[por Cecilia Heredia]
Miradas críticas sobre Millet
Millet tiene una cuantiosa producción; pero a pesar de ello, es conocido por un número reducido de cuadros. Fue más estudiado por su repercusión sobre otros artistas posteriores que por su propia obra. Conocemos la importancia que le atribuye Vincent Van Gogh a Millet, de quien escribe: “… a mi juicio, el pintor esencialmente moderno que ha abierto un horizonte a muchos pintores no es Manet sino Millet”.
Los valores formales de sus telas, de sus pasteles y de sus dibujos quedan muchas veces bajo el peso de consideraciones extra-artísticas. Será así considerado por una parte de la crítica como un pintor campesino, primitivo del arte moderno y defensor de la causa de los desheredados. Por otro lado se hablará de él como un artista que produce postales bucólicas y que, bajo la apariencia de cuestionamiento social, legitima una realidad injusta.
Estas posiciones encontradas reproducen el clima social de su época. Y como ejemplo de estas contradicciones recordemos las críticas favorables sobre su obra El sembrador que, para los progresistas, era un alegato contra la explotación del campesinado mientras que, para la burguesía conservadora, representaba una defensa de los valores tradicionales del apego a la tierra, frente a la amenaza que significaba para la burguesía la naciente organización del proletariado urbano. Si bien Millet reivindica en su obra el trabajo campesino no parece cuestionar las condiciones en que el mismo se desarrolla. Agreguemos que este artista no aceptó tener participación política en la Comuna (en la que Courbet tuvo un papel activo) y rechazó una propuesta para integrarse en la Federación de Artistas.
[J-F. Millet: "El hombre de la azada".]
Es difícil clasificar a este pintor en el complejo escenario de la pintura del siglo XIX. Su pintura incluye elementos idealizados que lo llevan más allá de la presentación de la realidad, como hace Courbet. Así y todo, el poeta Charles Baudelaire (1821-1867) dirá de sus figuras campesinas que “en su monótona fealdad, todos estos pequeños parias tienen una pretensión filosófica, melancólica y rafaelesca”. Aunque también rescata su figura cuando dice de él: “Queremos creer que, gracias a los esfuerzos de artistas tan inteligentes como Manet (…) Millet, Daubigny (…) y otros cuyos nombres no figuran en la lista que tengo ante los ojos, el aguafuerte recupere su vitalidad antigua”.
También Émile Zola respeta y critica a Millet; escribe: “En el Salón [de 1866] hay otros dos artistas por los cuales derramé lágrimas: los señores Millet y Théodore Rousseau. Los dos fueron y serán aún, me complazco en creerlo, las individualidades por las que siento la más viva simpatía. Y ahora vuelvo a encontrarlos y han perdido la firmeza de sus manos y la excelencia de sus ojos. (…) Me acuerdo de las primeras pinturas del señor Millet que tuve ocasión de ver. Los horizontes se extendían amplios y libres y en la tela se percibía como un aliento de la tierra. Una o dos figuras a lo más, luego algunos trozos amplios de terreno y nos encontrábamos ante el campo abierto ante nosotros, en toda su poesía verdadera, en su poesía que está hecha sólo de realidad. Si he de hablar en los términos del oficio, agregaré que la pintura del señor Millet era opulenta y sólida, que las diferentes manchas tenían gran vigor y gran exactitud”.
Ya que Monet y sus compañeros impresionistas serán continuadores de la línea realista de Courbet, el respeto que tenían por Millet era más por el reconocimiento de su honestidad y antiacademicismo que por una concordancia con su obra.
Dentro de la corriente del postimpresionismo tenemos que destacar la admiración que muestra Vincent Van Gogh por este artista. En las cartas que le envía a su hermano Theo, nombra a Millet innumerables veces durante los diecisiete años en los cuales se mantiene esta prolífica correspondencia (de 1873 a 1890). Lo ubica entre los “maestros”, “genios” o “grandes hombres” y como uno de los “jefes de fila” del “comienzo de la gran revolución en el campo del arte”. Dice en una carta de junio de 1875: “Ha habido una venta de dibujos de Millet. Cuando entré en el hall del Hotel Drouot, donde se exhibían, sentí como si me dijesen ‘Quítate tus zapatos, porque el lugar donde estás es Tierra Sagrada’ ”. En ese año Vincent vive en París y ha puesto en la pared de su pieza en Montmartre cuatro hojas de los grabados sobre madera de Millet llamados Las horas de la jornada, junto a grabados de Rembrandt van Rijn (1606-1669), Ruysdael, Corot, Daubigny y otros.
[J-F. Millet: "Campesino apoyado en una horquilla".]
[J-F. Millet: "Yendo al trabajo", 1863.]
Van Gogh se muestra deudor de sus dibujos, de los cuales realizará copias. En el principio de su carrera hace bosquejos de Las horas de la jornada, El sembrador, diez hojas de Trabajos de los campos, etc. Ya en los últimos dos años de su vida retoma las copias de trabajos de Millet, pero ahora recreándolos en óleo e interesado en el color. Le dice a Theo en 1889: “Me has hecho un gran favor en enviarme esos Millet, estoy trabajando activamente en ellos. A fuerza de no ver nunca nada artístico me embrutecía y esto me reanima. Terminé La velada y comencé Los cavadores y el hombre que se pone el saco, telas de 30, y El sembrador más pequeño. (…) me parece que pintar según esos dibujos de Millet es traducirlos a otra lengua antes que copiarlos. (…) Es más bien traducir en otra lengua –la de los colores– las impresiones de claroscuro en blanco y negro”.
