lunes, 10 de junio de 2013
La imparcialidad es artificial (Video)
domingo, 17 de marzo de 2013
Ante un nuevo Papa de los Ricos
sábado, 16 de marzo de 2013
La historia del soldado
El apogeo de la “gran industria” sirvió, en gran medida, para hacer música sinfónica en gran escala. Producto de ella es la fabricación de instrumentos en serie. De ahí en más es normal encontrar, a partir de 1860 aproximadamente, orquestas con más de 120 músicos. También sociológicamente considerada, esta pomposidad orquestal se correspondía con una época donde las burguesías centrales debían hacer notar su opulencia y poder. De alguna manera son “titanic” orquestales. El nombre de la primera sinfonía de Gustav Mahler se llama “Titán”. Inconscientemente, el título hace honor a una realidad de aquel entonces.
Pero el Titanic se hundió. Las grandes orquestas también, pero no del todo. Este gigantesco orgánico siguió siendo utilizado para las obras de los post-románticos como Richard Strauss, Gustav Mahler y Anton Bruckner. No así para las vanguardias como Anton Webern, Erik Satie, Arnold Schönberg o el mencionado Strawinsky.
Hasta 1914 los compositores innovadores tuvieron la posibilidad de contar con ese gran orgánico. Las “Piezas para orquesta”, Opus 6, de Webern; “El pájaro de fuego” y “La consagración de la primavera”, de Strawinsky, son una muestra de ello.
Durante la década del 20 los músicos europeos tuvieron que escribir obras de cámara o para orquestas, aunque sinfónicas, de no más de sesenta músicos. Pero esto no pasaba en la Unión Soviética. En las vanguardias de esa región la corriente que predominaba, al menos en el campo de la música, era el futurismo. Y los futuristas soviéticos aplicaban el concepto del ruido urbano y el ruido fabril en la orquestas, a diferencia de los italianos que usaban conceptualmente el sonido real (motores de aviones, automóviles, etc.). Ahora bien, para lograr esas sonoridades debían contar con una gran orquesta. A diferencia del mundo del mercado del arte, de los empresarios orquestales o teatrales del mundo capitalista, existía un Estado Obrero que ponía a disposición del artista todo lo que el artista necesitaba para su expresión. Por lo tanto, Aleksandr Mossolov, Nikolái Roslavets y el primer Dimitri Shostakovich, entre otros, podían dar rienda suelta a sus necesidades sensibles, sin ataduras.
Ciertamente, cruzando el Atlántico había una burguesía con los mismos fines que las otras burguesías, pero más nueva y emprendedora. Edgard Varese, quien compone en el Norte de América, tenía mucha semejanza con los futuristas soviéticos, si bien estéticamente estaba más cerca del dadaísmo y del surrealismo, rescata del futurismo el concepto de ruido y lo aplica en las grandes orquestas. Durante un tiempo esto se pudo hacer en los EE.UU. Exactamente hasta 1929. La gran depresión de ese año obligó a los músicos estadounidenses a utilizar instrumentaciones más chicas. Con el tiempo y superada la crisis, y aun en los “mejores” tiempos de los USA, la poca ayuda económica a las artes sonoras de vanguardia convierte a la música de cámara del siglo XX en una suerte de endemia generalizada durante décadas. A seguir escribiendo La Historia del Soldado, entonces.
En la Unión Soviética los músicos siguieron contando con grandes orquestaciones. Pero a partir de 1934 hubo un gran cambio. Se instala el realismo socialista, y si el futurismo es "ruidismo"… a Stalin no le gusta que la orquesta emita ruidos. El burócrata toma el lugar del empresario musical, dispone y censura. La gran orquesta no se usa para simular fábricas o aviones en movimiento, sino para enaltecer la patria “socialista”. El artista es, a partir de ese momento, regimentado. Desde ya, otro tipo de Historia del Soldado.
2.
En el año 1924 llega a nuestro país el compositor y violinista ruso Jacobo Ficher. Había sido 1er. Violinista de la orquesta Filarmónica de Leningrado y, ya radicado en la Argentina, escribe la obra “Poema Heroico”, que envía a la Unión Soviética a un concurso relacionado con los festejos de los diez años de la Revolución de Octubre. La obra de Ficher obtiene el Primer Premio.
