En el
marco de la pandemia, declarada por la O.M.S., se procedió a la suspensión de
las más diversas actividades entre las cuales figura la educación. La misma
recurrió a diversas herramientas digitales y de telecomunicación (TICs) para
sostener el denominado “vinculo pedagógico”. En este artículo se reflexiona
sobre el uso de las nuevas tecnologías en educación con la consideración de que
el limitante para sus usos se encuentra, en definitiva, en el modelo de
organización social que utiliza estos medios. La crisis sanitaria pone de
relieve los límites de la educación en el marco de las relaciones capitalistas.
Las condiciones de existencia plantean, entonces, una necesaria reorganización
para lograr una educación que impulse el conocimiento y los vínculos humanos.
Una
cuarentena en el capitalismo
El 11 de Marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.)
declara la pandemia a raíz del avance en contagios y decesos producidos por la
circulación, en más de 100 países, de un nuevo virus en los humanos al que se
denominó coronavirus, causante de la enfermedad infecciosa COVID-19 (1) o
SARS-CoV-2. En tan solo 3 meses de ser descubierta, en una región de China, y
como resultado de la fluidez de su propagación a raíz de la circulación de
turismo y de mercancías por el mundo, el planeta ingresó en una etapa de
cuarentena.
La
educación en la cuarentena bajo el capitalismo
Desde el mes de marzo hasta julio del corriente año, según cálculos de
la UNESCO, más de la mitad de la población estudiantil mundial no ha podido
acceder a las instituciones educativas por causa de la COVID–19 (2). Como
resultado de las diversas cuarentenas impartidas en distintos países la
práctica educativa, el trabajo de enseñar y la tarea de aprender, se trasladó a
los hogares. Esto ha puesto de relieve las desigualdades sociales, las
desigualdades en las condiciones de vida y del capital cultural. En definitiva,
desigualdades de existencia preexistentes a la cuarentena y que fueron y son
condicionantes del aprendizaje. Desigualdades de origen que la institución
escolar refracta promoviendo su ocultamiento, de modo tal que la COVID–19 ha
puesto en el centro de la escena las condiciones de vida de los y las
estudiantes así como también de los y las docentes. Lo que se ha manifestado,
también, en cuanto al acceso a los recursos disponibles para llevar adelante la
continuidad pedagógica a distancia; en palabras de Fabio Tarasow “la emergencia
educativa generada a partir del Covid–19 no sólo puso de manifiesto las
inequidades, sino que aumentó las brechas existentes entre los diferentes
sectores sociales y geográficos en el acceso a Internet”(3) (Observatorio
Argentinos por la Educación, 2020).
En la Argentina, con la finalidad de garantizar el derecho a la
educación de los niños, niñas y adolescentes, se impartió la política de
establecer la continuidad pedagógica implementándose la modalidad de la
educación a distancia (4) para paliar, en principio, la no presencialidad en
las instituciones educativas. Esta política educativa ha resultado un rotundo
fracaso. En primer lugar porque luego de más de 10 años de promulgada la ley de
educación nacional la improvisación para el manejo de las nuevas tecnologías,
tanto entre los profesionales de la educación como de los estudiantes de los
diversos niveles, es el reflejo del incumplimiento de uno de los objetivos de
dicha legislación, el de desarrollar opciones educativas basadas en el uso de
las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (5). También es
manifestación del fracaso que “… el 19,5% de los alumnos de primaria y el 15,9%
de los alumnos de secundaria carecen de conexión hogareña” lo que limita
claramente las oportunidades de continuidad pedagógica durante la cuarentena
establecida por el coronavirus. A lo que se suma las “grandes disparidades en
el nivel de conectividad de las provincias” siendo que en muchas de ellas “la
calidad de la conexión no es adecuada para fines pedagógicos.”(6) (Observatorio
Argentinos por la Educación, 2020)
El otro fracaso de la política educativa del gobierno se pone de relieve
en aquellos lugares donde sí existen las condiciones de conectividad pero los y
las estudiantes no cuentan con dispositivos aptos para el desarrollo de las
clases a distancia. Lo mismo sucede entre el cuerpo docente que también tiene
un acceso a dispositivos y conectividad desigual. Sobre estos tres diferentes
niveles de una política educativa fracasada se montó toda la capacidad de la
docencia que recurrió a la virtualidad como medio para la vinculación con los
estudiantes sosteniendo el trabajo docente y poniendo un reparo a las presiones
para retornar a los establecimientos educativos.
