miércoles, 12 de agosto de 2020

Máquinas, y otros poemas



Máquinas


Pasillos de noche en vela.
Máquinas que mueven poleas,
cierran puertas,
abren puertas.
Suben pisos y zócalos.
Bajan techos y dinteles
Suben hacia abajo
imposibles figuras confunden lo ajeno con lo propio,
recta doblada por una gota
Espacio  superficie.
Caída de loca escalera atravesada.
Serán las máquinas únicas transformadoras
Habrá palabras aplastadas en sus cremalleras,
   en sus rulemanes,
en sus pernos
Tendrán hijos metálicos nietos minerales
Ay vendaval latiendo
en venas vivas Hemorragia
Hacé un nuevo canal para la sangre:
de cigüeñales rotos,
de tronos destrozados,
de grilletes golpeados por martillos neumáticos
saltando por el aire,
Máquinas, mi vida.mi temblor
Máquinas máquinas
Máquinas Fuentes de hiel y de aceite industrial.
Dejen su clickclack
para peces y panes.
Para mí
y para mi hermano
sólo el parto de leyendas
La escritura de la progenie
Y la mordida mortal



El metal sin fondo


Vivo en el tiempo de metal
Toco un libro
entro a esa reunión
unos hombres en mi casa
En el local
Se vuelven metálicos
Abrieron las válvulas
circulan las chapas
los sarcófagos
unas cuantas planchas
con borde de cuchillo
Hasta las lágrimas
se hacen mercurio
El exceso de orden molecular
la conducción perfecta del calor
los cationes componentes
tan disciplinados
Todo es Stalin
Invoco al aliento del fuego
A la fragua y a la fundición
Para poner al rojo vivo
el hierro central
construir unas miles
de herramientas
y armar la máquina de huesos y músculos
Con unas doscientas veintitrés palabras
será suficiente
Lo llevaremos a organismo vivo
mortal y cálido
Lo saludaré a Stalin ya desinmantado
con el pañuelo de matarlo
Y quién dice
por ahí no se fabrica más
Nuestra preocupación
pasará a ser
algún que otro polímero propio
Confundido
por tantas uniones en espiral
o por uno de esos elementos
perdidos en la tabla periódica
como las tierras raras
que de peligrosas
las enterramos dentro
de cajas de plomo
Con los autómatas
sólo para las fábricas
respiraremos ocio
en el pasto fresco
de las primeras horas
cuando conserva todavía
el rocío de la madrugada
y vamos a saltar
o a hacer lo que queramos
Sufriremos pesadillas
claro
de metal extinguido
hasta que
no haya ni uno
que recuerde
su aparición mortuoria
en los tiempos en que
la degeneración metálica
estuvo a punto
de domarnos



Pájaros raros en el amorío del cielo cubano


Casa azul vedada
casas donde viven los ciervos
o el venado
Zona de veda
Hermoso azul vedado por los mares
de intenso azul policía
No el azul cianótico
ni el azul estúpido
Azul epiléptico
con esas trazas blancas de lo que no se recuerda

Me envolvés en la toalla
me recogés el pelo
con aire y sin aire
Poco lugar para tanto cuerpo debajo del agua

¿qué te pasa con el agua?
Te gusta mi pasta de dientes muy jabonosa

El calabozo se cierra con alguna que otra carcajada
Recordamos escritos de la plusvalía
La seguridad de que más tarde ocurrirá otra vez
o mañana otra vez
Todo se quema. Se eleva
Me acostumbro a que escarches mi abdomen
Rutina inevitable de los alfileres en el alfiletero

Abrirás y cerrarás, me encerraré casada
Marido cerrojo hombre portero
Cerraré y abriré, sin saber qué hacer, mujer con tantas puertas
Desproporciono las puertas
soy enorme o demasiado pequeña
¿y mi casa?
Sólo una casa sin puertas
la puerta mía de la casa donde no entra nadie
Vos tenéis una puerta china que da a nada
y una pajarera alegre que me deja en éxtasis

Me molesta la ambiciosa geometría de tu cuerpo
comés más que yo, dormís más que yo
quiero que te duermas así escribo
conspiro y no dejo que accedas a mí
consumís más espacio que yo
me usás el perfume me usás el mismo aire
me vas a sacar mis pensamientos
los vas a reemplazar por los tuyos
o tus fantasmas van a querer ser los míos
como le pasa a las poetas demasiado femeninas
no me quites nada más
Voy a querer lo que no quiero porque vos lo querés
enredaré los deseos tuyos con los míos
y no sabré quién soy

Me gusta esa rareza tuya de acostarte al revés
la cabeza del otro lado, los pies en la cabeza



Fuerte y claro


Me despierta alguien que grita mi nombre afuera. No me llama. Mi nombre es una tortura que lleva al suicidio y sus fantasmas rondan mi sueño.
Rompe las piedritas entre los dientes, Zeus e imagino sus destellos de pelo negro rozando la tela sintética. Ayer salí a regar las plantas del jardín. Le gusta eso a Zeus, da saltitos silenciosos y se escapa del agua. Es casi un perro que maúlla pero me trae los peligros de la calle.
Muchas caras y voces azules dentro de mi casa. Una familia divertida. San Jacinto, Salvador y La Habana. Sí, la luz azul es dañina pero acompaña. La corriente del Golfo se invierte, baja desde la Iberia, pasa por Bella Vista, sube a la casa alta y llega a mis domingos que son para no hacer nada, como dice la voz y la imagen de Tomás.
Ayer, el primer día de la semana escuché el silencio de los recintos para el trabajo. Y escuché a la gente por las calles de Córdoba guardando el distanciamiento que a Brecht le hubiera encantado. El sonido rebelde viene desde las fábricas. Se los oye claro y alguien lo escribe. La mañana se fortalece mientras el sol disipa a los fantasmas suicidas.


Agarraste la parranda por tu cuenta

 

 

La fiesta convoca, quiero más poetas y trovadores
Vos no, mucho alcohol decís y caigo en la red de los maridos unidos
en las trampas del celador
en las dulces voces viriles
Caigo una y otra vez, me pierdo las verdaderas fiestas
Para mí, las aburridas tertulias del minué
Una fiesta perdida no se recupera más
resquebraja la cáscara del huevo del amor
Lo dejo crujir
Soy frágil frente al masculino
Mejor éste no aquel
¿qué si me quedo sola?
¿mejor muchos que uno? ¿Cuál?
bosque de hombres con sus pinos.
¡Qué cruja y se resquebraje!
Así enclaustro al amor
No me toma el perfume, la orgía, el deseo infernal
Súcubo que soy
Marido envase, continente ajeno, barrote de mi pulsión, corcho de la botella
Señora de marido orondo, serio, censor de la locura femenina.
Calabozo cálido y seguro, donde todo podrá morirse como se merece.
Y decido no ir a la fiesta.




No hay comentarios:

Publicar un comentario