martes, 10 de agosto de 2021

Semblanzas


Lunes 26 de julio de 2021
Muere el poeta Alberto a. Arias







SEMBLANZAS


1. Homenaje íntimo

 

Toda su vida Alberto se paseó entre las inflamadas páginas de libros poéticos y políticos… y cavó con sus manos y con su cuerpo todo, como ágil topo, sus signos en el espaciotiempo de nuestra época.

Con los años investigó Rosas y camelias, locos palos borrachos y el cantar del cenzontle, ese pájaro caribeño cuyo melodioso canto nos trae las voces de otras aves y el silbido de los hombres.

Soñó con Ravel y despertó con la musicalidad del theremín, el instrumento electrónico que se abrió en los oídos de la Rusia bolchevique.

Pasó de los días de las piedras a las noches azulinas del universo, y en su voz florecieron bocas en multiversos emplumados…

Y su utopía fue lo que le dio destino: desde y hacia el Amor, la Poesía y la Libertad, que Alberto llevó como motor de su militante vida poética…

Alberto, pasión e ideales, pasajero de mis días, hoy también te digo, como lo hacen nuestros hermosos nietos: “…hasta el cielo… y más allá…!!!”

Cecilia Heredia

 
Cecilia Heredia. Retrato de un joven poeta, óleo.



2. Homenaje a un Tú que supo guiar el alumbramiento de un Mí.


Al maestro que me quedo

En esta, la peor hora,
dejo caer mis sesos una vez más y me pierdo en las verdes hojas 
y el pálido cielo que se agazapa ante la sombra de tu ausente reflejo. 

¿Qué es un maestro? Me pregunto.
-Quien enseña en su mismo andar a conmover la comisura del mundo-, 
escucho responder.

Creí una vez encontrarme hablando la secreta lengua 
que anidaba en las entrañas de lo viviente. 
Me hallé entonces solo, 
dándome de bruces contra un deleite 
tórridamente desgajado de sesudos signos.  

¿Quién hubiera siquiera soñado distante-mente
que algo de un Tú 
un-tuaba sonriente en la magia 
de mi lengua tardía? 

No será de otra consistencia que la de los sueños,
nuestra próxima odisea de cafés, afectos y caóticas agendas. 

¿Por qué será que las palabras 
no se juntan y hablan solas en una boca?
¿Por qué se aferran a existir 
siendo parte del aliento 
que las cobija y alumbra?
¿Qué senderos han de transitar sin el abrazo 
de tu deguste y entendimiento poético?

En mis palabras,
                                en mi palabra,
                           seguirá respirando 
                          en tanto aún respire, 
                         la inspiradora huella 
                                   de tu arte. 

27-07-21

A la poesía que me abraza

Palabras atrapadas
en la telaraña del torpe lamento.  
Angustiadas ellas, 
Se abalanzan sobre un cuerpo 
des-Mí-nuzado,
cuerpo congoja-azido
que reniega de temporarse. 

Sabiendo ser una vez universo,
hoy agonizan de desamparo.

Palabras desterradas, 
casi enterradas.

La verdad es una geografía ignota
que soñamos entraña de celestes esferas, 
y hoy apuñala en su atadura 
al mundano existir. 

Somos palabras-carnadas 
que trascienden vivas 
ante lo fortuito de un encuentro.

Así todo valió la pena que me hayas leído, 
Y realmente valió la pena leerte hermano.
27-07-21

 

Para Alberto Arias,
maestro, compañero de creaciones y luchas,
te envío mi más sentido abrazo a allí justo donde estés.
Pablo de Cruz



3. Semblanza de Alberto a. Arias, poeta


Alberto tenía planes, luchó por el bienestar de sus nietos poniendo el cuerpo para que ellos vivieran su infancia de la mejor manera posible. 

Alberto era y seguirá siendo -en diálogo interior- el amigo con el cual se podía pensar sobre qué es el socialismo. Y por, sobre todo, qué es el socialismo en la práctica cotidiana. 

En el ámbito de la política le disgustaba, nos disgustaba: el autoritarismo, las manipulaciones, el destrato entre compañeros, la contradicción entre los hechos y las palabras, las ambiciones de poder.

Para él no existía el socialismo sin libertad y democracia; esa utopía que se concretizó en pocos y breves momentos de la historia humana y que no logró afianzarse como un sistema nuevo. Creyó siempre en ese germen: revolucionario, libertario, antiautoritario, antiburocrático. 

Alberto fue el compañero de marchas.

Alberto dejó una obra poética extensa e importante, que es su legado.

Alberto sobrevive en Signos del Topo, donde están algunos de sus escritos y el de muchos otros compañerxs.

Alberto fue uno y fue muchos -como somos todos nosotros- porque con cada persona que conoció estableció un vínculo especial, único y diferente, más o menos teñido por cargas personales.

Su obra literaria no es propiedad de nadie, no tiene dueño, pertenece al sector de la humanidad que se opone tenazmente al otro sector, el que genera guerras y pandemias, tan crueles como esta que se lo llevó.

Liliana Dulbecco





4. Alberto a. Arias

 

Conocí a Alberto en el año 83 del pasado siglo. Yo militaba en la UJS/frente de arte. Me acuerdo perfectamente de ese primer encuentro. El, en esa época, era simpatizante del PO. Inmediatamente empezó un dialogo, diríamos cómplice, que se prolongó hasta fines del 87 y se retomó un 1ero. de mayo de 2012.

En mi adolescencia el surrealismo significaba muchas cosas. Buñuel era visto por todos los compañeros de mi segundo año de estudios en la secundaria. Si bien ya era socialista con mis 14 años, pasaron, al menos, 8 años para que yo descubriera la relación del surrealismo con el trotskismo. En la militancia me enteré que existía el Movimiento Surrealista Signo Ascendente. En la segunda charla que tuvimos, Alberto me comenta que era de Signo Ascendente. ¡Para mi la gloria! Encontrar a tan maravillosa persona, que además coincidía en la unidad de arte contemporáneo y revolución (aclaro que yo no era surrealista, por aquel entonces, mas bien estaba muy ligado al expresionismo y a las teorías estéticas de Adorno, quienes buscaban, también, la unidad de avantgardismo y marxismo). Los surrealistas se reunieron con Trotsky en una batalla contra toda una intelectualidad de izquierda que todavía tenía su corazón, consciente o inconscientemente, en el stalinismo, es decir implicaba un enorme valor y las convicciones sumamente claras. De allí mi interés y admiración.