Desde el Ministerio de Educación se instó a seguir esos pasos
promoviendo que sean los docentes quienes adquieran un crédito en el Banco
Nación para comprar una computadora en 36 cuotas a una tasa del 12% anual; un
negocio con el capital financiero a costa del bolsillo de los y las
trabajadores de la educación quienes deben afrontar una nueva deuda para
adquirir la herramienta que requieren para desarrollar su trabajo. El capital
avanza allí donde es posible convertir las relaciones en mercancías, allí donde
es posible un negocio.
Toda la política educativa que se ha sostenido a lo largo de estos años,
en el marco de la crisis sanitaria, pone de relieve la desconsideración
inevitable que el capital genera sobre el vínculo enseñanza-aprendizaje cuando
el mismo es limitado por las relaciones capitalistas.
La
organización del proceso de enseñanza-aprendizaje
El proceso educativo está centrado en la organización del medio social
educativo. Lo que implica que el docente se convierte en el regulador y
controlador del medio, del espacio donde se estimula el aprendizaje. La
combinación del contenido, del sujeto estudiante y del sujeto docente
constituyen las partes integrantes del medio educativo; sus modos de
relacionarse darán cuenta de las posibilidades, de las problemáticas, de los
límites y de las potencialidades de la relación pedagógica porque en definitiva
en la educación “no hay nada de pasivo o inactivo. Hasta las cosas inanimadas,
cuando se las incorpora al ámbito de la educación, cuando se les confiere un
papel educativo, adquieren dinamismo y se convierten en participantes eficaces
de este proceso.” (Vigotski, 2005: 119)
En tal sentido, el ambiente educativo, el espacio áulico, se convierte
en una extensión del cuerpo orgánico pero de un modo no orgánico. El aula, el
espacio social de aprendizaje, puede entenderse entonces como cuerpo inorgánico
y aparecer como “… prolongación del cuerpo construida por el hombre, extensión
cultural del cuerpo; el lugar que habita le garantiza, al mismo tiempo, una
seguridad física y moral” de modo que “inscribe al hombre en un universo
construido a su escala” (Le Breton, 2010: 108). El rol docente significa,
entonces, la capacidad de promover el conocimiento humano organizando el medio, el ambiente, para que sea facilitador del aprendizaje de los individuos.
El docente puede reemplazar los materiales de trabajo, reemplazar el
libro, el mapa, la película, el diccionario, al compañero, pero de esa manera
sólo actúa como manifestación empírica de los recursos, convirtiéndose así en
solo una parte del proceso educativo. El objeto inanimado es personificado por
la actividad docente; el conocimiento no aparece en la relación viva sino que
el conocimiento pareciera estar en alguno de los objetos de la relación
tripartita de la educación. En cambio, cuando el docente puede combinar las
fuerzas del medio y dirigirlas y orientarlas tomando los recursos existentes y
coordinando las fuerzas vivas en presencia; habrá más posibilidades de orientar
el proceso educativo hacia el desarrollo del conocimiento. Porque en
definitiva, la educación se realiza a través de la propia experiencia del estudiante,
que no implica necesariamente una experiencia empírica, fáctica, sino la
experiencia de la comprensión, una experiencia con sentido para su psiquis a la
cual solo se puede llegar a través de la intervención en el ambiente que
determina esas experiencias; “la función de maestro se reduce a la organización
y regulación del mismo” (Vigotski, 2005: 116).
La educación se desenvuelve en un medio social históricamente
determinado. Los sujetos que ingresan al espacio social de aprendizaje se
encuentran condicionados por su tiempo y espacio; es decir por condiciones
concretas, por su existencia material. En los marcos de una sociedad basada en
el antagonismo social resulta necesaria la conformación de un ambiente
áulico, un claustro, que abstraiga circunstancialmente las diferencias
societarias. La abstracción de esos condicionantes promueve la consideración
(pero sólo eso) de que se puede educar a todos con el mismo dispositivo o
tecnología y sobre todo, que por el mero hecho de estar en la institución
escolar todos tienen la misma capacidad de aprender y esto se produce porque,
en definitiva, “el ambiente social es la auténtica palanca del proceso
educativo, y todo el papel del maestro consiste en manejar esa palanca.”
(Vigotski, 2005: 115).
El interrogante para la educación, en el marco de la cuarentena para
defender la salud y la vida, es si la herramienta de la educación virtual puede
ser pensada, también, según las necesidades de los trabajadores para su
intervención en el proceso educativo.
