[por Cecilia Heredia]
Un “punto y aparte” para El Ángelus
Datos de la obra:
Jean-François Millet
L’Angelus (El Ángelus)
1857-1859
Óleo sobre tela
0,555 m x 0,660 m
París, Musée d’Orsay http://www.musee-orsay.fr
Legado de Alfred Chauchard, 1909
El Angelus es una de las obras más conocidas de Millet,
obra que también fue presentada en el Salón.
Expliquemos brevemente el significado
religioso del término angelus. El ángelus es una práctica religiosa
breve en honor de la "encarnación de la Virgen", que se reza al toque
de campana tres veces al día (a la mañana, al mediodía y al atardecer). A la
repetición de tres avemarías se le agrega más tarde una pequeña oración. Su
nombre deriva de la primera palabra del primer verso: “El Ángel del Señor
anunció a María...” (Angelus Domini nuntiavit Mariæ…).
Originalmente el ángelus se
rezaba sólo en el momento de la caída del sol y de rodillas (excepto los
domingos y la tarde de los sábados cuando se lo hacía de pie). Esta práctica de
decir tres avemarías al caer la tarde había sido tomada por los laicos, en el
siglo XIII, de las oraciones más elaboradas recitadas por los monjes, como pasó
también con el rezo del rosario. Durante la primera mitad del siglo XIV se
había generalizado en toda Europa. En Normandía (zona donde nace Millet en
1814), desde el año 1000, el toque de campanas indicaba al pueblo el momento de decir sus oraciones y de
concluir sus actividades cotidianas.
Millet comenta una situación de
su vida que queda reflejada en la pintura: “El Ángelus es un cuadro que he realizado,
pensando en cómo, trabajando antaño en el campo, a mi abuela no se le escapaba,
cuando oía tocar la campana, de hacer que nos detuviéramos en nuestra labor
para rezar el ángelus para estos pobres muertos". Con
estas palabras hace referencia al origen rural y católico de su familia, que lo
acercó a la temática campesina.
En esta tela pinta una escena
rural en la que presenta a una pareja de campesinos rezando de pie, a la caída
del sol, con sus cabezas inclinadas en actitud devota, el hombre con su
sombrero en las manos y la mujer con las manos juntas en el pecho. A sus pies
están los instrumentos de labor del campo y una cesta de frutos. La escena
está enmarcada en la extensa planicie de Chailly, de los campos franceses de
Barbizon. A lo lejos a la derecha, por sobre el horizonte, en el cielo nuboso
del atardecer, vuela una pequeña bandada de pájaros y aparece la silueta
borrosa de la torre de una iglesia, de contornos poco nítidos, sugiriendo la
aldea cercana.
La composición presenta un
horizonte alto y las figuras están ubicadas en primer plano, próximas al
espectador. El dibujo de las figuras humanas es seguro y las vestimentas son
presentadas con detalles y verosimilitud.
La pincelada es firme. Es una
escena de rojos, verdes y ocres, en la que el pintor da una ambientación de
colores tierra. Se destaca el interés de Millet por la luz, quedando las
figuras humanas recortadas a contraluz aunque la figura de la mujer es
presentada con mayor iluminación. La utilización de los contrastes lumínicos da
a la obra una atmósfera de calidad poética.
Esta tela sintetiza un encuentro
entre estética realista (tanto en el sentido de su temática popular como en
cuanto a algunos valores formales) en un marco idealizado, resaltado por el uso
que el artista hace de la luz. Queda inscripta, entonces, en la corriente del
realismo (dentro del realismo-social-positivista) que convive con los
movimientos romántico y neoclásico franceses en el siglo XIX. Destaquemos
además que, a mediados de ese siglo, está muy cerca el nacimiento de las
vanguardias (hacia el año 1860 nacerá el movimiento impresionista, aunque su
primera exposición se realiza en 1874).
Entre estas distintas posiciones
estéticas habrá influencias recíprocas en cuanto al tratamiento de la luz y del
color. Esto provoca en la obra de Millet y, en particular en El Ángelus,
una característica que se conoce como “efectismo”. Este término hace referencia
al juego de efectos mediante los cuales una obra llevará su mensaje al
receptor, de manera tal que el mensaje no se encuentra en los elementos
representados en el cuadro sino que se da a ver a través de la atmósfera o de
la "teatralidad" de la obra, que produce distintas impresiones en el
observador. El mensaje que será “leído” por el observador surgirá de esas
impresiones subjetivas que le produce el clima de la obra y, por lo tanto,
tendrá una lectura ambigua. Las distintas interpretaciones que ha merecido la
obra de Millet da cuenta de este fenómeno estético, sea o no una búsqueda
intencional del autor.
[J-F. Millet: "Fin de la jornada", pastel y crayon, 1865-70.]
También por esta característica la obra, como
muchas otras de Millet, participa de comentarios controvertidos, a favor y en
contra.
Comencemos citando lo que dice
Van Gogh sobre este cuadro, en una carta a su hermano Theo en 1874, un año antes
de la muerte del maestro: “Sí, ese cuadro de Millet, El
ángelus de la noche, ¡es algo! Es poderoso, es poesía."