Entre Charlas estéticas y políticas, hacer (poiesis) arte y militancia era una constante en nuestros largos encuentros. Lo interesante es como partíamos de puntos de vistas diferentes, en un tema determinado, y llegábamos siempre a una síntesis. Indudablemente esa herencia hegeliana nos ayudaba, y mucho, como diría Marx.

De esa primera época recuerdo que la poética de Alberto se diferenciaba del grupo, en cuanto, y claramente, el automatismo psíquico no era el único recurso. Muchas veces, además de los simbolistas franceses que eran compartidos por todos, “aparecían” Kafka, Rilke, George. Su lenguaje era un decir especial y llenos de interrogantes que no estaban relacionados con el sueño exclusivamente. Eran aspectos de un interior llenos de laberintos en el lenguaje mismo (sumamente puntillista). De allí mi admiración por su obra.

Nuestro reencuentro en 2012, estuvo signado por ciertas búsquedas comunes en la búsqueda de la libertad política dentro del mismo pensamiento de izquierdas. Su acercamiento al luxemburguismo era, en muchos aspectos, similares al mío. La igualdad no se canjea por la libertad, dijo Marx, y creo que eso nos unía por siempre.

Mucho de lo que discutimos quedo plasmado en FAI (Frente de Artistas Independientes), Signo Ascendente y Signos del Topo, pero quedaron muchas cosas para hacer. Alberto se fue muy dolorosamente temprano, pero si se hubiese ido dentro de 30 años, diría como Husserl a sus 79 años antes de morir: “recién estaba comenzando”.

¡Por la libertad en el arte!¡Hasta el socialismo siempre!, querido compañero Alberto a. Arias.

Luis Mihovilcevic



5¡Hasta siempre, Alberto Arias!

 

Este 26 de julio falleció por una enfermedad respiratoria –posible Covid- el poeta, editor, escultor y militante trotskista Alberto Arias (1954-2021). En la imprescindible entrevista de Rolando Revagliatti para su archivo (mayo, 2020) afirmó: “las palabras suelen constituir una gigantesca poquedad (si lo sabremos los escritores y poetas, ¿no?) a la hora de pretender describir y abarcar la totalidad de una experiencia de vida”. Pues bien, exactamente eso es lo que ocurre ahora con él mismo. Aunque también podríamos tomar de esa entrevista una definición que por sí sola basta para pintarlo:

“Nací en la ciudad de 9 de Julio, en la provincia de Buenos Aires, el 23 de febrero de 1954. Pero no tengo patria, soy internacionalista. Mi matria/patria deseada, que debería concretarse en este siglo 21, es la Internacional proletaria y socialista, que debería ser fundada, expandida e instalada en el mundo entero si queremos que sea auténtica y triunfante; es decir, si deseamos que la humanidad (a la fecha, más de siete mil millones de habitantes) tenga alguna esperanza de salir de su “prehistoria”. Mientras no exista, me sentiré inevitablemente “apátrida” y “amátrida”. Vale aclarar: esta Internacional jamás debiera ser un “aparato” sino la asociación más masiva, ágil, igualitarista y efectiva posible, en función de la humanidad deseable.”

Dos columnas sostuvieron sus actividades: el Surrealismo (que representó para él “la lucha irrenunciable por la libertad, el amor, la poesía, la revolución emancipadora, la superación de la prehistoria humana y de la ‘civilización bárbara’.”) y el Trotskismo. Impulsado en especial por su madre, comienza a leer poesía desde la pubertad, luego prosigue con Vallejo, Rimbaud, Hölderlin y otros. Entre 1972 y 1974 integra grupos teatrales experimentales en Capital Federal. En 1975, huyendo de la represión, se va a Pergamino, donde vivía su familia; participa en el Grupo Literario Pergamino -para el que redacta un manifiesto- y se relaciona con el Partido Socialista de los Trabajadores. En 1976 conoce a la artista Cecilia Heredia, con quien tuvo dos hijos y vivió hasta el último aliento. Regresa a Buenos Aires y de 1979 a 1987 integra el Grupo Surrealista Signo Ascendente -influido por “dos vertientes revolucionarias: la del surrealismo propiamente dicho, y la del marxismo (algunos éramos simpatizantes y otros militantes del Partido Obrero)”, por eso “en algunas paredes del centro de Buenos Aires se pudo leer la incitante consigna: ‘¡Fuera la dictadura! Movimiento surrealista’.-”. Dirige Poddema, publicación periódica para la actividad poética independiente, cuyos miembros (Silvia Guiard, Luis Morado, Alejandro Mael, Julio del Mar, Josefina Quesada, Carmen Bruna, Luis Mihovilcevic, Cecilia Heredia, Juan Andralis, Sonia Rodríguez, Carlos Marcaida, Gloria Villa, Juan Perelman y Alberto Arias) firmaban con seudónimo, debido a la vigencia del terrorismo de Estado. Intervenían en marchas, protestas y reuniones políticas, colaboraban con organismos de lucha por los derechos humanos y con familiares de detenidos-desaparecidos. A su salida del grupo, pasa “a formar parte, en 1988, del equipo de periodistas del periódico de las Madres de Plaza de Mayo”. Desde 1980 simpatizaba con el Partido Obrero y en 1989 se produce su incorporación plena en un círculo de “intelectuales y profesionales” cuyo responsable era Pablo Rieznik, un gran compañero. Lejos de ser “enviado a la célula del gas”, como cuentan los surrealistas franceses que les ocurrió en el Partido Comunista, los compañeros me invitaron a impulsar y formar parte del círculo de artistas. Por la sencilla razón de que el Partido Obrero, enemigo radical del stalinismo, tenía en ese momento, en lo fundamental, una línea opuesta al antiintelectualismo insustancial de algunas organizaciones de izquierda y al prointelectualismo oportunista de otras. Allí escribimos manifiestos y notas y editamos algunos números del boletín Arte y Revolución, de breve vida, pero muy interesante. Logramos cierta influencia en medios culturales, educativos y artísticos. Años después, hacia el 2000 y 2001, formé parte de la agrupación Lucharte y viví en forma intensa y militante el periodo del Argentinazo, incluidas sus asambleas populares.

