lunes, 13 de agosto de 2007

La bella contradicción. Vida y obra de Jean-François Millet (1814-1875) [Parte 3]

  [por Cecilia Heredia]


 

    Un “punto y aparte” para El Ángelus            

 


Datos de la obra:

Jean-François Millet

L’Angelus (El Ángelus)

1857-1859

Óleo sobre tela

0,555 m x 0,660 m

París, Musée d’Orsay   http://www.musee-orsay.fr

Legado de Alfred Chauchard, 1909

 

 

 


 

     El Angelus es una de las obras más conocidas de Millet, obra que también fue presentada en el Salón.


    Expliquemos brevemente el significado religioso del término angelus. El ángelus es una práctica religiosa breve en honor de la "encarnación de la Virgen", que se reza al toque de campana tres veces al día (a la mañana, al mediodía y al atardecer). A la repetición de tres avemarías se le agrega más tarde una pequeña oración. Su nombre deriva de la primera palabra del primer verso: “El Ángel del Señor anunció a María...” (Angelus Domini nuntiavit Mariæ…).


    Originalmente el ángelus se rezaba sólo en el momento de la caída del sol y de rodillas (excepto los domingos y la tarde de los sábados cuando se lo hacía de pie). Esta práctica de decir tres avemarías al caer la tarde había sido tomada por los laicos, en el siglo XIII, de las oraciones más elaboradas recitadas por los monjes, como pasó también con el rezo del rosario. Durante la primera mitad del siglo XIV se había generalizado en toda Europa. En Normandía (zona donde nace Millet en 1814), desde el año 1000, el toque de campanas indicaba al pueblo el momento de decir sus oraciones y de concluir sus actividades cotidianas.


    Millet comenta una situación de su vida que queda reflejada en la pintura: El Ángelus es un cuadro que he realizado, pensando en cómo, trabajando antaño en el campo, a mi abuela no se le escapaba, cuando oía tocar la campana, de hacer que nos detuviéramos en nuestra labor para rezar el ángelus para estos pobres muertos"Con estas palabras hace referencia al origen rural y católico de su familia, que lo acercó a la temática campesina.


    En esta tela pinta una escena rural en la que presenta a una pareja de campesinos rezando de pie, a la caída del sol, con sus cabezas inclinadas en actitud devota, el hombre con su sombrero en las manos y la mujer con las manos juntas en el pecho. A sus pies están los instrumentos de labor del campo y una cesta de frutos. La escena está enmarcada en la extensa planicie de Chailly, de los campos franceses de Barbizon. A lo lejos a la derecha, por sobre el horizonte, en el cielo nuboso del atardecer, vuela una pequeña bandada de pájaros y aparece la silueta borrosa de la torre de una iglesia, de contornos poco nítidos, sugiriendo la aldea cercana.


    La composición presenta un horizonte alto y las figuras están ubicadas en primer plano, próximas al espectador. El dibujo de las figuras humanas es seguro y las vestimentas son presentadas con detalles y verosimilitud.


    La pincelada es firme. Es una escena de rojos, verdes y ocres, en la que el pintor da una ambientación de colores tierra. Se destaca el interés de Millet por la luz, quedando las figuras humanas recortadas a contraluz aunque la figura de la mujer es presentada con mayor iluminación. La utilización de los contrastes lumínicos da a la obra una atmósfera de calidad poética.


    Esta tela sintetiza un encuentro entre estética realista (tanto en el sentido de su temática popular como en cuanto a algunos valores formales) en un marco idealizado, resaltado por el uso que el artista hace de la luz. Queda inscripta, entonces, en la corriente del realismo (dentro del realismo-social-positivista) que convive con los movimientos romántico y neoclásico franceses en el siglo XIX. Destaquemos además que, a mediados de ese siglo, está muy cerca el nacimiento de las vanguardias (hacia el año 1860 nacerá el movimiento impresionista, aunque su primera exposición se realiza en 1874).