[Vincent Van Gogh: "Autorretrato", 1887.]
Cuando en el año 1899 se realiza
la polémica subasta de El Ángelus y la obra es vendida a un
comprador norteamericano, en un artículo publicado en un periódico parisino se
expresa en estos términos el éxito obtenido por esta obra: “La tarea ha
terminado (…) la campana ha señalado el final del trabajo y
de pronto estos dos animales negros [sic], como diría La
Bruyère, (…) inmóviles, aguardan contando las campanadas, como
hicieron ayer, como harán mañana, en una actitud demasiado natural para no ser
rutinaria, que se cumpla el rito para retomar el sendero que lleva a la aldea…(…) Así
entendida la pintura deja de ser un puro espectáculo, se eleva y adquiere un
papel moralizador, educativo; el ciudadano supera al artista y con un gran y
noble cuadro tenemos una lección de moral social y política”. Consideremos
que de este modo la pintura ha sido teñida con referencias que no se basan en
sus valores plásticos intrínsecos sino que muestran cuáles son las expectativas
políticas y sociales de un sector socioeconómico conservador en ese momento
histórico, cómo considera este sector a los trabajadores campesinos y cuál la
moral que se atribuyen. En el mismo momento de este comentario de la prensa de
París, el pintor impresionista Camille Pissarro, de ideas socialistas, reniega
de las pasiones que despierta esta obra, considerándolas un fenómeno de “sentimentalismo
idiota”.
Ya en el siglo XX, Salvador Dalí
(1904-1989) relata en su texto Confesiones inconfesables que,
de niño, le producía malestar ver una reproducción de esta obra de Millet que
su padre tenía en el despacho. Revive estas impresiones al volver a verla en
1932 y la imagen de la pareja de campesinos se le impone obsesivamente en sus
sueños. A partir de estas experiencias elabora su método de interpretación que
llama "paranoico-crítico" y lo aplica al análisis de
esta obra, recreándola también plásticamente de acuerdo con sus preocupaciones
y búsquedas personales. (Es también en 1932 que la tela es atacada y
materialmente dañada por un exaltado.)
Dalí produce así varias
pinturas, entre las cuales mencionaremos: L`Ángelus (c.1932,
colección privada, París); Méditation sur l'harpe (c.1933,
The Salvador Dalí Museum, St. Petersburg, Florida), Àngelus
arquitectònic de Millet (c.1933, Museo Nacional Centro de Arte Reina
Sofía, Madrid; Les atavismes du crépuscule (phénoment obsessif) (c.1933,
Kunst Museum, Berna) ; Gala et l'Angélus de Millet précédent
immédiatement la venue des "anamorphoses coniques" (c.1933,
National Gallery of Canada, Ottawa), L'espectre de l'Àngelus (c.1934,
colección privada), Reminiscencia arquitectónica del Angelus
de Millet (1933-35, The Salvador Dalí Museum, St. Petersburg,
Florida), L'Angelus de Gala (1935, Museum of Modern Art, Nueva
York), Couple aux têtes pleines de nuages (1936, Museum
Boijmans van Beuningen, Rotterdam), La Estación de Perpinán, cuyo
título completo es: “Gala contemplando a Dalí en estado de ingravidez
sobre su obra de arte ‘pop, op, yes, pompier’ en el cual podemos ver a los dos
angustiosos personajes del ‘Angelus’ de Millet en estado atávico de hibernación
ante un cielo que puede transformarse de repente en una gigantesca cruz de
Malta, en el centro mismo de la estación de Perpinán hacia la cual converge
todo el universo” (1965) y Aurora, mediodía, atardecer y
crepúsculo (1979, Teatro-Museo Dalí, Barcelona). En el período en el
que está obsesionado por esta tela de Millet, también pintará otras obras que,
si bien no la recrean, parecen estar influídas por sus especulaciones en
relación a ella: Le veritable quadre de "L'illa dels morts"
d'Arnold Böcklin a l'hora de l'Àngelus (1932, Von der Heydt-Museum,
Wuppertal) y Le sphinx de sucre (1933, The Salvador Dalí
Museum, St. Petersburg, Florida).
[Salvador Dalí: "Ángelus arquitectónico de Millet", 1933.]
[Salvador Dalí: "Reminiscencia arqueológica", 1934.]
En la década del '30 el pintor
español escribe un libro publicado recién en 1963: El mito trágico de
El Ángelus de Millet. Y es en este texto donde desarrolla su teoría sobre
el mecanismo del fenómeno paranoico desde el punto de vista surrealista y su
método de interpretación «paranoico-crítico». Este método consiste
en llevar al extremo el dejarse tomar por palabras, imágenes, vivencias,
experiencias infantiles, en la consideración de elementos para abordar una obra
de arte. Escribe entonces: “En Junio de 1932 se presenta de súbito a mi
espíritu, sin ningún recuerdo próximo ni asociación consciente que permitiera
una explicación inmediata la imagen de El Angelus de Millet. Esta imagen
constituye una representación visual muy nítida y en colores, yo siento una
gran impresión, un gran trastorno, porque aunque en mi visión de la mencionada
imagen todo corresponde con exactitud a las reproducciones que conozco del
cuadro, ésta se me aparece absolutamente cargada de una tal intencionalidad
latente que el Angelus de Millet se convierte de súbito para mí en la obra
pictórica más turbadora, más enigmática, más densa, más rica en pensamientos
inconscientes que jamás haya existido".