Escribe para la revista del PO En Defensa del Marxismo (Nº 5 y Nº 18). Desde 2010 funda junto con Danara Borge el Espacio Rosa Luxemburg, para recopilar y difundir la obra y la acción política de la revolucionaria alemana. Consecuente con su visión revolucionaria, en 2019 apoya a la fracción disidente del PO y repudia la expulsión de Jorge Altamira, Marcelo Ramal y otros 1200 militantes. Este 24 de Marzo se había sumado “con orgullo a la columna del Partido Obrero Tendencia”.

En 2003 funda el Centro Jacobo Fijman. Desde 2006 participa del Colectivo Signos del Topo en redes sociales y dirige la revista homónima, con publicación de libros, plaquetas y afiches. Como escritor, publicó relatos (Las muertes) y poemas Himnosis, 1 (1985); Lo (19 poemas), (1987); Actas del Hoambre (1990); Primeros poemas (1974-79), (1993); Poemas de Lo (2014) y Gretel, un día un año (2019). Su obra reunida se iba a titular Margen meridiano.

Como editor, destaca la antología poética 80 vueltas al mundo de todos los días, de Alberto Luis Ponzo (1916, Buenos Aires-2017, Castelar), en 1996, y San Julián el Pobre (relatos, 1988) y un primer tomo de las Obras (1923-69) de Jacobo Fijman, en 2006, quedando a su muerte “muy avanzada la preparación del segundo tomo de las Obras (1923-69) de Fijman.

Alberto Arias: tus compañeros y compañeras nos quedaremos con el lema surrealista que habías elegido para vivir: ...“libertad, amor, poesía“... y en cada marcha y cada poema sentiremos que estás presente, ¡ahora y siempre!

Eugenia Cabral
[publicado en “Política Obrera Revista”. Partido Obrero Tendencia]



6Alberto a. Arias (1954-2021): la poesía ligada a la revolución

 

Alberto a. Arias, así, con la a del segundo nombre en minúscula, como él la escribía, nació en 1954 en 9 de Julio, ciudad de la provincia de Buenos Aires. En 1979 funda y dirige la revista Poddema, cuyo nombre proviene de Ici, Poddema, título de un libro del poeta belga, nacionalizado francés, Henri Michaux. Ese mismo año crea el Grupo Surrealista Signo Ascendente, que desarrollaría sus actividades hasta 1987. El grupo desarrolla una intensa actividad poética y política en los años de la dictadura y durante el gobierno de Raúl Alfonsín.

Desde muy joven se interesó por la obra del poeta Jacobo Fijman, nacido en territorios de la actual Moldavia y llegado a la Argentina a los cuatro años de edad, que padeció la internación en una institución para patologías mentales, donde residió hasta su muerte. Alberto ordenó y recopiló en Obras (1923-69) los textos de Fijman.

Alberto adhirió siempre a los postulados artístico-existenciales del surrealismo. En Signo Ascendente, grupo surrealista militante influido por dos vertientes revolucionarias, la del surrealismo y la del marxismo, y ligado a grupos surrealistas franceses, que desarrollaba intervenciones callejeras. Disuelto el grupo, en adhesión constante a los postulados vitales e intelectuales de André Breton y sus aliados. Siempre consideró que ser surrealista implicaba “la lucha irrenunciable por la libertad, el amor, la poesía, la revolución emancipadora, la superación de la prehistoria humana y de la ‘civilización bárbara’”.

Fue parte del Colectivo Signos del Topo, que administra el blog Signos del Topo y dirige la revista homónima, además de publicar libros, plaquetas y afiches. Desde 2007 ha difundido por las redes artículos, poemas y pronunciamientos artísticos, culturales y políticos. Y fundó, junto con Danara Borge, el Espacio Rosa Luxemburg, donde difundió la obra de la gran revolucionaria polaca.

En sus últimos años se dedicó Margen meridiano, título que dio al conjunto en preparación de la que consideraba su obra.

Poemas, notas y artículos de su autoría se han divulgado, entre otros, en las revistas Cultura, Show, Poddema, Signo Ascendente, Crisis (segunda época), Clepsidra, Hojas del Caminador, En Defensa del Marxismo y Signos del Topo, así como en los diarios La Voz, La Razón, en los periódicos Madres de Plaza de Mayo, Nueva Presencia, Prensa Obrera, La Estación, Redes Norte, Cuentos y Poemas, y en los boletines Arte y Revolución, Garabatos y Lucharte, entre otros medios.

Entre sus publicaciones, podemos nombrar Los sueños (con el artista Luis Morado; edición artesanal, firmada y numerada, en formato caja), el volumen de relatos Las muertes y los poemarios Himnosis 1 (antología), Lo (19 poemas), Actas del Hoambre, Primeros poemas (1974-79), Poemas de Lo y Gretel, un día un año (Libro 1 de Las Soleónicas).

Alberto fue simpatizante y, durante un tiempo, militante del Partido Obrero y de LuchArte. Y durante toda su vida adhirió al trotskismo y al internacionalismo proletario. En sus palabras: “No tengo patria, soy internacionalista. Mi matria/patria deseada, que debería concretarse en este siglo 21, es la Internacional proletaria y socialista, que debería ser fundada, expandida e instalada en el mundo entero si queremos que sea auténtica y triunfante; es decir, si deseamos que la humanidad (a la fecha, más de siete mil millones de habitantes) tenga alguna esperanza de salir de su ‘prehistoria’. Mientras no exista, me sentiré inevitablemente ‘apátrida’ y ‘amátrida’. Vale aclarar: esta Internacional jamás debería ser un ‘aparato’ sino la asociación más masiva, ágil, igualitarista y efectiva posible, en función de la humanidad deseable”.






