de la
población trabajadora del Brasil, de la Argentina y del resto de los países de
la región, con respecto al inminente y devastador enfrentamiento que le
proponen las hordas de desclasados y belicistas encolumnados detrás de este
“nacionalismo” sangriento hecho a la medida del imperialismo y que ha vuelto
irreconocible, en pocos meses, el panorama social de nuestro país vecino.
Antes de que sea tarde: ¡Reunámonos!
¡Unámonos cuando y donde podemos unirnos! ¡Juntemos fuerzas y medios de los más
variados, todos los posibles, para enfrentar sin descanso ni tregua al
fascismo, aquí y en todas partes!
¡Al fascismo no se lo discute, se lo
destruye!
¡No pasarán! ¡No deben pasar!
Espacio Rosa Luxemburg
Colectivo Signos del Topo
(Buenos Aires, 27 de
octubre 2018.)