La
educación virtual: mercancía capital y trabajo creador
La educación que se ha impartido para mantener un vínculo pedagógico ha
recurrido a las herramientas tecnológicas las que, a su vez, impregnan a la
educación con las mediaciones propias de la educación virtual. La educación
virtual o a distancia es y fue instrumento de los organismos financieros para
avanzar en la reestructuración del trabajo docente promoviendo su
flexibilización y precarización así como también una inevitable desvalorización
del conocimiento. El Banco Mundial, en 1992, ponía de relieve su preocupación
por la formación y capacitación docente promoviendo el recurso de la educación
a distancia como la modalidad eficaz para la reducción de costos en educación (7) que a su vez funcionaría como puerta de entrada a las empresas de servicio
telefónico o redes y de contenidos educativos al ámbito educativo.
La lógica del capital en la virtualidad promueve la estandarización de
los contenidos, la simplificación del conocimiento humano y la
reproductibilidad técnica del saber asimilando los contenidos pedagógicos a
productos prefabricados para su venta que conlleva a una lógica de la educación
bancaria cuyos contenidos pueden ser depositados en los estudiantes de modo que
no se requiera de profesionales de la educación, cumpliéndose parte de los
objetivos de los organismos internacionales en su búsqueda de reducción de
costos. La educación en el campo virtual pretende, por una parte condicionar a
la fuerza viva a los designios del capital; automatización, repetición y
simplificación. La educación se vuelve así mercancía. La educación virtual,
impartida hoy en día promueve la vinculación entre los estudiantes y docentes a
través del contenido del conocimiento humano pero bajo las relaciones
deshumanizantes del capital.
Sobre estos condicionantes la docencia, en el contexto de la cuarentena,
se volcó al medio virtual impulsando el uso de plataformas virtuales así como
de diversas aplicaciones para el desarrollo de clases o encuentros virtuales
mediados por las nuevas tecnologías. Los y las docentes han puesto sus
habilidades y conocimientos para desarrollar los más variados recursos
convirtiéndose, de a miles y sin retribución a cambio, en usuarios y creadores
de propuestas que comparten libremente en las redes. De tal modo que estimulan
el desarrollo de las aplicaciones y promueven innovaciones mediante el gasto de
su fuerza de trabajo, la cual no es retribuida.
La
corrosión de la vida cotidiana
Es de destacar que el trabajo de enseñar y la actividad de aprender se
han trasladado al ámbito de los hogares alterando los espacios y
consecuentemente las condiciones psicofísicas de existencia. El hogar se
convirtió en el espacio laboral y de aprendizaje, generando los más variados
costos. Si un hogar era hostil para el individuo que lograba encontrar en la
institución educativa un espacio de alteridad a ese mundo se encuentra ahora
con en condiciones adversas para su desarrollo. La crisis sanitaria se monta en
las condiciones de preexistencia de cada uno de los hogares y de las relaciones
humanas donde la violencia doméstica es una práctica recurrente.
En cuanto a la actividad docente la falta de regulación del trabajo en
el domicilio repercutió generando una mayor carga horaria y estableciendo un
ritmo irregular que repercute en la pérdida del control de lo que se produce y
del tiempo que se le dedica a esa producción profundizando la desvalorización
conceptual de la función docente. En definitiva se profundiza la subsunción del
trabajo en el capital que ahora acapara las dinámicas de la vida cotidiana y
condiciona directamente el ambiente familiar.
El desarrollo del teletrabajo provoca, sin las condiciones dignas,
trastornos del sueño, aumento de la ansiedad y la depresión así como también un
creciente riesgo ergonómico, que puede producir trastornos musculoesqueléticos,
fatiga visual, obesidad, cardiopatías entre otras enfermedades, según se indica
en el informe “Seguridad y salud en el centro del futuro del trabajo”, de la
O.I.T. (documento 2019). A lo que debemos sumar las emociones propias que se
generaron con el desarrollo de la cuarentena y el peligro cierto sobre la vida
así como la incertidumbre sobre el devenir.
El trabajo en el hogar altera y desorganiza la vida afectiva. La
dificultad de conciliar la vida laboral con la familiar así como la presencia
indiscriminada de tareas adicionales como resultado de una carga de trabajo
irregular y sin marco, pone de relieve la nece- sidad de considerar a las
actividades domesticas que recaen, mayormente, en el género femenino, como un
tipo de trabajo que debe ser considerado y valorado.
El perfeccionamiento productivo y tecnológico, resultado del trabajo
humano, potencialmente plantea la simplificación de las tareas arduas y reiterativas
propias de la carga laboral. Sin embargo ese avance, en el actual régimen
social, las convierte en instrumentos hostiles sobre la actividad creadora
porque al pretender reemplazar la fuerza viva por las herramientas tecnológicas
sumerge al grueso de la población al desempleo y a otro tanto a labores
automatizadas que degradan la calidad humana. En este marco social los nuevos
dispositivos tecnológicos se aplican y se desarrollan a los fines de reducir
los costos en educación y hacer de esta actividad una de mayor rentabilidad en
el camino de transformar la educación en mercancía.