Algunos poemas de Alberto a. Arias


Alturas del poema

Cuando escribo y cava mi mano en un ritmo de lenguaje alado,

imprecisión a paso franco

de todos los colores colorida y por todas las palabras hablada,

no hay modo de volver atrás:

así vuela el ave estrepitosa o calma en las olas del viento

o da el mar frutos de larga vida para poblar el mundo

o se tiende un puente entre dos orillas

o se canta para el niño una incógnita canción.

(1985)

 

La divisa en la frente

Pase lo que pasare—

como bola de fuego a través del hielo

o pedazo de locura a través de la ciudad —

                                                                nada de patria jamás

Pase lo que pasare—

si a contraluz escribo con la pluma anclada

en mi alta noche encallada en el fablar —

                                                                nada de patria jamás

Pase lo que pasare—

con cada para-sí… sin ton, ni son, ni ser…

en el mero hacer y deshacer de sociedad —

                                                                nada de patria jamás

Pase lo que pasare—

mientras late doble el corazón en cada puño

atrapado en la masiva ola inmensidad —

                                                                nada de patria jamás

Pase lo que pasare—

al poder todo el poder y después del poder

contra dineros, guerras, señor y propiedad —

                                                                nada de patria jamás

Pase lo que pasare—

cuando la dulce lengua indígena forme el mundo

y más y más se haga amor, poesía y libertad —

                                                                nada de patria jamás

(1993-2001)

 

El nombre

A este ser que un cierto día fue

podrán hundirlo en las brumas gélidas de Auschwitz y Treblinka.

Podrán fundirlo en los campos de exterminio de la argentina Patria

o sepultarlo bajo los escombros de la heroica, altiva Gaza.

Tal vez busquen ahogarlo en las aguas de las tierras de los pilagá

                masacrados y casi olvidados —

Eso: podrán intentar que lo olviden, y olvidarlo.

Les place sin duda desangrarlo, desgarrarlo, desmembrarlo.

Más aún: gozan con arrojarlo en la fosa común, incinerarlo,

arrojar cal viva y madera muerta sobre los despreciados despojos —

Eso: intentarán que lo desprecien, y despreciarlo.

Podrán levantar un muro, una montaña, multiversos de silencio.

Podrán sumir el mundo todo en la parálisis, el terror y el espanto. —

Podrán eso y esto y aquello — y mucho, mucho más.

Pero jamás podrán —jamás—

hacerlo… d e s a p a r e c e r.

Porque este ser que un cierto día fue,

tuvo un nombre y fue… n o m b r a d o.

(24 marzo 2016) (A 40 años del genocida golpe cívico-militar en la Argentina.)



El sol oculto de Monelle y Marcel

De la mano de Marcel,

emergió Monelle de las penumbras del mar que me tenía cautivado

en la hora previa al crepúsculo.

Apenas recordaba yo sus palabras antiguas,

nuevas en boca de Marcel,

pero el viento ululante y helado como una medusa abisal

volcó en mis oídos el alfabeto primigenio de Monelle:

“No ames tu dolor, puesto que no ha de durar”.

Marcel la abrazó entonces

para que el congelante mar no les impidiese hablar y ser felices

                en el “momento fulgurante”:

“Agota en cada momento la totalidad positiva y negativa

                de las cosas”.

Y Monelle redobló ese abrazo fundente

para no sucumbir ambos en el vórtice azaroso de una torpe nada

sino en el fluir de la vida muerta y la muerte viva:

eterno río fugaz, constelación esplendente,

fulguración del universo inaccesible.

Delante de mí, en el ocaso de la luz,

los cuerpos enlazados de Marcel y de Monelle

se iluminaron poco a poco

hasta alcanzar una apariencia de roca arenisca

tocada por la baba de un sol oculto.

Recordé entonces lo que Monelle — ¿o acaso fue Marcel? —

sentenciaba, en el remolino de pasadas penumbras:

“No te preocupes por tu libertad: olvídate de ti mismo.

Sé el alba mezclada con el crepúsculo”.

(octubre 2017)

 

Pedido de un cadáver

Recuerden que fui un animal pletórico

                                    de impulsos y destrezas—

un árbol frondoso de saberes y deseos—

un surco vivo, una pendiente al acaso—

el ocaso de un breve sol.

Si me guardan en una caja

pronto seré carne triste

y peor aliento.

Sólo la materia del sol nos libera

                                    de las lindes del espacio —

y también del tiempo.

(29 abril 2019)

Eduardo Mileo
[publicado en “PrensaObrera.com”. Partido Obrero]

sábado, 6 de marzo de 2021

Misivas de Lenin y Luxemburg en plena revolución alemana de 1918 [“ROSA VIVE en la revolución proletaria y socialista”, 1]

 [Por: Rosa Luxemburg, V. I. Lenin y Espacio Rosa Luxemburg]



“ROSA VIVE en la revolución proletaria y socialista”, 1

Presentación

 

    “ROSA VIVE en la revolución proletaria y socialista”. Hemos dado este título a nuestra conmemoración de los 150 años del nacimiento de Rosa Luxemburg. La iniciamos orgullosamente dando a conocer en castellano estas dos misivas que muestran la confluencia política y práctica de Lenin y Rosa en los días álgidos de las revoluciones en Rusia y Alemania (1917-18).

    Recordemos que Rosa es asesinada por los socialdemócratas mayoritarios el 15 de enero de 2019, pocas semanas después del envío de estas misivas. Había nacido en Zamosc, Polonia, el 5 de marzo de 1871, es decir, en los días decisivos de la instauración del primer gobierno obrero en el mundo, en la Comuna revolucionaria de París.

    Mucha tinta ligera y deslucida, cuando no falsa o tergiversadora, ha corrido acerca de este vínculo político, teórico y personal entre los dos grandes líderes revolucionarios, Lenin y Rosa; las dos misivas que presentamos nos los muestran, con ajustadas palabras, unidos firmemente, hermanados en lo máximo a que puede aspirar un revolucionario: la colaboración sin condiciones para el instante supremo de la revolución proletaria, allí donde confluyen –en todos los planos– los caminos de la conciencia, el esfuerzo, la entrega y el valor personal y colectivo.