[Vincent Van Gogh: "El sembrador (después de Millet)", 1889.]
“Millet dio la síntesis del campesino…” — dice Vincent admirando esta temática del pintor. Y en el año 1883 escribe: “Ése es el arte de las artes, ése es el punto en que el arte puede superar a la naturaleza (…) por ejemplo hay más alma en un sembrador de Millet que en un banal sembrador perdido en los campos”. Para el pintor holandés, Millet pinta seres humanos eligiendo el alma en su representación. Le interesan sus figuras humanas por su vigor y austeridad, por estar bien establecidas, pero diferentes del academicismo, por su carácter “moderno” e “íntimo” que presenta personajes “haciendo algo”. En 1884 describirá los modelos que necesita como de “rostros duros, chatos, frentes bajas, labios espesos, no rasgos angulosos, sino plenos, tipo Millet”. Y es conocida la frase que resume su influencia y admiración: “Qué bien dicho está de los personajes de Millet: ¡Su campesino parece pintado con la tierra que él mismo siembra!”.
Finalicemos esta referencia a la influencia de Millet sobre Vincent Van Gogh con una cita que mostrará nuevamente la identificación que su maestro le merece:
“Copio algunas frases extraídas del Millet de Sensier, que me impactaron y emocionaron profundamente; son palabras de Millet: 'El arte es un combate, es preciso poner el pellejo. Se trata de trabajar como varios negros; preferiría no decir nada a expresarme débilmente' ”.
[El atelier de Millet en Barbizon.]
La bella contradicción
En esta presentación sólo resta por hacer, nos parece, una mención de la profunda belleza que se elabora en el juego de las manifestaciones artísticas.
Interesante esa alusión de Van Gogh al "traducir" y no "copiar", cuando se refiere a los ejercicios en los que reproduce, en su propio lenguaje plástico, dibujos de su pintor admirado. ¿Será que cada artista posee una "lengua" propia? Entonces, a la manera de los procesos lingüísticos, las influencias recíprocas de estas lenguas transforman las producciones —aquí pictóricas— en otras nuevas que entrelazan dos maneras de decir sobre el mismo referente. Y la "realidad" —aunque no una realidad sólo exterior e inmediata— es, en este caso, el referente en ambos artistas.
¿Qué es lo bello? ¿Qué es el arte? Preguntas que parecen no responderse nunca. O que parecen tener múltiples respuestas en relación con la multiplicidad de cuestiones que los seres humanos, desde los orígenes de los tiempos, nos planteamos de acuerdo a nuestras singulares situaciones vitales, a nuestro contacto con el amor y el horror, a nuestros diálogos con la vida política, social y cultural de cada época. El arte, como la vida humana, arrastra consigo, intentando darles un marco en distintos lenguajes, las preguntas originarias de la vida cultural, preguntas eternas: Quién eres, De dónde vienes, Hacia dónde vas.
Nos emociona Lilia Vera, maravillosa cantante popular venezolana, cuando canta de esta manera estos profundos planteos humanos: “No mates ese animal porque matas la escritura, las canciones, la pintura, los poemas y el amor. Es que venció a la brisa, noche, lluvia, luna y sol…”.
Jean-François Millet es un hermoso ejemplo de cómo la vida individual y colectiva se resume en sus bellas contradicciones: sus obras de arte.
(junio 2007)
Bibliografía:
(Advertencia: algunos párrafos del estudio contienen citas casi textuales del material bibliográfico, sin comillas, incorporadas a su texto).
-Artehistoria: El paisaje : Corot y la Escuela de Barbizon. En www.artehistoria.com
-Baudelaire, Charles: El arte romántico. Buenos Aires, Ed. Schapire, 1954.
-Enciclopedia Católica: Ángelus. En www.enciclopediacatolica.com
-Faerna García-Bermejo, José María: Courbet. La era de los impresionistas. Madrid, Globus, 1995.
-Fundación Gala-Salvador Dalí: Catálogo razonado de sus obras. En www.cataleg.salvador-dali.org
-Grupo ZC: Escritura más reescritura: Reescritura y texto. Cap. VII: La reescritura: Constante estética. Nuevos caminos... Reescribiendo. En www.iespana.es/grupozc
-Hauser, Arnold: Historia social de la literatura y el arte. Tomo 3: Naturalismo e impresionismo bajo el signo del cine. Madrid, Ed. Guadarrama, 1969.
-Hess, Walter: Documentos para la comprensión del arte moderno. Buenos Aires, Ed. Nueva Visión, 1998.
-López Blázquez, Manuel: Millet. La era de los impresionistas. Madrid, Globus, 1994.
-Marx, Karl y Engels, Friedrich. "Ocaso e inminente caída de Guizot. La posición de la burguesía francesa", "El movimiento en pro de la reforma en Francia", "Revolución en París" en Los grandes fundamentos II. México, Fondo de Cultura Económica, 1988.
-Marx, Karl: La guerra civil en Francia. En www.ucm.es/info/bas/es/marx-eng
-Motta, Carlos: "De la persistencia de la mirada al método paranoico-crítico; Dalí, Freud, Lacan." En Psikeba. Revista de Psicoanálisis y Estudios Culturales
-Van Gogh, Cartas a Theo. Buenos Aires, A. Hidalgo editora, 2000.
-Venturi, Lionello: Cómo se mira un cuadro. De Giotto a Chagall. Buenos Aires, Losada, 1954.
-Zola, Émile: El buen combate, En defensa del Impresionismo. Buenos Aires, Emecé, 1986.
(FIN DEL ESTUDIO)
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(PARTE 2)
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(PARTE 3)
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