[Fragmento de la Introducción al libro de la autora: «Psicología de masas. De Freud y Reich a la actualidad»]
El pueblo va a triunfar
Millones ya
Imponen la verdad
De acero son
Ardiente batallón
Sus manos van
Llevando la justicia y la razón.
Sergio Ortega Alvarado.
Canción interpretada por Quilapayún.
Reich dejó formulada la pregunta por qué las masas apoyan y sostienen a sus propios verdugos. Esta pregunta se planteó con relación a las masas que apoyaron al fascismo en Alemania en la década de 1930. También con respecto a la socialdemocracia que permitió que sus direcciones traicionaran los movimientos revolucionarios que tuvieron lugar después de 1917, abandonando el internacionalismo y brindando apoyo a los gobiernos de sus respectivos países en la Primera Guerra.
El recorte de objeto de estudio “psicología de las masas” puede ser visto a la luz de distintas teorías que, como en un calidoscopio, muestran diferentes aspectos de un mismo fenómeno, aunque todas colaboraron a definirlo, construirlo y componerlo.
Las masas, que actúan en contra de sus propios intereses, se caracterizan por la pérdida de la individualidad, la falta de espíritu crítico, la irracionalidad y la emotividad. Muchos movimientos de distinto tenor, en sus inicios, presentan un proceso de masificación.
Los que se reclaman progresistas, para poder cumplir con sus objetivos, deben evolucionar en sus características, virando de la ilusoria homogeneidad al reconocimiento de las diferencias, de la irracionalidad y emotividad a la racionalidad, de la falta de espíritu crítico a una mirada crítica sobre los líderes y los acontecimientos, y de la pérdida de la individualidad al reconocimiento y el respeto por las diferencias.
Nos centraremos aquí en el estudio de la psicología de las masas que apoyan intereses contrarios a los propios, siendo perjudicadas e incluso, en muchos momentos históricos, sacrificadas.
El fenómeno de la masificación, es decir, la dilución de la individualidad en aras de sostener a un líder o a una idea, puede manifestarse en grupos pequeños, en instituciones, en la opinión pública, en las masas espontáneas o… entre dos personas.
Jorge Veraza Urtuzuástegui desarrolla la historia de la delimitación del objeto teórico “psicología de masas”. Seguiremos algunos de los puntos de su desarrollo. Su prologuista Erick Granados Monroy presenta la obra con esta afirmación: “Gustavo Le Bon en su Psicología de las multitudes las considera, por oposición al individuo racional, irracionales y bestiales, animales”.[1]
Freud, “quien promueve un auténtico desarrollo científico en este terreno”, [2] se basa en las descripciones de Le Bon y acuerda con él en que las masas son irracionales, pero humanas, y que responden a motivaciones inconscientes, como los síntomas en los individuos neuróticos.
En 1933 Reich aplica a una experiencia concreta –la de la Alemania nazi, en particular, la del ascenso de Hitler al poder mediante el voto popular– las hipótesis generales que Freud desarrolló en Psicología de las masas y análisis del yo.[3]
Pero suma otros aportes: la estructura familiar, la represión sexual que se ejerce en su seno,[4] la relación entre conciencia, clases sociales e intereses económicos y políticos. Así recorta “el carácter irracional de la conducta del proletariado cuando vota –contra sí mismo al hacerlo– mayoritariamente por Hitler, el candidato de la gran burguesía reaccionaria”.[5]
Para desarrollar su análisis, Reich aporta a la psicología de masas la perspectiva histórica y de clase.
Mientras que Le Bon las asumía sin historia como masas animales, y Freud –aunque las humanizaba– no alcanzaba a historizarlas; sino que, al explicarlas por el inconsciente, ello mismo lo empujaba a naturalizarlas. Pero Reich entiende que el comportamiento revolucionario de las multitudes a las que se refiere Le Bon, tildándolas de irracionales –las que participaron de la revolución francesa de 1830 y la de 1848–, es perfectamente racional, dadas las condiciones miserables y de opresión y humillación sociales que dichas masas soportaban y querían sacudirse. Así que en la historia pueden suscitarse comportamientos políticos racionales y violentos de las masas cuando estas luchan por su liberación y cuando actúan en acuerdo con sus intereses económicos y políticos. Y puede suceder que actúen irracionalmente, también, si por factores psicológicos inconscientes despliegan una política contraria a dichos intereses. Es el caso de la psicología de masas del fascismo.
De tal manera, el objeto teórico de la psicología social [6] pudo ser precisado solo una vez que el objeto empírico –las masas del fascismo– fue a tal grado contradictorio que puso en cuestión todas las nociones hasta entonces aceptadas en la teoría; y fue Wilhelm Reich quien logró la hazaña de recomponer completamente el cuadro racional que podía explicar tal contradicción extrema, fundando a un tiempo la especificidad de la psicología de masas y su contraste diferencial con los objetos teóricos de las otras ciencias sociales existentes. [7] (…)
Notas
[1] Erick Daniel Granados Monroy, prólogo a Jorge Veraza Urtuzuástegui, Fundamentos de psicología política de Wilhelm Reich, Ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2016, p. 7.
[2] Ibidem, p. 8.
[3] Ibidem, p. 9.
[4] Llevada a cabo por la conocida “santa trinidad” del orden familiar alemán: Kinder, Küche, Kirche
(hijos, cocina, Iglesia).
[5] Jorge Veraza Urtuzuástegui, Fundamentos de psicología política de Wilhelm Reich, p. 10.
[6] Veraza Urtuzuástegui enmarca el objeto de estudio “psicología de masas” dentro de la psicología social.
[7]Ibidem, p. 11.
muy interesante la pregunta que plantea que se fundamente el por qué los invididuos en el contexto de masificación, pueden seguir acríticamente a sus mismos explotadores. Bienvenida aquí esta cuestión, que ha sido planteada desde hace tiempo
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