    La misiva de Rosa (quien había sido liberada de la prisión de Breslau apenas un mes antes) está escrita en términos elusivos, para sortear la censura y represión del momento, y nos muestra el esfuerzo de Luxemburg y los espartakistas por coordinar sus acciones con los bolcheviques e intervenir juntos en el proceso revolucionario abierto. La de Lenin, escrita en el corazón de la dictadura revolucionaria y proletaria triunfante que logró barrer a la burguesía y comenzar a transformar el mundo (¡atendamos a su fecha, octubre de 1918: un mes antes de lo que se considera el comienzo propiamente dicho, en noviembre, de la insurrección obrera espartaquista en Alemania!), saluda sin ambages, con lucidez, los esfuerzos revolucionarios de sus camaradas del grupo Spartakus, que dos meses después de esta misiva estarán fundando el Partido Comunista de Alemania, con Rosa Luxemburg, Karl Liebknecht y otros valiosos luchadores marxistas al frente.

    Como siempre decimos, los ríos de tinta falsa se lavan con las aguas puras de las palabras de los propios revolucionarios. Por supuesto, no contamos en todo momento con la posibilidad de hacer llegar dichas palabras a los trabajadores conscientes. Pero hoy, en la segunda década del siglo 21, lo que sucedió hace 100 años en un mundo convulsionado por la guerra imperialista y el saqueo a los trabajadores y los pueblos, nos debe servir para orientarnos en la situación revolucionaria y “pandémica” del presente, donde el capitalismo cruje y se agrieta a toda velocidad, con el agravamiento que esto implica para la vida real de las masas de trabajadores ocupados, desocupados, precarizados y pauperizados de todo el mundo.

    Hoy como ayer, solamente las revoluciones proletarias y socialistas victoriosas y confluyentes podrían ser capaces de trastornar el horizonte de explotación, guerra y barbarie del capital y abrir el horizonte de la verdadera vida para casi ocho mil millones de seres humanos y una naturaleza en proceso de devastación.

    Se cumple ahora el 150 aniversario del nacimiento de Rosa Luxemburg. Lo festejamos, pero en verdad para nosotros Rosa y sus posiciones políticas, sus enseñanzas, están presentes todos los días de nuestra vida, y lo seguirán estando.

    Cuando tantos falsarios y cagatintas, enemigos de la revolución, se ganan unos pesos o un poco de “prestigio” garrapateando a todo apuro una nota llena de falsedades sobre Rosa Luxemburg, nosotros continuaremos haciendo conocer –lo más claramente que podamos– su obra, su vida y su lucha. Al identificarla con la revolución mundial misma, podemos decir con toda claridad: “ROSA VIVE en la revolución proletaria y socialista”. En las de ayer, en las de hoy y en las de mañana, hasta la derrota definitiva del capital y sus sociedades divididas en clases poseedoras y desposeídas, explotadoras y explotadas.

 

(5 de marzo de 2021)

Espacio Rosa Luxemburg

 

 

Misivas de Lenin y Luxemburg

en plena revolución alemana de 1918

 

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Misiva de Lenin a los camaradas del grupo "Spartakus"


Enviado a Berlín el 18 octubre 1918



    Queridos camaradas,


    Nos enteramos hoy que el grupo Spartakus, con el grupo radical de Bremen, toma las medidas más enérgicas para ayudar a crear los Soviets [Consejos] de obreros y soldados en toda Alemania. Aprovecho esta oportunidad para expresar nuestros mejores deseos a los internacionalistas socialdemócratas revolucionarios en Alemania. La actividad del grupo alemán Spartakus, que llevó a cabo una sistemática propaganda revolucionaria en las condiciones más difíciles, ha verdaderamente salvado el honor del socialismo alemán y del proletariado alemán. La hora decisiva ha llegado: la revolución alemana que madura rápidamente impulsa al grupo Spartakus a realizar tareas de la mayor importancia, y todos esperamos firmemente que pronto la república proletaria socialista alemana le dará el golpe decisivo al imperialismo mundial.
    Espero que el libro sobre el renegado Kautsky [1] contra la dictadura del proletariado también sea de alguna utilidad. La justeza de lo que siempre afirmó el grupo Spartakus contra los kaustkyanos será confirmada, y las masas se liberarán antes de la influencia disolvente del señor Kautsky y Cía.

    Con mis mejores deseos y con la firme esperanza de que en un futuro cercano podremos saludar la victoria de la revolución proletaria en Alemania.


    Su N. Lenin

 [Fuente original: Lenin, Œuvres, Tome 35, Paris - Moscou, Éditions sociales - Éditions de Moscou, 1964, pp. 378-379.]

 

NOTAS:

[1] Se trata de “La revolución proletaria y el renegado Kautsky”, escrito por Lenin ese mismo octubre de 1918.

 

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Misiva de Rosa Luxemburg a Lenin

 

20 diciembre 1918

 

    Querido Vladimir,

 

    Aprovecho el viaje del tío [1] para enviarles saludos de nuestra familia [2], de Karl [3], de Franz [4] y de los demás. Dios quiera que el año que viene se vean todos nuestros deseos cumplidos.

    ¡Los mejores deseos!

    El tío te dirá cómo estamos.

    Mientras tanto, un apretón de manos y cordiales saludos.

 

Rosa.

 

Notas:

[1] El tío en cuestión es Eduard Fuchs, quien fue a Moscú en diciembre de 1918 como emisario de los espartaquistas para informar a Lenin sobre la situación en Alemania y la discusión acerca de la formación de la nueva Internacional. (Referencia tomada de la publicación del Collectif-Smolny.)

[2] Los espartakistas.

[3] Karl Liebknecht.

[4] Franz Mehring.

 

[Fuente original: Rosa Luxemburg: J’étais, je suis, je serai ! Correspondance 1914-1919. Textos recopilados, traducidos y anotados bajo la dirección de Georges Haupt por Gilbert Badia, Irène Petit, Claudie Weill. París, 1977, Éditions François Maspero, Bibliothèque Socialiste n ° 34, p. 367.]