    Entre estas distintas posiciones estéticas habrá influencias recíprocas en cuanto al tratamiento de la luz y del color. Esto provoca en la obra de Millet y, en particular en El Ángelus, una característica que se conoce como “efectismo”. Este término hace referencia al juego de efectos mediante los cuales una obra llevará su mensaje al receptor, de manera tal que el mensaje no se encuentra en los elementos representados en el cuadro sino que se da a ver a través de la atmósfera o de la "teatralidad" de la obra, que produce distintas impresiones en el observador. El mensaje que será “leído” por el observador surgirá de esas impresiones subjetivas que le produce el clima de la obra y, por lo tanto, tendrá una lectura ambigua. Las distintas interpretaciones que ha merecido la obra de Millet da cuenta de este fenómeno estético, sea o no una búsqueda intencional del autor.


 


[J-F. Millet: "Fin de la jornada", pastel y crayon, 1865-70.]

 

 

También por esta característica la obra, como muchas otras de Millet, participa de comentarios controvertidos, a favor y en contra.   


    Comencemos citando lo que dice Van Gogh sobre este cuadro, en una carta a su hermano Theo en 1874, un año antes de la muerte del maestro: “Sí, ese cuadro de Millet, El ángelus de la noche, ¡es algo! Es poderoso, es poesía."

 

 

[Vincent Van Gogh: "Autorretrato", 1887.]


 

    Cuando en el año 1899 se realiza la polémica subasta de El Ángelus y la obra es vendida a un comprador norteamericano, en un artículo publicado en un periódico parisino se expresa en estos términos el éxito obtenido por esta obra: “La tarea ha terminado (…) la campana ha señalado el final del trabajo y de pronto estos dos animales negros [sic], como diría La Bruyère, (…) inmóviles, aguardan contando las campanadas, como hicieron ayer, como harán mañana, en una actitud demasiado natural para no ser rutinaria, que se cumpla el rito para retomar el sendero que lleva a la aldea…(…) Así entendida la pintura deja de ser un puro espectáculo, se eleva y adquiere un papel moralizador, educativo; el ciudadano supera al artista y con un gran y noble cuadro tenemos una lección de moral social y política”. Consideremos que de este modo la pintura ha sido teñida con referencias que no se basan en sus valores plásticos intrínsecos sino que muestran cuáles son las expectativas políticas y sociales de un sector socioeconómico conservador en ese momento histórico, cómo considera este sector a los trabajadores campesinos y cuál la moral que se atribuyen. En el mismo momento de este comentario de la prensa de París, el pintor impresionista Camille Pissarro, de ideas socialistas, reniega de las pasiones que despierta esta obra, considerándolas un fenómeno de “sentimentalismo idiota”.


    Ya en el siglo XX, Salvador Dalí (1904-1989) relata en su texto Confesiones inconfesables que, de niño, le producía malestar ver una reproducción de esta obra de Millet que su padre tenía en el despacho. Revive estas impresiones al volver a verla en 1932 y la imagen de la pareja de campesinos se le impone obsesivamente en sus sueños. A partir de estas experiencias elabora su método de interpretación que llama "paranoico-crítico" y lo aplica al análisis de esta obra, recreándola también plásticamente de acuerdo con sus preocupaciones y búsquedas personales. (Es también en 1932 que la tela es atacada y materialmente dañada por un exaltado.)