El
desarrollo de la fuerza creativa
La virtualizacion, en una organización social que no requiera de
abstraer las desigualdades sociales puesto que las podría haber superado,
podría implicar un encuentro genuino entre las fuerzas que conforman el
ambiente de la educación. Se elimina, en una sociedad sin antagonismos
sociales, el uso del ambiente educativo como instancia que superaría
abstractamente las divergencias estructurales que condicionan el desarrollo
humano. El docente posee, en potencia, una mayor disponibilidad de recursos del
conocimiento humano para precisar qué indagar junto al otro sujeto de la
educación, los y las estudiantes.
Vale mencionar que “el impacto que puede tener la organización
hipertextual de los contenidos sobre los procesos mentales de los aprendices es
un tema polémico y abierto todavía a la investigación” (Coll, 2004: 12), aun
así estamos en condiciones de establecer puntos para la reflexión en este marco
de crisis educativa. Podría pensarse que la herramienta de la virtualidad
facilita y hace menos tediosa la tarea educativa al promover mayores recursos
culturales al docente y a los estudiantes por un lado, y por el otro estimula
los propios recursos organizativos del estudiante quien amplia su autonomía en
la conformación de su trayectoria académica.
El desafío de la técnica en la educación virtual insta a la precisión
del concepto a transmitir, a promover un pensamiento menos gradualista y más
dinámico y quizás, por sobre todo, a impulsar la actividad creadora con sentido
por parte del estudiantado que en términos generales ha venido participando de
la educación como un sujeto pasivo. La herramienta de la virtualización del
espacio educativo se presenta con la posibilidad de ser más accesible al
conjunto de la población por sus cualidades al no estar sometida a las leyes
del tiempo y del espacio físico. La herramienta de la educación virtual como
cosa en sí presenta, también, la potencialidad de simplificar la carga de
trabajo del docente reduciendo el gasto de energía humana dedicada al trabajo y
por lo tanto evidenciando que existen los medios para que la humanidad sea
capaz de disponer del tiempo libre y el ocio, de los que sólo se podrá gozar la
totalidad de la población mundial en otra organización social. En una
sociedad que elimine el antagonismo de clase, el ambiente áulico como función
para abstraer la conflictividad social, pierde sentido puesto que las
desigualdades materiales que rigen y condicionan el desarrollo humano dejarán
de existir.
Desde una apreciación sociocultural del vínculo enseñanza aprendizaje
puede decir- se que las TIC contienen una potencialidad,
…
como instrumentos psicológicos mediadores de los procesos de enseñanza y
aprendizaje, y por otra, señalar las prácticas de uso de estas tecnologías en
el marco de la actividad conjunta de los participantes como el escenario en el
que dicha potencialidad se concreta haciendo o no efectiva su capacidad para
transformar las prácticas educativas y mejorar el aprendizaje” (Coll, 2004,
p.21)
…
ofreciendo facilidades para la tarea expositiva del docente al combinarla con
la selección y organización de los recursos existentes para orientar el
desarrollo del aprendizaje del estudiante de los más variados modos y con
diversos recursos. No se trata ya de las horas del docente frente al curso sino
de la capacidad del docente de precisar el concepto a transmitir y seleccionar
recursos pertinentes que promuevan el acercamiento al concepto establecido. El
docente orienta el aprendizaje y el estudiante organiza su trayectoria. La
educación empieza a convertirse en un vínculo de ida y vuelta entre quien forma
y quien se forma.
El rol docente en el marco de la implementación de las TIC puede
resignificarse, ya que el docente deja de ser el guía u orientador de la
disciplina, de los contenidos a través de la conformación del programa
académico. Por el contrario, el docente se convierte en el coordinador de un
espacio de aprendizaje, conforma grupo de aprendizaje en conjunto con sus
estudiantes con quienes establece las más diversas vinculaciones al tema del
conocimiento. La experiencia de Joseph Jacotot luego de la revolución francesa
con estudiantes que no hablaban su idioma, retomada por Jacques Rancière en su
libro “El maestro ignorante” pone de relieve la capacidad de que el docente
puede ser la personificación de los medios relacionales que promueven el
aprendizaje permitien- do que fluya la enseñanza. Con las nuevas tecnologías
los recursos para la enseñanza están a disposición y requieren ser organizados
como así también orientados hacia el desarrollo del conocimiento.