 

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[Fuente de ambas misivas: www.collectif-smolny.org ]

Notas y versión del francés: Alberto a. Arias

 

jueves, 25 de febrero de 2021

Expresión y protesta. Memorias de un estallido social [en Chile]

 [por: Jano Lepinado]



Signos del Topo (creaciones / críticas / culturas) comparte con gusto el envío del compañero Aníbal Ortizpozo, que dice:

 

    El Taller Ortizpozo comparte y recomienda este libro digital, "EXPRESIÓN Y PROTESTA. MEMORIA DE UN ESTALLIDO SOCIAL" que recopila parte del arte callejero del estallido social chileno. Esperamos que lo disfruten y difundan.

    Les dejo el link:

https://online.fliphtml5.com/lkdcr/mcfk/?1613526503180

    "Hace mucho tiempo que tenía este proyecto detenido. Hoy lo terminé y ya que no puedo (por temas económicos) llevarlo al papel como un libro físico, lo comparto con ustedes, ya que todo el trabajo y dedicación que puse en ello, me gustaría que lo vieran todos, además que todo el “arte” que hay detrás les pertenece a todos. Es una recopilación de material que lamentablemente ya no existe y que no debemos olvidar.

Si le gustó compártalo!" Jano Lepinado


lunes, 22 de febrero de 2021

Un suceso revolucionario (La edición completa de ‘Literatura y revolución’ de León Trotsky)

 [por Alberto a. Arias]



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“LITERATURA Y REVOLUCIÓN”, de LEÓN TROTSKY, Edición y traducción a cargo de Alejandro Ariel González, publicada por la organización Razón y Revolución en Buenos Aires, ediciones RyR, 2015, 882 págs.)

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                                                                         “El ser de la revolución es transitorio.”

                                                                   (León Trotsky, en Literatura y revolución)

 

 

    Hay libros que uno espera durante años sin tener certeza de si los verá impresos alguna vez. Así, se convierten con el tiempo en objetos que, dicho sin exageración, portan una poderosa carga libidinal. Cuando por fin aparecen puede suceder, como pasa con la atracción entre dos seres, que nos hagan temblar de emoción.

    Por razones que en un texto posterior expondré, no voy a esquivar el uso de la primera persona del singular en este escrito. Van a cumplirse ya seis años de la aparición de este voluminoso libro del que hoy me ocupo. Por esas “cosas de la vida”, todo este tiempo no le pude dedicar atención a este logro editorial, del que ya había tenido alguna noticia y me interesaba mucho. Solamente cuando me vi obligado a buscar un artículo que debía de figurar en él (“El suicidio de Maiakovski”) me encontré de pronto, sin esperarlo, y para gran sorpresa y alegría, con el ejemplar de casi 900 páginas editado por Razón y Revolución.

    Desde entonces, este libro ha pasado en mi biblioteca a formar un tríptico especial con dos cumbres de la traducción realizadas por notables poetas: los ‘Sonetos’ de Shakespeare por Agustín García Calvo y la ‘Comedia’ dantesca a cargo de Ángel Crespo. Y, por su calidad de libro “esperado” (especialmente por la necesidad de que “ponga las cosas en su lugar”) se me ocurre compararlo con lo que han significado para mí, oportunamente, los “Apuntes biográficos de César Vallejo” escritos por Georgette de Vallejo.

    Conocía la existencia de ediciones de Literatura y revolución sin mayor rigor, que pululaban por bibliotecas y librerías, y contaba con la edición de El Yunque (Buenos Aires, 1974) que ahora he podido cotejar con la edición completa.

    Sin exageración alguna, se puede afirmar que gracias a esta nueva edición se conocerá en castellano ¡por vez primera! esta magnífica obra. La reunión en un solo libro de un centenar de artículos, notas y ensayos (algunos muy extensos) de León Trotsky que conciernen al arte, la literatura, la cultura y la revolución socialista, constituyen un verdadero acontecimiento.

    Sin embargo, no hay que dejar de mencionar el carácter tardío, política e históricamente hablando, que ha tenido esta edición completa en castellano. Merecería un capítulo aparte, si no un ensayo entero, intentar explicar por qué y cómo tuvo que pasar ¡casi un siglo! para que contáramos con este privilegio.

    No estoy en condiciones de juzgar la calidad específica de la traducción de Alejandro A. González. Para eso sería imprescindible no solo conocer el idioma ruso y el arte de la traducción, sino también cotejar los materiales originales que dan origen a este inmenso trabajo. Obviamente, es una tarea imposible para mí. Pero hay muchos elementos que me permiten considerar, mucho antes de leerlo completo, que estamos ante una edición extraordinaria en aspectos fundamentales.

 

 

La “triple” completitud

 

    Esta edición se merece el primer gran elogio debido a su completitud en un “triple” aspecto: a) se trata de la versión completa de la edición original, b) ha sido traducida del original en ruso, y c) ha sido enriquecida con una gran demasía: numerosos textos que cubren un crucial periodo de cuatro décadas (1900-1939) de la vida intelectual y revolucionaria de León Trotsky y que ninguna otra edición ha incluido.

    ¿Cómo resaltar aun más la importancia de este suceso? Quizá diciendo que ni los hablantes de los idiomas francés, inglés y portugués –por solo mencionar algunos de “occidente”– tienen el privilegio del que estamos disfrutando. Hasta donde se conoce, Literatura y revolución se ha publicado completoademás de en su idioma original– solamente en castellano, italiano y alemán.

    Dejo la palabra al propio traductor, Alejandro A. González, quien ha resumido mejor que nadie la importancia de la presente edición:

    «Sin embargo, en este mosaico de ediciones [en castellano] es posible establecer algunos hechos. Primero, el que ya nos hemos anticipado a anunciar, y es que todas las ediciones castellanas han ignorado la segunda parte del original ruso de 1923. Segundo, que esa primera parte que sí fue publicada difiere notablemente entre las distintas ediciones en cuanto al contenido y a la estructura del texto. Tercero, que los escritos de Trotsky sobre arte, cultura, ciencia y literatura incluidos en los apéndices [de esas ediciones] no responden a ningún criterio de ordenamiento, sea este cronológico o temático: artículos de distintas épocas y lugares aparecen allí poco menos que ‘amontonados’, uno al lado del otro, lo que de alguna manera dificulta el seguimiento de ciertas ideas, reflexiones y preocupaciones del autor a lo largo de los años; como la selección de artículos tampoco es exhaustiva, muchas líneas del pensamiento del autor quedan truncadas en esas ediciones. Cuarto, que en lengua castellana no hay traducciones completas de Literatura y revolución hechas a partir del original ruso.”