En la Argentina de los primeros años del Siglo XX, la música culta, salvo el impresionismo de Alberto Williams, estaba anclada en una suerte de anacronismo nacionalista con la visión de la clase gobernante: el paisajismo gauchesco de La vuelta de Martín Fierro.
Ficher venía con todas las experiencias acumuladas de las vanguardias soviéticas, pero también con un gran conocimiento de la escena musical germana. Al llegar a la Argentina se encuentra con otra realidad. Recordemos que Marcel Duchamp vino en el ‘18 a “cubizar” Buenos Aires y volvió a Europa muy decepcionado por el poco interés que había por el arte de vanguardia en nuestro país.
En el año 1929 Ficher conoce a Juan José Castro y Juan Carlos Paz (quien se convertiría en un mito de la Vanguardia argentina). Estos compositores estaban muy interesados en el desarrollo de la música moderna. En ese año los mencionados, junto a José María Castro, Gilardo Gilardi y Luis Gianneo, forman el Grupo Renovación cambiando el reaccionario panorama de la música argentina.
Juan José Castro era, además, director de orquesta y trataba, en lo posible, de hacer escuchar la música contemporánea, internacional y nacional. Esto significó una enorme lucha porque debía enfrentarse a los programadores oficiales (en el caso de los organismos estatales) o de empresario teatrales (en el de los organismos privados). Sin embargo, fue una lucha solitaria, con el apoyo de los compositores, desde ya, pero con las espaldas de sus propios colegas de la dirección orquestal.
El lenguaje del Grupo Renovación era audaz en su época, pero los avances de Schönberg y Webern, en el campo de la dodecafonía, de Varesse en lo tímbrico, y de Haba y Carrillo en el microtonalismo, no son captados por sus miembros, salvo el caso de Juan Carlos Paz, que sí lo está y que en el año 1937 forma el grupo Nueva Música. Con Paz la integración de la música con las otras artes de vanguardia se hace notoria. Sus amistades, y concurrentes a sus conciertos, eran: Oliverio Girondo, Macedonio Fernández, Xul Solar, Aldo Pellegrini, Juan L. Ortiz, Julio Cortázar (quien llevará al adolescente Mauricio Kagel a un concierto de Nueva Música y que marcará el destino de este) entre otros.
Si el camino de Castro es solitario el de Paz lo es aun más. Si las dificultades para hacer música orquestal eran muchas para Castro, para Paz la dificultad se agudiza porque ya no cuenta con Castro por sus diferencias estéticas. Por más o por menos, la situación de la música orquestal o instrumental en general ha sido difícil. Si los músicos europeos, en medio de la crisis, tuvieron que escribir para el instrumental alla Historia del Soldado, con crisis o sin crisis, para el músico argentino escribir la Historia del Soldado es muy difícil.
Toda obra tiene costos. Una obra sinfónica necesita un orgánico previo estatal o privado. Una obra de cámara también, pero la buena voluntad y el interés de los colegas instrumentistas sirvió y sirve para difundir nuestra música. Pero el Estado… ausente.
Así como Ficher era la figura necesaria para inaugurar una etapa importante de nuestra modernidad musical, los músicos europeos exiliados, debido a la aparición del nazismo, contribuyeron en mucho al desarrollo de la música hecha en nuestro país. Desde ya sus conocimientos políticos y cómo organizarse colectivamente permitieron que en la década del ‘40 y ‘50 se realizara una gran cantidad de estrenos de obras argentinas. Pero económicamente, al no haber apoyo oficial (en la época de Perón eran perseguidos por sus estéticas y —no seamos inocentes— eran antinazis) decidieron volver a Europa, siendo allá reconocidos por su labor. Durante las casi dos décadas que vivieron en nuestro país no se les permitió hacer “escuela”.
En la Argentina se hace mucha música sinfónica. Pero en los programas no aparecen compositores argentinos. Esto es colonialismo cultural. En los últimos años también; aparecen festivales Internacionales de música contemporánea: 98% música extranjera, el 2 % nacional compuesto por obras de los compositores oficiales de siempre (algunos de ellos mentores del grupo llamado “músicos por Cristina”). Esto es también colonialismo cultural.
