Badajo
Sudo y sueño
respiro
y canto.
Algo he logrado en el mundo.
Y cualquier día es bueno
para la muerte.
Tocan timbres
a la vuelta de estas causas.
Tengo hambre de espadas
y callo en el badajo.
Muchas mentiras
se han sembrado en los enterratorios.
Quién ordena en el mundo
este coloquio de campanas
y llantos?
En la ciudad
soy popular
entre los muertos.
•
Tardes
Tardes
internas, opacidad del fuego,
la sal del soliloquio.
Vacía
la silla de aquel o de aquella
que
no vuelven.
•
La puerta
Observo
resquicios de noche debajo de mi puerta. Aquello que se mueve, en la oscuridad
de las tiendas del alma.
¿De
dónde provienen esos ruidos que viajan en las últimas horas?
•
Pulso
la calle. Caigo parado con oído
despierto sobre la hondonada de timbres. Los celulares suenan en los bolsillos,
partituras remendadas, para alfiles mutilados en la prisa.
Las
paredes de los edificios son ojos de metal y hay una fiebre en las fronteras…Un
ir y venir en montón silbando tarantelas, asaltando otros patios. Nuevos
inventados territorios se subastan,
países
sin nombre buscan un sitio en los mapas.
Ya
nadie sabe dónde iremos, ya somos un mismo clon en la maraña: Pesados,
sombríos, sordos,
un
tumulto en barracones, como troncos siniestrados de árboles.
Caigo
parado en el filo en el alma de cada recoveco, y el mismo enemigo invisible,
sin exclusiones nos carcome por dentro.
Un
gusanero agitado, asesino, perverso, en perpetuo, torcido movimiento. Una
camada de animales deformes.
Un
amasijo de sucias mutaciones bajo la penumbra, de ventajosas ganancias,
terapias en línea y efectos radioactivos.
[2020]
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