    A lo que hay que agregar –como lo indica el traductor mismo en una nota al pie– que de esta obra solo se ha “encontrado una traducción fiel de la primera edición de Literatura y revolución en una edición alemana que data de 1994”. [Resaltados míos]

    ¡Impresionante, si tenemos en cuenta que ha pasado casi un siglo desde su primera edición en la Unión Soviética!

    Tal es la importancia que caracteriza este suceso a la vez literario, cultural, político y, en definitiva (por los contenidos tratados) histórico-revolucionario.

 

 

El notable  trabajo del traductor

 

    Por todos lados se hacen evidentes en esta edición las señales de un arduo trabajo profesional-intelectual, que trasciende la traducción en sí misma, aunque incluyéndola. Su ‘Nota preliminar’ deja claro testimonio de ello.

    Alejandro A. González desmenuza concienzudamente la genealogía de la edición en castellano de esta obra. Muestra cómo se ha guiado por criterios cuyo norte ha estado en lograr la autenticidad y coherencia necesarias para que los escritos del revolucionario lleguen al lector del mejor modo y de la forma más completa, poniendo orden (incluso cronológico, lo cual para un material como este es asunto clave) y enriqueciendo el derrotero con información y numerosas notas, muchas de ellas imprescindibles.

    Del cotejo parcial que he realizado de la obra (Advertencia: Me he limitado al cotejo –del prólogo y de la Parte I completa del libro original– con la edición de El Yunque que tengo a mano), surge que la edición de El Yunque (en adelante Ed-EY), de 1974, presenta numerosos cortes, saltos, faltantes y errores muy importantes en los textos que publica. Daré algunos ejemplos:

    –En la Ed-EY, el “Prólogo a la primera edición” aparece sin las dos últimas y densas páginas de la edición original, en la que LT se refiere a los textos de la segunda parte de su recopilación. En las mismas le dedica largos párrafos a la cuestión de –ni más ni menos– la censura en la revolución.

    –Tampoco aparece en la Ed-EY el breve (y fundamental) ‘Prólogo a la segunda edición’, en el que Trotsky afirma: “En cuanto a la posición de principios expresada en este libro respecto a la creación artística, no veo ningún fundamento para introducir en lo ya escrito modificación alguna”. (En mi próximo artículo veremos la importancia de esta sencilla afirmación.)

    –En el capítulo I, “La literatura ajena a Octubre”, falta un total de 6 muy densas páginas dedicadas al deplorable “filósofo” Rózanov y al escritor Bieli (uno de los llamados “decadentes”, a quien le dedica un contundente análisis de 5 páginas). Este faltante de la Ed-EY nos ha privado, por ejemplo, de conocer esta temprana e importante afirmación de Trotsky: “La escuela psicoanalítica austríaca (Freud, Jung, Albert Adler, etc.) hizo un aporte infinitamente mayor en relación al problema del papel del aspecto sexual en la formación del carácter de la persona y de la conciencia social”. [Allí ‘Albert’ es errata por ‘Alfred’.]

    –En el capitulo II, “Los compañeros de ruta literarios de la revolución”, del total de 33 páginas densas que abarca, en la Ed-EY faltan… ¡24 páginas!, es decir, casi 3/4 partes del capítulo. Este faltante nos había privado hasta ahora del análisis de Trotsky sobre Nikolái Kliúiev, Los Hermanos de Serapión, Boris Pilniak, el grupo ‘Cambio de Rumbo’, Marietta Shaguinian, una reflexión sobre el neoclasicismo y, sobre todo, una breve (¡y hasta hoy casi desconocida!) primera nota de Trotsky sobre Serguei Esenin (que no es la muy difundida nota posterior sobre el suicidio del poeta). Para más señas, digamos que de las excelentes (y hasta ahora prácticamente desconocidas) ¡ocho páginas! dedicadas a Boris Pilniak hemos extraído la frase que elegimos como epígrafe del presente escrito: “El ser de la revolución es transitorio”.

    –En el capítulo IV, “El futurismo”, brilla por su ausencia (en la Ed-EY) ni más ni menos que una “Carta del camarada Gramsci sobre el futurismo italiano”, que comienza: “He aquí las respuestas a las preguntas que usted me planteó sobre el movimiento futurista italiano…”.

    –En el capítulo IX, “La política del Partido Comunista Ruso hacia la literatura”, difundido en otras ediciones y lugares como “El Partido y los artistas”, la Ed-EY hace desaparecer dos páginas del diálogo –previo a su discurso– entre Trotsky, Vardin y Raskólnikov que enriquece y ayuda a situar su intervención en el marco de esta “reunión sobre literatura”, en verdad un importante plenario de debate dedicado a la política del partido frente a la literatura, el arte y la cultura. Del mismo participaron miembros y “trabajadores destacados de nuestro partido”, además de “representantes de todas las organizaciones, grupos y corrientes más o menos importantes de la literatura actual”. Trotsky fue uno de una veintena de oradores, muchos de ellos importantes dirigentes del partido (Lunacharski, Radek, Bujarin, etc.). (Dicho sea de paso, lo sostenido por él en este plenario es muy importante para lo que discutiré en mi próximo artículo acerca de las posiciones de Trotsky sobre el arte, la literatura y la cultura.)

 

    A estos cortes y faltantes podemos agregar muchas cuestiones de traducción y la existencia, en la Ed-EY, de algunas aberraciones “tipográficas”, sin duda involuntarias. Para dar un solo ejemplo: en el ya citado capítulo “La literatura ajena a Octubre”, a unos cuatro “versos” (horribles) de un español reaccionario que desde París alienta a los generales contrarrevolucionarios, la Ed-EY los convierte en seis “versos” al adosarle dos frases con las que Trotsky cierra el parágrafo.