Las sociedades de compositores tenían derecho a un concierto anual con la Filarmónica de Buenos Aires en el Colón. Fue la forma más democrática de escuchar música nacional, debido a que no importaba trayectoria ni notabilidad ni ninguna de esas cuestiones formales-normales que usa el Sistema como filtro. Había un listado que era democráticamente respetado.
En la época del alfonsinismo la dirección Nacional de Música establece que las obras orquestales deben restringirse a figuras notables de nuestro medio. Si uno mira un diario de 1983 y ve cuáles compositores firmaron por la candidatura de Alfonsín, se dará cuenta de con qué facilidad se llega a ser notable.
Luego de la segunda guerra mundial, la llamada Segunda Generación de Compositores de Nueva Música tuvo una interesante posibilidad de contar con gran instrumental a su disposición. Esto en Europa, claro está. El tema de la “guerra fría” fomentaba la competencia. Los compositores de la URSS y del llamado “campo socialista” podían contar también con grandes organismos orquestales, pero ya a partir de Kruschev sin la presión del llamado “realismo socialista”. (Podemos aclarar que estamos haciendo una visión generalizada, porque hubo censuras en ambos lados, pero no es la situación que siempre se afrontó en la Argentina, donde a la censura política se sumó la histórica censura económica. Actualmente pasa algo interesante para aquellos compositores que viven tanto en los países que pertenecían al pacto de Varsovia como del "primer mundo": las orquestas están disponibles si te adaptas al Realismo Capitalista.)
En el año 1971 en Donauescchinger, Alemania, en un simposio “sobre la orquesta en un mundo cambiante” (así se llamaba) se habló sobre el hecho de que no se podía mantener los costos de un organismo Sinfónico y por lo tanto se consideró “bajar” la cantidad de obras contemporáneas de los ciclos de conciertos. Frente a esto reaccionó Mauricio Kagel con su obra Zwei-Mann-Orchester (Dos hombres orquestas), una monumental instalación de instrumentos habituales y otros ideados por el compositor. Esta protesta puede tener varias lecturas, pero lo real es que está planteada desde una visión contracultural; la obra se hizo varias veces en foyers de teatros y no dentro de un escenario, está trabajada desde un humor corrosivamente antisistema. La versión naif (y con todo el respeto al naive) que se hizo en el Centro de experimentación del Teatro Colón nada tiene que ver con la idea original, que además implicaba la visión efímera del sonido y el hecho en el momento. De hecho y del hecho quedaron grabaciones. Por alguna razón Kagel donó a un museo de arte contemporáneo la instalación. Tuvo que morirse para aprovechar la situación. Los revolucionarios en vida lo son. Muertos los quieren como inofensivos ángeles. Pero más allá de todo esta obra reduce la orquesta de cámara de “La historia del soldado” a dos músicos multi-instrumentistas.
El desarrollo de la Tecnología permite también la aparición de la orquesta digital, es decir con timbres orquestales “sampleados”, cuya ejecución es producto del sistema MIDI, por sintetizadores o programas instrumentales.
Desde un punto de vista autogestionario, estas nuevas formas de hacer música orquestal evitan la mediación del empresario teatral u orquestal, o el burócrata cultural cuando es estatal el organismo sonoro.
Ahora bien, si se llega a través de esta vía a la conclusión de que la orquesta tradicional está muerta para la necesidad de nuevas sonoridades, esa conclusión debe ser tomada por los músicos como fin de un hecho estético de máximas, pero no por las falencias de las políticas culturales de los Estados.
sábado, 9 de febrero de 2013
El boliche, la masacre y una subjetividad del desamparo
[por Damián A. Melcer]
El pasado domingo 27 de enero en Brasil, en
la ciudad de Santa María del estado de Rio Grande do Sul, murieron más de 200
jóvenes y más de 100 quedaron hospitalizados luego de que se incendiara un
boliche donde se encontraban festejando. La mayoría de las víctimas tenía entre
18 y 20 años.
Entre las victimas encontraron a dos integrantes
de la banda de música “Pimenta e seus Comparsas”, la cual fue responsabilizada
por el uso de fuegos artificiales en el escenario. Los que habrían causado que
se iniciara el incendio, según diversos comentarios.
