viernes, 26 de junio de 2020

Crónica de un encuentro

[por: Pablo De Cruz]


Crónica de un encuentro/
                  Tú (1)

                                                                    Dedicado a un Pez...



                Fue en el agua
andando junto a Ella,
o más bien, en Ella andando junto al agua.

Miles de ondeadas marcas
haciendo trizas un cristal oscuro.

La delicadeza dulce de un sorbo cálido 
y una palabra amena.

Hubo el prístino rocío,

hubo la tibieza fría de lo aún incierto.

Hubo un Tú, y un Mí.

Hubo tiempo.


                Fueron los pasos y el fresco,
luego la esquiva concavidad lunar
burlada por la convexa opacidad nocturna.

Hubo compases marcados por el arrullo de una brisa inquieta.

Y eras tú que no eras Tú,
eras tú aún sin Tú.

                Tiempo luego de salir del abrazo tosco,
expresso, de aquel bar.

Tú hablabas,
mientras mis palabras asomaban por momentos no-Mías.
Titilando ellas como Otras,
vertieron en silencio.

Supe entonces que restaba solo callar.
Callé entonces del único modo posible.
Cayendo,
dejándome Caer.


Como pude, logré en un mal-logrado intento asomar:
–No más tiempo hay para palabras–
y entonces fuiste Tú quien cayó.

Tú y un silencio Caído,

Tú boca.

Tú y lo absolutamente excomulgado al verbo
por un instante.

Tú, el silencio, la brisa, la noche,
y el andar calmo.

Tú,
y el naufragio en el mar que nos mancomuna.

                                       Nadando raudamente,
                                                 entre tu nombre y el mío.


                                                                                                 23-08-12



Tú-carne viva y mi silencio/
                      Tú (2)




En el último instante, sin saberlo,
                asomó el más calmo silencio.                                   

Fue en la última vez de mis palabras,
                eras Tú sin cuerpo aún,
                eras Tú ausente casi, de sangre y latido.

En la trivialidad de un tiempo cualquiera,
                de un cuerpo cualquiera.

                las bocas se multiplican,
                los ojos que multiplican,
                los cuerpos se multiplican

y cada segundo que Nada.

El flujo vital en sus pendulares remolinos,
ríspido vaivén del más oscuro mar.

                El vahoso vapor que fue Solo una vez 
                y que ahora unos cuantos.
                Se funde en bramantes gorjeos que inflan mi carne tan viva.

Sueño de un sueño soñado que ya no sueña,
                y duerme.


Soñará algo

Soñar, algo.

Algo.



                                                                      27-03-13 [14-03-13]


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Del libro de Pablo De Cruz: Aquello en Mí 

(Araucaria editora / serie Signos del Topo, 2017.)








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