[ La invitación [en octubre de 2006] a pronunciarnos contra los proyectos
para reglamentar la prostitución en la Ciudad de Buenos Aires, naturalmente nos
llevó a un debate, del cual sacamos algunas conclusiones que les queremos hacer
conocer. Queremos acercarles las reflexiones que elaboramos a partir de vuestro
escrito. Disculpen si en algunos párrafos abundamos en conceptos que muchos
conocen bien, pero sirven de marco a lo que afirmamos y, luego, proponemos.
]
Adherimos a la declaración “Contra la legalización de la explotación
sexual – Propuestas en la Legislatura porteña”, en tanto oposición a
aceptar que el Estado capitalista siga perjudicando a las víctimas de
prostitución.
Las condiciones que posibilitan la
explotación sexual son las mismas condiciones básicas que impone la ley
capitalista: el trabajo de otros puede ser explotado y el Estado capitalista
cumple la función de legislar y proteger el sistema de explotación y “libre
comercio”, interviniendo sobre todo en los casos más violentos o extremos que
atentan contra el sistema mismo. Así, hecha la ley hecha la trampa.
Para conseguir medios de vida en un
sistema capitalista, en el que cada ser nace desvalido y desprotegido (salvo si
pertenece a las clases explotadoras aptas), todos los medios pueden
considerarse “válidos” si cumplen con el objetivo de sobrevivencia. En el caso
de la prostitución, el fantasma o falsa promesa de “plata fácil” y de
“abundancia” en la miseria agrava las condiciones de explotación. Los
responsables “directos” del envilecimiento y la miseria son el sistema
imperante (la sociedad capitalista) y los gobernantes, es decir, las clases que
gobiernan y sus representantes.
Esta realidad de explotación (con los
casos MÁS GRAVES Y URGENTES que necesitan INTERVENCION INMEDIATA, como es el
caso de los niños de la calle, los niños prostituidos y/o explotados, los
ancianos desvalidos y los que sobreviven en la miseria extrema) es inherente al
sistema y ninguna ley de los parlamentos actuales, por progresista que se
pretenda, es capaz de morigerar, mucho menos cambiar. Lo están demostrando día
a día los “progresistas” que gobiernan, los “nacionales y populares” que pagan
todas las falsas “deudas” a la banca internacional y que encima lo festejan
subidos al balcón de la Bolsa neyorkina [Kirchner y sus "nac&pop"] dejando bien en claro que el sistema
capitalista (y prostituidor) puede contar con ellos.
Para cualquier cambio concreto se necesitan
medidas de cambio concretas, incluso elementales, tales como:
1– Para que cada persona PUEDA DEJAR
DE SER “empleada” como PROSTITUTA, debe pasar a tener un trabajo digno con
un sueldo digno. Si es necesario, debe ser capacitada durante el tiempo
correspondiente percibiendo su salario.
2– Para que cada persona hoy forzada a
malvivir en un “CENTRO CLANDESTINO DE PROSTITUCIÓN” no sea trasladada a un
“CENTRO LEGALIZADO DE PROSTITUCIÓN” es necesario que pueda acceder a una
vivienda digna, a salud y educación gratuitos, sin ninguna intervención de
mafias estatales, inmobiliarias, educacionales y del negocio de la salud
(laboratorios, clínicas, etc).
3– Que las mafias policiales, judiciales y
políticas (inherentes al Estado capitalista) sean erradicadas e impedidas de
cualquier posibilidad de ejercer su falsa “justicia”. Que los explotadores,
tratantes, proxenetas, etc., sean detenidos, procesados y juzgados por
tribunales elegidos y organizados por los trabajadores del país reunidos en
asambleas.
4– Proponer entre los trabajadores y los
sectores explotados el debate amplio y crítico acerca de los “servicios
sexuales remunerados” (sic) y de todas las formas de prostitución. (Nuestra posición
es que la prostitución es una herramienta del oscurantismo religioso, del
Estado capitalista y es una aliada sustancial de la esclavitud sexual
propiciada por el modo imperante de familia monogámica.)
Como queda claro, para lograr estos cambios, incluso elementales, es
necesario acabar con las actuales condiciones que posibilitan la realidad que
estamos padeciendo. Esto requiere un gobierno de los trabajadores y una
revolución social, económica, política y cultural que realice las tareas
adecuadas.
(Buenos
Aires, octubre de 2006)
Cecilia Heredia, Alberto a. Arias
No hay comentarios:
Publicar un comentario