    Aquí no quiero dejar de mencionar que la Ed-EY nos dejaba con las ganas de conocer la dedicatoria original del magnífico libro. Esta reza: “Dedico este libro a Cristian Guéorguievich Rakovski, luchador, hombre, amigo”.

    Con la muestra de este cotejo parcial con la edición de que dispongo he pretendido darles a los lectores un mero “pantallazo”. (Me informan ahora que hay una edición de Ruedo Ibérico con numerosos textos de diversas épocas, pero esta tampoco incluye la segunda parte de la edición original compilada por Trotsky.) Para que se tome real dimensión de lo que esta edición completa significa, solo diré que faltaría cotejar con diversas fuentes y ediciones un bloque de… ¡500 densas páginas de los textos de Trotsky! No sé qué podría depararnos este tedioso ejercicio, si acaso alguien tuviera fuerzas y tiempo para hacerlo.

 

 La cuestión de fondo. Introducción a una discusión fundamental

 

    Me limité hasta ahora a la recensión crítica del aspecto técnico y literario-histórico de esta edición. Aunque muy importante, sin duda no es lo decisivo. Lo decisivo es la cuestión político-social, artística, cultural y revolucionaria socialista que incluye, abarca y atraviesa esta obra –y de ahí sus posibles análisis críticos y debates.

    Esta edición incluye un estudio preliminar que ocupa las primeras 190 páginas. Sus autores, Rosana López Rodríguez y Eduardo Sartelli, le han puesto por título “Un largo y sinuoso surco rojo. Trotsky, la literatura y la revolución”. Debo aclarar, con respecto a este estudio preliminar, que hasta ahora apenas lo he “hojeado”, yendo de aquí para allá, de ida y de vuelta, buscando y marcando frases que pudieran orientarme acerca de la discusión planteada por los autores y sus posiciones principales. Leer detenidamente este ensayo de 190 páginas y rebosante de información variada, análisis y caracterizaciones (estas a menudo muy polémicas), para luego hacer una crítica, me llevará un buen tiempo.

    Del estudio preliminar se puede mencionar que el propósito declarado por los autores es: combatir las lecturas “sagradas”, “religiosas”, de la obra de Trotsky y su “caricaturización”; combatir las “caricaturas” (según afirman, “anarquista-conservadora” la una y “liberal-trotskista” la otra) fabricadas –señalan– por la mayoría de sus seguidores; afirmar que “durante la primera etapa de la revolución la política de Trotsky es claramente utilitarista” y que “en los años ’30”… “parece…” “abrazar una fórmula claramente liberal…” “con un alto grado de oportunismo”; demostrar que “es falso que Trotsky promoviera ‘Toda la libertad para el arte’ ” y demostrar que su redacción del ‘Manifiesto por un arte revolucionario independiente’ es un hecho oportunista; demostrar que Trotsky no tenía una política para el arte y la cultura; sostener que, por su determinada concepción cultural, no supo comprender que el problema de la cultura en la revolución es el problema de la conciencia; que, por lo tanto, carente de esa base, su oposición a las concepciones favorables a la literatura, el arte y la cultura proletarios (que estarían representados en la Unión soviética sobre todo por el Proletkult), el “realismo socialista” y las políticas burocráticas en este campo, estuvo determinada por su “falta de concepción estratégica más general de la política y, en especial, de la política partidaria”; que todo esto implica que, para Trotsky y los trotskistas, “no hay ninguna lucha política que dar entre los intelectuales, que los obreros no tienen incorporada la ideología burguesa y que no hay que luchar en su cabeza contra ella”; que “las contradicciones de Trotsky [en este terreno] resultan en paradojas inoperantes” y que “la más importante [de las paradojas] es la que pretende que la negación de toda política (esto es, finalmente, la consigna ‘toda libertad al arte’) es una estrategia política”.

    Es cierto que en las páginas mencionadas no le escatiman algún elogio a León Trotsky y a su ‘Literatura y revolución’: “Indudable capacidad intelectual” y “formidable texto”. Y, al final del ensayo, dicen: “Indudablemente, lo más importante de ‘Literatura y revolución’ es la reivindicación de una concepción artística [¿es una errata? ¿habrá que leer aquí ‘política’ en vez de ‘artística’?] del arte como ‘educación sentimental’ a través del ‘conocimiento de la vida’. Hay aquí una base filosófica para una política artística y cultural de grandes perspectivas.”

    Como se ve, mucho por discutir, además de los múltiples “hilos” polémicos que se vislumbran recorriendo incluso someramente el largo estudio crítico.

    Pero todo indica que el hilo cordial de la discusión no es un problema de ‘caricaturas’ y ‘caricaturizadores’ sino la discusión sobre la libertad posible en el campo del arte y la cultura e, inseparablemente (porque no podría ser de otra manera) en la revolución socialista misma.

    En verdad, no considero que los autores se estén autolimitando por su declarada intención de combatir una “caricatura” equis o un determinado modo “religioso” de leer a Trotsky (y a otros “clasicos”). Su intención (que reivindican como “científica”) va mucho más allá, y Trotsky es la buena excusa, es decir: una excusa de alta calidad.

    Se me ocurre que con esta edición revolucionaria (que está muy bien hecha y en la que Razón y Revolución ha puesto tanta energía, esfuerzo y dinero) sucede algo así como lo que pasaría si alguien, para combatir la posición “catastrofista” en el marxismo, hubiese recurrido a realizar la edición completa y minuciosa de los Grundrisse (‘Manuscritos’) de Marx y de otros textos aledaños de Lenin, Luxemburg y Trotsky. En tal caso, los “catastrofistas” no podrían estar más que completamente emocionados, entusiasmados y agradecidos con los adversarios “anticatastrofistas”.

    Lo que Rosana López Rodríguez y Eduardo Sartelli (así como la organización Razón y Revolución) ponen en cuestión es el rol, la función y la potencia de la libertad en la lucha por el socialismo y en el socialismo mismo. Eso es lo que, en definitiva, me propongo discutir en un próximo artículo.