La dinámica que plantean las TIC en educación modifica el ritmo secuencial
y progresivo de los programas educativos mediante los cuales se brinda el
conocimiento en cuotas secuenciales que se presentan en orden gradual que solo
serían adquiridas si previamente hay adquisición de otros saberes. En este
caso el trabajo docente pierde su ritmo escalonado y se convierte en una
actividad que es desafiada a resolver los problemas que las inquietudes, que
tanto el pensamiento como la actividad del conocimiento humano, presenten al
espacio educativo. El docente disminuye su trabajo reiterado de brindar
contenidos cada semana para abordar las problemáticas genuinas que el contenido
o la propuesta pedagógica despierta en los estudiantes mientras realizan sus
propias trayectorias académicas.
En definitiva el desafío educativo debería proponerse “... revestir a
todo individuo con la capacidad de ser sujeto, es decir, de conformar
consciente y autónomamente su vida...”(8) (Acanda, 2001). Los dispositivos
tecnológicos y el acceso a la libre información allana el camino para el
desarrollo del aprendizaje autónomo en contexto, donde docentes y estudiantes
se constituyen en promotores de nuevos modos de vida al lograr que el goce en
el descubrimiento no se vuelva una desventura.
Un programa para la educación en el marco de la pandemia contra el
capital
Las condiciones de precarización y sobreexplotación que sufrimos los
docentes se ven agravadas en el contexto del aislamiento. La exigencia de que
la fuerza de trabajo retorne a sus tareas laborales sin que se haya puesto un
freno al avance de la pandemia, de los contagios y de los fallecimientos
plantea una tensión social que más temprano que tarde se desenvolverá de forma
abrupta.
Las instituciones educativas, de gestión pública o privada, buscan los
medios para que los y las trabajadores de la educación retornen a los
establecimientos. La crisis desatada por la pandemia y por el único recurso
viable que ha encontrado el capitalismo en el siglo XXI, el aislamiento social,
ha puesto de relieve que la institución educativa cumple, también, una función
social, la de ser depositaria de niñas, niños y adolescentes de las familias
que deben ir a sus trabajos, por un lado y, por el otro, que la fuerza de
trabajo, las y los trabajadores, son los que ponen en funcionamiento el mundo y
el beneficio del capital que no puede solventar a esa fuerza sin explotarla. La
apertura del aislamiento social, en las más variadas actividades económicas,
implica una presión sobre el sistema educativo. La presión por la reapertura de
las clases aparecerá en primer plano a medida que la actividad económica se
vaya desenvolviendo. Las familias deben dejar a sus hijos e hijas en algún
lugar. Esta situación planteará nuevos desafíos a la comunidad educativa en su conjunto.
Estamos ante un inconveniente de carácter general y no meramente
educativo que solo podrá ser superado con un plan de conjunto, con un programa
que encarne en la docencia, en los estudiantes y en el conjunto de la
población.
Tareas
y desafíos a modo de conclusiones
Argentina ingresó al período del confinamiento en un contexto critico de
sus finanzas y de sus relaciones sociales; lo que se manifestaba en una deuda
externa equivalente casi al 90% de su P.B.I., a lo que se suma el deterioro
sostenido de las reservas en moneda extranjera del Banco Central de la
República y en la antesala de un nuevo default financiero, en un mundo que
venía, en su conjunto, atravesando una crisis financiera de dimensiones nunca
antes conocida (9).
En un contexto de crisis económica internacional, de crisis de regímenes
políticos10 y de rebeliones populares se instala la crisis sanitaria. Con esta
situación crítica las exigencias de los acreedores de deuda Argentina, sean
extranjeros o nacionales, se vuelven acuciantes puesto que preocupa, en el
mercado financiero internacional, que un fallo en la capacidad de pago de uno
de los países endeudados inicie un ciclo de quiebra en la cadena de pagos. La
presión de los organismos internacionales, de los capitales y de la política
repercutirá en una presión mayor sobre las y los profesionales de la educación
que verán afectadas sus condiciones de trabajo y de vida.
Sobre
las condiciones de vida y trabajo
Resulta necesario establecer las reivindicaciones, conjuntas, entre
estudiantes y docentes en lo que se refiere al acceso irrestricto a los
recursos virtuales para que estén al servicio de la educación y de la expansión
del conocimiento humano. La tecnología, la disponibilidad a la conectividad, el
recurso de aplicaciones, el acceso a libros, películas y tutoriales; el
desarrollo e implementación de plataformas virtuales para la enseñanza y el
aprendizaje acompañadas de un servicio de ayuda técnica para su implementación,
deben convertirse en requerimientos necesarios para garantizar la salud y la
vida. Estas reivindicaciones solo podrán ser puestas al servicio de la
educación mediante un aumento del presupuesto educativo y un control del mismo
por parte de delegados electos entre los docentes y los estudiantes; en un plan
de organización que surja de la comunidad educativa.