La respuesta inmediata ante la pregunta
sobre los responsables de este hecho apuntó a los jóvenes y a los músicos que
llevaban adelante su actividad. Se estableció una comparación con la masacre
sufrida en el boliche Cromañón, en Buenos Aires, ocho años atrás y se instaló,
una vez más, la indignación sobre un tipo de comportamiento irresponsable y
desmedido de los jóvenes.
Los jóvenes fueron a divertirse un sábado
como cualquier otro. Los músicos fueron a ofrecer un show como cualquier otro
show al que tienen acostumbrado a su público. El empresariado sabía a quién
contrataba, era de público conocimiento que la banda –hasta el momento
inculpada– realizaba shows y bailes con “…
innovación en estructura, efectos visuales y pirotécnicos que hacen toda la
diferencia en la identidad exclusiva de la banda”, como figura en su propia
página web. Hasta aquí, entonces, nada nuevo.
Los músicos fueron a hacer lo que saben
hacer, lo que difundían y lo que se sabía. Los jóvenes fueron a hacer lo que
hacen en sus momentos de diversión. Tanto unos y otros se encontraron en un
nuevo terreno, un terreno desconocido; en definitiva, un terreno que auguraba
un desenlace mortal. Los jóvenes y los músicos ingresaron a un espacio que era
una trampa mortal, expresión última de inoperancias políticas, ineficaces
controles y negocios empresariales.
El boliche es la trampa
Como afirmó el diario O Globo, había una sola posibilidad de salida que era la puerta
principal. El boliche se constituye en “una trampa mortal”. No había
puertas de emergencias, para tal fin se utilizaba la misma puerta por la que se
ingresa. La construcción de este tipo de establecimiento tenía la finalidad de
controlar el ingreso, por un lado, pero fundamentalmente que no pueda irse la
gente sin antes haber pagado lo consumido.
Efectivamente, la primera reacción de la
seguridad privada del boliche, ante el intento de salir por parte de los
jóvenes frente al fuego, fue cerrar la puerta. La única puerta evidenció su
finalidad, persuadir cualquier intento de irse sin permiso. La máquina
empresarial diseñó el boliche pensando en garantizar que nadie saliera sin
haber realizado el pago de lo consumido. No piensa en cómo garantizar la vida
humana. Eso no genera valor.
En declaraciones públicas a los medios de
comunicación, el comandante del cuerpo de Bomberos, coronel Guido Pedroso de
Melo, se ocupó de dejar en claro que las dimensiones de la puerta principal
permitían el funcionamiento de la misma como salida de emergencia. Es notable
esa declaración de un representante del Estado que muestra cómo
la ganancia empresarial es contemplada y avalada desde el Estado.
El aval se evidencia desde el momento en
que el Estado autoriza el funcionamiento del local en cuestión. Tendrá que
pasar un poco más de tiempo para que podamos conocer los vínculos más profundos
entre los empresarios del boliche y los funcionarios públicos. Por lo pronto sí
sabemos que el club tenía su licencia de funcionamiento vencida. "Estaba vencida desde agosto de 2012.
La licencia es necesaria para el funcionamiento normal de la casa",
resaltó el teniente coronel Moisés da Silva Fuchs. Sin embargo, el club
nocturno seguía funcionando y realizando eventos masivos. Se calcula que su
capacidad permitida fue doblemente superada.
La trampa no solo era la estructura edilicia,
como deja entrever al diario Folha
Rodrigo Lemos Martins –guitarrista del grupo Gurizada Fandangueira que tocó
minutos antes–, que al intentar apagar el fuego notó que los extintores no
funcionaban. El mundo de la fachada evidencia toda su hipocresía en el real de
la muerte.
La ausencia de un plan claro de evacuación,
la carencia de alarmas de incendio, de mangueras y aspersores e indicaciones
visibles de salida; algo que cualquiera un poco entrenado en la habilitación de
locales podría darse cuenta, pone de relieve la complicidad del Estado con los
ahorros empresariales, ya sea por su acción directa o por omisión. Ese boliche
no reunía las condiciones mínimas internacionales para una habilitación. Sin
embargo, por el bien de la recaudación seguía funcionando.
