domingo, 25 de mayo de 2014

Dissonanzen en Nápoles

(Por: Luis Mihovilcevic)


                           "En materia de rebelión, ninguno de nosotros necesita antepasados."

                                                                         André Breton


    El 22 de marzo de 2014, en Italia, Daniele Colombo (violinista de técnica impecable y de compromiso expresivo, entre otros compromisos) realizó un concierto de Música Contemporánea con obras para Violín Solo. El título era “¿Musicista o internauta?”, dentro de un ciclo de cuatro conciertos –realizados en el Riot Studio de Nápoles– llamado «Dialéctica del Sonido».
D. Colombo se relacionó con los compositores por medio de la web; de ahí el titulo del evento. La Coordinación estuvo a cargo del violoncelista Marco Vitali, miembro de Dissonanzen junto a Tommaso Rossi (actual presidente), Ciro Longobardi, Marco Cappelli, Daniele Colombo, Raffaele Di Donna, Marco Sannini, Francesco D’Errico, Enzo Salomone (actor), Alessandra Petitti (danza). Debemos mencionar, también, a Claudio Lugo, compositor, saxofonista y director, que fue miembro del grupo de 1995 a 2006 y permanente colaborador.
    El concierto fue un momento memorable y, en lo personal, una semana también memorable. Además, ha sido una oportunidad especial para conocer los veinte años de permanencia en la música contemporánea de Dissonanzen.
    Este grupo de intérpretes musicales especializados en los nuevos lenguajes sonoros hace una labor sumamente loable, ya que en el medio de la música en nuestros días (basada en el facilismo y el mercado del arte) el quehacer “avantgardista” (para darle un nombre) es siempre complejo al momento de las realizaciones. Lo interesante de estos artistas napolitanos (entre ellos no solo hay músicos; eso habla, también, de la amplitud artística de Dissonanzen) es el acercamiento de estéticas no cercanas al lenguaje oficial de la música contemporánea, porque aunque parezca contradictorio en este terreno hay también algunas corrientes dominantes (oligárquicas), con apoyos estatales. (En la Argentina este problema lo conocemos perfectamente.)
    En los discos y libros (Dissonanzen, note Dall’Avaguardia, de Bonfantini-Vitali) que he recibido, aparecen una serie de comentarios y pensamientos que merecen un capítulo aparte, por la riqueza estilística allí expresada, donde uno encuentra el pasado expresionista en comunicación con las actuales corrientes de un lenguaje que podríamos denominar surreal-dadaísta.
    Predomina en el grupo un entusiasmo maravillosamente juvenil donde la fantasía juega en gran libertad, unida claramente a un pensamiento crítico que es fundamental en los momentos de flaquezas ideológicas como las que existen en el arte actual.
    El camino del cambio es siempre un camino difícil. Un camino que decidió tomar y sin transar el grupo Dissonanzen, como verdaderos y esclarecidos trabajadores del arte.
    ¡A seguir caminando, dissonantes!

                                                                                                     (mayo 2014)

                                                                                                  Luis Mihovilcevic

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