Nos debemos desafiar, como comunidad educativa, a promover un
relevamiento de las condiciones y necesidades del conjunto de la población
evaluando las necesidades de salubridad, higiene, agua potable, conectividad a
servicios de electricidad y de internet. El desarrollo de organismos genuinos
de las comunidades educativas, independientes de los negocios y de los
compromisos políticos con las gestiones de turno podrán llevar adelante un plan
de esta característica que refleje y asuma las necesidades para desenvolverlas
en un plan que integra las condiciones de vida y de educación.
Presupuestos
para la docencia y la calidad educativa
Siendo
que la modalidad de educación virtual se lleva a cabo en el marco de una
cuarentena en los hogares, afectando todas las relaciones vinculares, se debe
reclamar y organizar un tiempo de desconexión que no implique ningún tipo de
tarea relacionada con la actividad laboral. El agobio, las tensiones, la frustración
y la soledad del trabajo educativo en estas circunstancias deviene en el daño
psicofísico a la fuerza de trabajo. El tiempo de desconexión deberá ser
organizado en conjunto con los trabajadores y las trabajadoras de la educación
y los y las estudiantes para que se garanticen los derechos y se promueva el
descanso. Recibir mails o mensajes por diversos medios implican una suma de
trabajo irregular, desorganizado y genera la ansiedad por responder ante las
demandas. La desconexión implica, entonces, imposibilitar e impedir la
recepción de esos tipos de contacto durante un período a acordar.
La desconexión del docente no tiene que significar el abandono del
estudiante que prosigue en la tarea del aprendizaje. Para evitar esta situación
es requisito un aumento de los profesionales de la educación, efectivizar la
titularidad de los cargos y promover la disminución de las cargas horarias en
los y las docentes mediante el reparto de las mismas, sin afectar el salario.
Organizar y trazar un plan que implique la renovación de los profesionales de
la educación, que genere la rotatividad con el fin de garantizar las clases a
los y las estudiantes, el descanso a los y las docentes y una vida digna para
el conjunto de las personas. Con el desarrollo de una política que amplié a los
profesionales de la educación surge, inevitablemente, la posibilidad de
establecer parejas pedagógicas allí donde se requieran y promover, en este
contexto, las prácticas pedagógicas de los institutos de formación docente
asegurando al practicante los materiales para desenvolver las clases a
distancia. Es necesario establecer un plan de política educativa que implique
el pleno control de los recursos por parte de representantes estudiantiles y
docentes que establezcan las necesidades para el desarrollo y la garantía de
una educación de calidad.
En los marcos de los establecimientos educativos promover que los y las
docentes junto a los y las estudiantes establezcan los mejores canales de
intercambio para planificar y organizar los contenidos y los requerimientos
programáticos de las disciplinas, inclusive sus formas de evaluación. El uso de
los instrumentos propios de la educación a distancia permite establecer
vinculaciones opuestas por el vértice a las aplicaciones y exigencias de tipo
sancionatorias y de control que hoy se ponen de relieve.
Controlar
las condiciones para el regreso a clases
Según UNICEF probablemente las escuelas deberán abrir “durante un
periodo de tiempo y luego deban tomar la decisión de cerrarlas de nuevo
temporalmente, dependiendo del contexto local”, lo que pone de relieve que la
organización internacional de cuidados de los niños, niñas y adolescentes
también se subsume a los designios del capital; se alistan para que haya un
regreso a las clases sin que se avizore en el horizonte una cura para la
pandemia. Lograr los objetivos del capital exige que se planifique
detalladamente un plan de regreso para que los estudiantes, los docentes y el
resto del personal se sientan seguros y que “las comunidades estén tranquilas
cuando envíen a sus estudiantes de nuevo a las aulas.” Una de las condiciones
esenciales requeridas por UNICEF, la del agua potable por ejemplo, es inviable
en zonas donde no existen las redes cloacales.
La organización, apoyándose en las administraciones educativas
descentralizas, insta a que sean estas quienes examinen,
… las
opciones para mejorar las medidas de higiene, incluido el lavado de las manos,
el protocolo (por ejemplo, toser y estornudar sobre el codo, en vez de cubrirse
con la mano), el distanciamiento físico, los procedimientos de limpieza de las
instalaciones y la preparación de alimentos en condiciones de seguridad.”
(UNICEF, art., 2020).