La desesperante huida de Dilma
hacia el lugar de los hechos
Los medios reflejaron como un gran acierto
de Dilma el suspender todas sus actividades, retirarse de la CELAC e ir a
visitar a las familias de los jóvenes fallecidos. Están en lo cierto, la muerte
de los jóvenes por causas evitables y por responsabilidades sociales es
potencialmente explosivo. La muerte de los jóvenes es la muerte de energías
dispuestas a intervenir en el mundo con una concepción renovadora.
La acción de la Presidenta va a
contrasentido. Su presencia ahora es la evidencia de la complicidad del Estado
con los negocios empresariales. Es también la necesidad de contener la bronca
social que estas muertes injustas despertarán. Muertes que se enmarcan en un contexto
muy especial para Brasil en su conjunto. Según Valdir Pignatta e Silva,
especialista en seguridad contra incendios, “…
esta tragedia puede tener un denominador común con otras recientes ocurridas en
Brasil, como el derrumbe de tres edificios el año pasado en el centro de Río de
Janeiro o el descarrilamiento de un tranvía turístico en un barrio de esta
ciudad en 2011.” (Diario Uno).
Reuters de Sao Paulo publicó, en estos
días, que según datos oficiales casi 40.000 personas murieron mientras trabajaban
en construcciones edilicias. Los sucesos están vinculados a la ausencia de
medidas de seguridad, costosas para las empresas, mientras aumentó
exponencialmente la industria de la construcción en Brasil.
Dilma conoce todo esto y sabe que una de
las preocupaciones de los organizadores del inmediato Mundial de fútbol que se
realizará en Brasil 2014 no solo está puesta en los estadios sino en los
alrededores. Como lo declaró al diario La
Nación Pedro Trengrouse, consultor de la ONU para el Mundial, “El verdadero riesgo no está vinculado con
los escenarios deportivos”, debido a que una vez afuera la gente sale a
pasear, a bailar, a disfrutar del viaje que realizó. La presencia presidencial
busca mantener en pie las inversiones por millones que le acarrea el negocio
del Mundial de Fútbol, para mostrarse como un Estado a la altura de las
circunstancias generando cierta sensación de control.
El boliche es el Estado
Moacyr Duarte, un especialista en gestión
de emergencias y desastres de la Universidad Federal de Río de Janeiro y
coordinador del Programa de Posgraduación en Ingeniería dijo que la
causante de la muerte de estos jóvenes fueron "… elementos simples: fallas administrativas, fallas regulatorias,
fallas de inspección, fallas de planificación. Ellos llevaron a la
tragedia".
En declaraciones recogidas por la BBC
encontramos que Luiz Antonio Cosenza, presidente de la Comisión de
Análisis y Prevención de Accidentes del Consejo Regional de Ingeniería y
Agronomía de Río de Janeiro dijo, que "…
más de 50% de los accidentes es por falta de mantenimiento".
A esta altura de lo relevado ya debemos
darle carácter de masacre y no de tragedia a lo sucedido. La tragedia hace
referencia al dolor que se sufre a causa de situaciones evitables. En cambio la
masacre da cuenta de una estructura montada para que sucedan las tragedias y en
este sentido es necesario denominar con toda precisión porque es necesario
responsabilizar a los reales responsables de lo ocurrido.
El futuro inmediato no es
promisorio
Diario
O Globo informa que, un día después
de la tragedia, el municipio inició la investigación sobre la existencia de los
boliches nocturnos y pide información a los bomberos sobre la caducidad o no de
licencias de los mismos. Esto pone a luz la precariedad del régimen social
donde nuestros jóvenes y nosotros desarrollamos nuestras actividades
recreativas. La tendencia a partir de acá será la concentración en grandes
locales, el cierre de muchos locales medianos y el surgimiento de espacios
“clandestinos” recreativos en peores condiciones debido a las exigencias
leoninas que surgirán como medidas de control.