    Dalí produce así varias pinturas, entre las cuales mencionaremos: L`Ángelus (c.1932, colección privada, París);  Méditation sur l'harpe (c.1933, The Salvador Dalí Museum, St. Petersburg, Florida), Àngelus arquitectònic de Millet (c.1933, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid; Les atavismes du crépuscule (phénoment obsessif) (c.1933, Kunst Museum, Berna) ; Gala et l'Angélus de Millet précédent immédiatement la venue des "anamorphoses coniques" (c.1933, National Gallery of Canada, Ottawa), L'espectre de l'Àngelus (c.1934, colección privada), Reminiscencia arquitectónica del Angelus de Millet (1933-35, The Salvador Dalí Museum, St. Petersburg, Florida), L'Angelus de Gala (1935, Museum of Modern Art, Nueva York), Couple aux têtes pleines de nuages (1936, Museum Boijmans van Beuningen, Rotterdam), La Estación de Perpinán, cuyo título completo es: “Gala contemplando a Dalí en estado de ingravidez sobre su obra de arte ‘pop, op, yes, pompier’ en el cual podemos ver a los dos angustiosos personajes del ‘Angelus’ de Millet en estado atávico de hibernación ante un cielo que puede transformarse de repente en una gigantesca cruz de Malta, en el centro mismo de la estación de Perpinán hacia la cual converge todo el universo” (1965) y Aurora, mediodía, atardecer y crepúsculo (1979, Teatro-Museo Dalí, Barcelona). En el período en el que está obsesionado por esta tela de Millet, también pintará otras obras que, si bien no la recrean, parecen estar influídas por sus especulaciones en relación a ella: Le veritable quadre de "L'illa dels morts" d'Arnold Böcklin a l'hora de l'Àngelus (1932, Von der Heydt-Museum, Wuppertal) y Le sphinx de sucre (1933, The Salvador Dalí Museum, St. Petersburg, Florida).




[Salvador Dalí: "Ángelus arquitectónico de Millet", 1933.]



 

 


[Salvador Dalí: "Reminiscencia arqueológica", 1934.]

 

 

 

 

    En la década del '30 el pintor español escribe un libro publicado recién en 1963: El mito trágico de El Ángelus de Millet. Y es en este texto donde desarrolla su teoría sobre el mecanismo del fenómeno paranoico desde el punto de vista surrealista y su método de interpretación «paranoico-crítico». Este método consiste en llevar al extremo el dejarse tomar por palabras, imágenes, vivencias, experiencias infantiles, en la consideración de elementos para abordar una obra de arte. Escribe entonces: “En Junio de 1932 se presenta de súbito a mi espíritu, sin ningún recuerdo próximo ni asociación consciente que permitiera una explicación inmediata la imagen de El Angelus de Millet. Esta imagen constituye una representación visual muy nítida y en colores, yo siento una gran impresión, un gran trastorno, porque aunque en mi visión de la mencionada imagen todo corresponde con exactitud a las reproducciones que conozco del cuadro, ésta se me aparece absolutamente cargada de una tal intencionalidad latente que el Angelus de Millet se convierte de súbito para mí en la obra pictórica más turbadora, más enigmática, más densa, más rica en pensamientos inconscientes que jamás haya existido".


       Durante la elaboración de sus ideas, Dalí participa de su hipótesis del mito de la mujer omnipotente y castradora, a sus amigos, el poeta André Breton (1896-1966), el artista plástico Alberto Giacometti (1901-1966) y el psicoanalista Jacques Lacan (1901-1981), y a su mujer Gala. Escribe Dalí: “... esa madre que podría muy bien ser una variante de la madre fálica con cabeza de buitre de los egipcios, utiliza a su marido, extrañamente despersonalizado, en carretilla, con el fin de enterrar a su hijo al mismo tiempo que se hace fecundar, siendo ella misma la tierra madre nutridora por excelencia. La imagen doble del falo-cactus se nos presenta como una alusión sin equívoco al deseo de castrar al esposo...".


    Dalí hace una nueva lectura de la postura reverente de la pareja de labradores: "... Este gran tema mítico de la muerte del hijo, sentimiento esencial que se desprendía de mi Mito Trágico del ‘Angelus’ de Millet, me fue confirmado una vez terminada mi tesis sin que pudiera verificarlo personalmente en estos últimos tiempos. Me informaron que, en efecto, Millet había pintado, entre los dos campesinos piadosamente recogidos, un ataúd que contenía a su hijo muerto, a la derecha, cerca de los pies de la madre. Según cierta correspondencia, un amigo que residía en París, le había puesto al corriente de la evolución del gusto en la capital parisina y la reciente tendencia en contra de los efectos demasiado melodramáticos. Probablemente Millet se dejaría convencer y amortajó al hijo muerto con una capa de pintura que representaba la tierra, con lo que se explicaría la angustia inexpicable de esas dos figuras solitarias...”. En ese momento se había realizado un análisis con rayos X de la pintura, que mostró una forma geométrica a los pies de la mujer, que él interpretó como un féretro afirmando que, con su método, él ya lo había descubierto.