La política de descentralización educativa es aprovechada para descargar
las presiones y las obligaciones sobre la institución educativa, cargando en
los equipos de conducción de dichos establecimientos la responsabilidad de
gestionar con los recursos que se les otorga en la crisis sanitaria. De este
modo UNICEF sin poner de relieve las omisiones que hace el Estado, despliega
protocolos y sugerencias para que sean los equipos directivos de los
establecimientos que asuman lo que el Estado no hace a quienes los convoca a
“diseñar un plan de acción para la emergencia” que sea “liderado por el equipo
directivo” que será un instrumento clave para “la toma de decisiones en medio
de la incertidumbre propia de la emergencia” (UNICEF, informe, 2020).
En distintas partes del mundo, luego de sus aperturas más o menos
graduales, se debió recurrir al cierre o a la implementación de lo que se llama
una “cuarentena dinámica” que implica establecer un ritmo de apertura y cierre
ante la presencia del contagio. El régimen social nos fuerza a convivir con un
virus letal revelando que las condiciones sociales e higiénicas no están
garantizadas en la sociedad capitalista. Estamos, entonces, ante un desafío
estratégico porque desde los gobiernos municipales, regionales y el gobierno
nacional así como desde organismos internacionales se imparte la política de la
convivencia con el virus haciendo recaer el peso de la crisis sobre la comunidad
educativa y responsabilizando a los equipos directivos de los establecimientos
educativos que deberán, en base a la descentralización y a la “autonomía”
escolar, asumir los planes de regreso a las instituciones.
Los casos de contagio, sin embargo, se expanden por el territorio
nacional y no reparan en la descentralización del sistema. Las consecuencias de
las políticas descentralizadas se evidencian, también, en que “las provincias
han dado respuestas educativas dispares frente a la pandemia” (Observatorio
Argentinos por la Educación) entre otras cuestiones encontramos que en el nivel
primario hay provincias donde más del 40% de los estudiantes no cuentan con
Internet en su hogar, por ejemplo en Santiago del Estero o por caso, Formosa
(37,7%). En cuanto al nivel secundario, los datos no son más alen- tadores
siendo que en algunas provincias como Salta, Catamarca, Formosa, Misiones, se
llega al 30%. (Datos extraídos de Observatorio Argentinos por la Educación).
Una política educativa, que valorice el trabajo docente y el aprendizaje
de los estudiantes implica una intervención conjunta; es decir estratégica.
Debe garantizarse una política de cuidado de la docencia y del estudiantado a
nivel nacional, lo que requiere de una política educativa centralizada. La
pandemia debe enfrentarse a través de la centralización del sistema educativo y
de todos los recursos materiales para trazar lineamientos y objetivos en común
para enfrentar este momento, organizando a los trabajadores de la educación
junto a los estudiantes y sus familias garantizando las condiciones para el
desarrollo de la enseñanza y el aprendizaje.
Es parte de los desafíos lograr que los trabajadores docentes,
estudiantes y sus familias conformen espacios que garanticen las condiciones de
higiene y los protocoles de salud; como el problema ante la COVID-19 involucra
a toda la población, los establecimientos educativos deben impulsar comités
para planificar un plan de acción que impulse coordinadoras en cada municipio y
región que sean capaces de unificar con las organizaciones de los trabajadores
un plan de prioridades que impulse el cuidado de la salud, de los niños, las
niñas y los y las jóvenes y adultos mayores así como del conjun- to de la
población.
Se requiere establecer un plan estratégico donde el dinero se destine a
elementos de higiene, de cuidados, de protección. Desarrollando la capacidad
productiva del país con el objetivo de abastecer de los instrumentos necesarios
para garantizar la salud y la vida. Un plan social, humanista frente a la
barbarie capitalista. Se ha vuelto una imperiosa necesidad la organización de
un plan económico que ponga en debate y en cuestionamiento el destino de los
actuales fondos del país.
Garantizar la cuarentena para asegurar nuestra salud y nuestras vidas es
prioritario. La pretensión del restablecimiento de las clases sin una
superación real de las condiciones materiales y de salubridad que dieron origen
a la pandemia debe ser rechazada, los establecimientos educativos no se
encuentran en condiciones de higiene como tampoco disponen del espacio para que
se efectivice el distanciamiento social requerido.
El dinero debe destinarse a la salud y al desenvolvimiento de la vida,
las exigencias y presiones que resultan del pago de la deuda externa implican
una condena al desarrollo de la vida. Se deduce de esto el necesario rechazo al
pago a los acreedores nacionales e internacionales. El dinero debe ser
destinado a educación, a salud y a un plan de viviendas y relocalización para
los barrios con precarias condiciones de habitar.