El martes 29 se realizó una movilización
reclamando justicia en donde se congregaron alrededor de 20 mil personas
aplaudiendo, con carteles y diversas formas de expresar su indignación. El
gobierno nacional para responder a esto decidió enviar, en base a un informe
del Secretario de Seguridad Pública de Río Grande do Sul, a “todas las fuerzas de seguridad pública”, las
cuales ya han sido movilizadas hacia el estado de Santa María. Cabe preguntarse
si, luego de esta masacre es necesario fuerzas de seguridad o equipos de
orientación psicológica, médicos para los más de 100 hospitalizados, camas e
instrumentos de curación. ¿Acaso las fuerzas de seguridad pública cumplirán
tareas de contención emocional de la población? O por el contrario, ¿estas
fuerzas pretenden ser un instrumente de disuasión ante el reclamo popular?
Concentración empresarial y contención
armada terminan siendo las soluciones que se le ofrece a la población en su
conjunto. Mientras los negocios siguen en pie y el lucro rige la vida de los
hombres.
Los jóvenes en el mundo actual,
nuestro mundo en común
La violencia es el desamparo generalizado
que resulta de una estructura montada sobre el beneficio del capital.
De todo lo mencionado se desprende que el
hecho en el boliche “Kiss” no puede ser considerado como un episodio aislado.
Es una muestra más de la estructura social, política y económica del Brasil
pero que no se aleja demasiado de nuestras estructuras políticas y económicas.
Es acá donde el caso Cromañón permitió sacar a luz la misma estructura de
vínculos empresariales, políticos y de seguridad. Las coimas a los funcionarios
como así también los arreglos monetarios con la comisaría de la zona.
La educación del hombre (niños, jóvenes y
adultos) está enteramente determinada por el medio social dentro del cual crece
y se desarrolla. Sin embargo este medio no siempre influye directa e
inmediatamente, por el contrario el medio actúa de manera distorsionada puesto
que es aprehendido en cierta singularidad y mediante aspectos generales
revestidos de ideología.
Debemos tomar en consideración la
existencia de una violencia fundante, la que debe ser analizada e interpretada
para que pueda ser aprehendida y a partir de entonces intervenir sobre la
misma. La violencia fundante es la que nos encuentra en nuestra cotidianeidad
completamente desprotegidos, ante esa violencia nuestra subjetividad se topa
con el desamparo que, al decir de Enrique Carpintero “… vivencia una falta de contención del mundo externo en relación al
mundo interno” (Revista Topía Nº
66).
Esa violencia fundante que no garantiza la
vida de los jóvenes cuando van a un boliche a bailar, porque el boliche reúne
todos los condicionantes de una relación mediada por el afán de lucro, impulsa
diversos modos de actuar en nuestro mundo particular. Impulsa los estados de
ánimos alterados, aumentan las tendencias al suicidio, aumentan las acciones de
presión, acoso y maltrato de diversa índole. Un estudio del 2011 en Brasil, “Mapa da Violencia os Jovens do Brasil”, indica
un exponencial aumento de mortandad entre los jóvenes por razones vinculadas a
la violencia (por homicidio, por accidentes automovilísticos y suicidios).
Cuanto más aumenta la ganancia empresarial,
que se reparte entre funcionarios políticos y policiales, más riesgo de vida
sufre la población que no participa de ese entramado de vínculos y
negocios. Lo sufre de manera directa, como vimos en la masacre del
boliche Kiss y por otro lado lo sufre mediante las alteraciones de la
subjetividad singular.
Borrar del análisis la violencia fundante
es garantizar la impunidad de hoy, reaseguro de una nueva masacre más adelante
si las cosas no cambian. Se torna necesario buscar los modos de contener a los
jóvenes en un marco de relaciones vinculares no supeditas por el capital en
donde la sensación de desamparo pueda ser abordada y superada en pos de una
construcción alternativa de los modos de vida
Una sociedad que ve morir a sus jóvenes y
que hace de la víctima el victimario es una sociedad que se ha condenado. Solo
falta quien la entierre.
(29/01/2013)
martes, 1 de enero de 2013
Geometría difusa de la palabra más leve / topos y Topos
15-02-13
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[ Nota: Estos poemas fueron publicados en enero y abril de 2013 en la sección "Signos y Topos: La cuestión poética" de nuestro anterior sitio web, hoy inaccesible. En este nuevo blog respetamos aquella primera fecha de entrada. ]