Dalí hace una nueva lectura de
la postura reverente de la pareja de labradores: "... Este gran
tema mítico de la muerte del hijo, sentimiento esencial que se desprendía de
mi Mito Trágico del ‘Angelus’ de Millet, me fue confirmado
una vez terminada mi tesis sin que pudiera verificarlo personalmente en estos
últimos tiempos. Me informaron que, en efecto, Millet había pintado, entre los
dos campesinos piadosamente recogidos, un ataúd que contenía a su hijo muerto,
a la derecha, cerca de los pies de la madre. Según cierta correspondencia, un
amigo que residía en París, le había puesto al corriente de la evolución del
gusto en la capital parisina y la reciente tendencia en contra de los efectos
demasiado melodramáticos. Probablemente Millet se dejaría convencer y amortajó
al hijo muerto con una capa de pintura que representaba la tierra, con lo que
se explicaría la angustia inexpicable de esas dos figuras solitarias...”.
En ese momento se había realizado un análisis con rayos X de la pintura, que
mostró una forma geométrica a los pies de la mujer, que él interpretó como un
féretro afirmando que, con su método, él ya lo había descubierto.
El pintor catalán hace distintas
analogías de la representación de los campesinos con referencias totalmente
dispares. Aludiendo a la utilización de la imagen del cuadro como elemento para
decoración (que en la época también había dado lugar al humor, la sátira
política y la publicidad) escribe: “... veo en un modesto escaparate un
juego de café completo, de porcelana, cuyas tazas están ornamentadas con una
reproducción en color de El Angelus, inscripta en forma circular, en
halo...”. (La imagen había sido reproducida en juegos de vajilla,
platos, postales, etc.). Pero también Dalí puede dar lugar al vuelo de su
imaginación: “... acabo colocando dos piedras erguidas una ante la
otra (...) Esta disposición totalmente involuntaria de las dos
piedras me ha recordado al instante, y este hecho me causa la más viva emoción,
la pareja del Angelus de Millet...”. Comenta, además, que detrás del
pintor de amables pinturas campesinas se esconde el Millet de dibujos y
pinturas eróticas.
En sus trabajos vemos cómo
Salvador Dalí resignifica El Ángelus con su propia lectura
subjetiva y lo recrea dentro de un clima trágico-erótico. Y a la luz de todas
estas consideraciones, pinta algunos de los cuadros ya nombrados que tienen
como inspiración la obra que aquí estudiamos.
La última referencia que
citaremos aquí es la de Lionello Venturi, de larga trayectoria como profesor,
escritor y director de academias y galerías de arte en Italia, Francia, Estados
Unidos, Méjico, etc. En su libro Cómo se mira un cuadro. De Giotto a
Chagall, publicado en 1954, presenta críticamente la obra
que tratamos. Afirma que “la pintura de Millet no logra convencernos
como una obra de arte”, si bien dice que el pintor compone
escenas conmovedoras, de profunda sensibilidad poética y con sincero
sentimiento religioso. Considera su académico y hábil dibujo como competente,
exacto y seguro, pero no creativo, y de figuras de excesiva terminación; y su
colorido como convencional y pobre. La temática campesina, “moral y
socialmente correcta” es, según este especialista, presentada con el
objeto de convencer al público para lo cual “disfrazó a sus amados
campesinos con el fin de hacerlos más aceptables”, convirtiendo su obra en
un “manifiesto teórico”. “Si uno desea conocer la eterna realidad de un
campesino debe mirar 'Los jugadores de cartas' de Cézanne y no 'El Ángelus' de
Millet, cuya escena es sentimental”. Para Venturi falta en Millet
un “ir más allá del tema y alcanzar los dominios de la libre
imaginación transformando los elementos de la naturaleza o la tesis intelectual
en un arte creador”. Sus afirmaciones y la expresión "eterna
realidad de un campesino" abren la pregunta sobre cuánto de su
crítica apunta a los valores artísticos de esta obra y cuánto muestra acerca de
la posición ideológica de su propia concepción estética.
Seguramente podríamos seguir citando otras opiniones a favor y en contra de esta obra. Pero es seguro que estamos
frente a un pintor que resulta una figura polémica en el campo del arte;
polémica que, a través de los años, se fue recreando generación tras
generación, escuela tras escuela, movimiento tras movimiento, generando amores
apasionados y rechazos flagrantes.
(CONTINÚA EN PARTE 4)
(PARTE 1)
https://signosdeltopo.blogspot.com/2007/07/la-bella-contradiccion-vida-y-obra-de.html
(PARTE 2)
https://signosdeltopo.blogspot.com/2021/02/la-bella-contradiccion-vida-y-obra-de.html
(PARTE 4)
https://signosdeltopo.blogspot.com/2021/03/la-bella-contradiccion-vida-y-obra-de.html
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