El gasto público se destine para atender la fuerza de trabajo en
cuarentena y para garantizar las mejores condiciones de salubridad en aquellos
establecimientos laborales prioritarios. La crisis sanitaria, montada en la
crisis del régimen capitalista ha puesto en vilo nuestra vida y conmociona a
todas las clases sociales. Los y las trabajadores debemos buscar los mejores
medios de ofrecer canales para el desarrollo de una fuerza vital, que coordine
toda actividad que promueva una reorganización de las actuales condiciones de
vida sobre nuevas bases sociales.
De modo que la educación pueda emerger como verdadera instancia de
reflexión, partiendo del cuidado de la salud y defendiendo el desarrollo del
conocimiento el cual pasaría a estar bajo la coordinación y planificación de
los y las trabajadores de la educación en conjunto con las y los estudiantes.
La educación se convierte de este modo en una herramienta para la organización,
el cuidado y el desarrollo del pensamiento; enfrenta un objetivo estratégico al
interpelar la política educativa con la potencialidad de pensarse como un
mecanismo para ampliar el conocimiento humano.
El establecimiento de estás políticas colocan a la educación en la senda
de la efectiva emancipación humana de los designios del capital que, al
presente, nos arrastra a la desvalorización de la vida que es hermosa y vale la
pena ser vivida.
Notas
1. Ver la
declaración en
https://www.who.int/es/dg/speeches/detail/who-director-general-s-opening-remarks-
at-the-media-briefing-on-covid-19—-11-march-2020
2.
Seguimiento mundial de los cierres de escuelas causados por COVID-19 en:
3. i
Tarasow es coordinador académico del Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías
(PENT) Flacso, extraído de
4. Hacemos
mención a educación a distancia como también a educación remota porque no
establecemos un signo igual entre este tipo de educación y la educación
virtual, la cual implica la conformación de espacios virtuales de intercambio y
una dinámica propia.
5. Ver
legislación vigente, Ley de Educación Nacional 26.206, título VII: educación,
nuevas tecnologías y medios de comunicación, artículo 100.
6. Ver
informe en sitio web del Observatorio Argentinos por la Educación,
7. A los
fines de solo citar un ejemplo encontramos en 1992 el documento de Educación
primaria del Banco Mundial en el cual se insta a impulsar programas de
educación a distancia porque es “una forma de adiestramiento eficaz en
función de los costos”.
8. Acanda,
J. L. (2001)
9. En
2018, Nouriel Roubini advertía que el sistema económico, en su conjunto, se
encontraba a las puertas de una nueva crisis producto del agotamiento de las
políticas de salvataje que se llevaron adelante desde 2008. Ver:
https://www.estrategiaynegocios.net/lasclavesdeldia/1216937-330/nouriel-roubini-advierte-de-un-nuevo-colapso-
financiero-peor-que-el-de
También
encontramos advertencias en 2018 de J. P. Morgan sobre la inminencia de una
crisis generalizada para el 2020. Ver:
https://www.bloomberg.com/news/articles/2018-09-13/jpmorgan-sees-liquid-ity-wildcard-in-gauging-depth-of-next-crisis
10. Las
dificultades para continuar avanzando en sus planes de gobierno en los casos de
Trump o Bolsonaro, limitados por condicionantes de juicios políticos, o
rebeliones populares y movilizaciones como las que se manifiestan en Chile, en
Estados Unidos, en Bolivia, en Francia y en otros países del mundo.
Bibliografía
-Acanda, J.
L., (2001) “La problemática del sujeto y los desafíos para la teoría de la
educación”. Artículo consultado por última vez en: Coll, César, (2004)
“Psicología de la educación y prácticas educativas mediadas por las tecnologías
de la información y la comunicación. Una mirada constructivista” en Revista
Electrónica Sinéctica, núm. 25, agosto-enero, 2004, pp. 1-24, Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente Jalisco, México.
-Le
Breton, David., (2010) Antropología del cuerpo y la modernidad, Buenos
Aires, Ed. Nueva Visión, Vigotski, Lev, (2005) Psicología pedagógica. Buenos
Aires, Argentina: ed. Aique.
Informes y
Documentos:
-Observatorio
argentino por la educación
-Organización
Internacional del Trabajo (O.I.T.): “Informe Seguridad y salud en el centro del
futuro del trabajo”, última visita:
-UNICEF,
2020 artículo: “¿Cómo se contempla la vuelta a la escuela durante la pandemia
de la COVID-19?” extraído de:
-UNICEF,
2020 Informe: “Los equipos de conducción frente al COVID-19. Claves para
acompañar y orientar a los docentes, las familias y los estudiantes en
contextos de emergencias”.