    El pintor catalán hace distintas analogías de la representación de los campesinos con referencias totalmente dispares. Aludiendo a la utilización de la imagen del cuadro como elemento para decoración (que en la época también había dado lugar al humor, la sátira política y la publicidad) escribe: “... veo en un modesto escaparate un juego de café completo, de porcelana, cuyas tazas están ornamentadas con una reproducción en color de El Angelus, inscripta en forma circular, en halo...”. (La imagen había sido reproducida en juegos de vajilla, platos, postales, etc.). Pero también Dalí puede dar lugar al vuelo de su imaginación: “... acabo colocando dos piedras erguidas una ante la otra (...) Esta disposición totalmente involuntaria de las dos piedras me ha recordado al instante, y este hecho me causa la más viva emoción, la pareja del Angelus de Millet...”. Comenta, además, que detrás del pintor de amables pinturas campesinas se esconde el Millet de dibujos y pinturas eróticas.


 


[J-F. Millet: [Los amantes], dibujo.]

 

 

    En sus trabajos vemos cómo Salvador Dalí resignifica El Ángelus con su propia lectura subjetiva y lo recrea dentro de un clima trágico-erótico. Y a la luz de todas estas consideraciones, pinta algunos de los cuadros ya nombrados que tienen como inspiración la obra que aquí estudiamos.

 



[Salvador Dalí: "Una pareja con sus cabezas llenas de nubes", óleo sobre dos paneles, 1936.]

 

 

    La última referencia que citaremos aquí es la de Lionello Venturi, de larga trayectoria como profesor, escritor y director de academias y galerías de arte en Italia, Francia, Estados Unidos, Méjico, etc. En su libro Cómo se mira un cuadro. De Giotto a Chagall, publicado en 1954, presenta críticamente la obra que tratamos. Afirma que “la pintura de Millet no logra convencernos como una obra de arte”, si bien dice que el pintor compone escenas conmovedoras, de profunda sensibilidad poética y con sincero sentimiento religioso. Considera su académico y hábil dibujo como competente, exacto y seguro, pero no creativo, y de figuras de excesiva terminación; y su colorido como convencional y pobre. La temática campesina, “moral y socialmente correcta” es, según este especialista, presentada con el objeto de convencer al público para lo cual “disfrazó a sus amados campesinos con el fin de hacerlos más aceptables”, convirtiendo su obra en un “manifiesto teórico”. “Si uno desea conocer la eterna realidad de un campesino debe mirar 'Los jugadores de cartas' de Cézanne y no 'El Ángelus' de Millet, cuya escena es sentimental”. Para Venturi falta en Millet un “ir más allá del tema y alcanzar los dominios de la libre imaginación transformando los elementos de la naturaleza o la tesis intelectual en un arte creador”. Sus afirmaciones y la expresión "eterna realidad de un campesino" abren la pregunta sobre cuánto de su crítica apunta a los valores artísticos de esta obra y cuánto muestra acerca de la posición ideológica de su propia concepción estética.



[Paul Cézanne: "Los jugadores de cartas", 1890-95.)


 

    Seguramente podríamos seguir citando otras opiniones a favor y en contra de esta obra. Pero es seguro que estamos frente a un pintor que resulta una figura polémica en el campo del arte; polémica que, a través de los años, se fue recreando generación tras generación, escuela tras escuela, movimiento tras movimiento, generando amores apasionados y rechazos flagrantes.



(CONTINÚA EN PARTE 4)




 (PARTE 1)

https://signosdeltopo.blogspot.com/2007/07/la-bella-contradiccion-vida-y-obra-de.html


(PARTE 2)

https://signosdeltopo.blogspot.com/2021/02/la-bella-contradiccion-vida-y-obra-de.html


 (PARTE 4)

https://signosdeltopo.blogspot.com/2021/03/la-bella-contradiccion-vida-y-obra-de.html




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