[por Amy Goodman]
[Texto tomado de Democracy Now! el 2 de octubre de 2020.]
“Proud Boys, retrocedan y estén alerta”. “Retrocedan, pero estén alerta”. Sí, estas palabras pronunció ante los ojos de la Nación el presidente Donald Trump en su primer debate presidencial con Joe Biden. El moderador de Fox News, Chris Wallace, le había pedido a Trump que condenara a los supremacistas blancos. Con su respuesta, Trump hizo un llamado a la acción a los Proud Boys, un grupo de extrema derecha formado por partidarios de Trump en 2016, promoviendo abiertamente la violencia política.
El debate dejó algo en claro: Trump está
desesperado por sembrar división en el país y desconfianza en el sistema
electoral, y se empeña en reclutar la ayuda de militantes violentos. “Trump
básicamente dijo que los destrozáramos. Esto me hace muy feliz”, escribió el
destacado miembro de los Proud Boys Joe Biggs en las redes sociales. Proud Boys
(Orgullosos Muchachos, en español) cada día recoge más adeptos.
Christian Picciolini es cofundador de la
plataforma para prevenir el extremismo a nivel global Free Radicals Project,
pero en los años 90 integró un grupo de skinheads neonazis. En una entrevista
para Democracy Now!, expresó: “Para los Proud Boys está muy claro lo que Trump
estaba pidiendo: presión continua, violencia continua contra lo que él llama
'la amenaza de la izquierda'. [Pero] no hay ninguna amenaza de la izquierda,
porque si miramos históricamente, en los últimos 25 años, los extremistas de
extrema derecha, desde neonazis hasta supremacistas blancos y nacionalistas
blancos, son responsables de casi el 100% de la violencia, el 100% de las
muertes y el 100% del miedo, la retórica y la propaganda que inducen este tipo
de violencia”.
Dos informes recientes del Centro de
Estudios Estratégicos e Internacionales indican que, entre 1994 y 2020,
extremistas de derecha mataron a 335 personas en Estados Unidos, en su mayoría
personas de color. Trump afirmó durante el debate: “Casi todo lo que veo es de
la izquierda, no de la derecha”. Y agregó: “Alguien tiene que hacer algo con
Antifa y la izquierda”. Antifa, abreviatura de antifascista, es un movimiento
que tiene sus raíces en las luchas antifascistas europeas del siglo XX.
Esta no es la primera vez que Trump acoge a
extremistas violentos de derecha. En otra ocasión sugirió que el agresor
adolescente blanco que mató a tiros a dos manifestantes de Black Lives Matter
en Kenosha, Wisconsin, estaba actuando en defensa propia. También defendió a
los neonazis, miembros del Ku Klux Klan y Proud Boys que participaron de la
manifestación “Unite the Rigth” en Charlottesville, Virginia, en agosto de
2017, afirmando que eran “muy buena gente”. Eso fue solo tres días después de
que el neonazi James Fields Jr. condujera su automóvil contra una multitud de
manifestantes antirracistas que estaban participando de una contramarcha y
matara a Heather Heyer e hiriera a otras diecinueve personas.
Esta semana, la revista The Nation publicó
un informe sobre un memorando interno filtrado de la oficina de campo
del FBI en Dallas que prevé un potencial aumento de acciones
violentas por parte de los miembros del movimiento antigubernamental “boogaloo”
con, en palabras textuales, “una propensión a la violencia y a adquirir armas que
pueden causar una gran cantidad de víctimas al ser utilizadas por un pequeño
número de agresores”. En mayo de este año, el oficial de los Servicios de
Protección Federal David Patrick Underwood murió tras recibir disparos durante
las protestas contra el racismo en Oakland, California. El principal sospechoso
de su muerte es Steven Carillo, un sargento en servicio activo de la Fuerza
Aérea y miembro del movimiento boogaloo. El vicepresidente Pence invocó la
memoria de Underwood en su discurso ante la Convención Nacional Republicana y
culpó por su muerte a las manifestaciones. Olvidó mencionar que fue un
extremista de derecha quien mató a Underwood.
Hace apenas dos semanas, en un mitin en
Bemidji, Minnesota, Trump volvió a hacer alarde de su discurso racista al
dirigirse con estas palabras a la multitud, compuesta en su mayoría por
personas blancas: “Tienen buenos genes, lo saben, ¿verdad? Tienen buenos genes.
Mucho tiene que ver con los genes, ¿no creen? Es la teoría del caballo de
carreras. ¿Creen que es tan diferente? Tienen buenos genes en Minnesota”. Carin
Mrotz, directora ejecutiva de la organización Jewish Community Action, comparó
los comentarios de Trump con “el 'racismo científico' utilizado por los nazis
para justificar el exterminio de tantos de nuestros antepasados”.
Donald Trump no oculta que es un aspirante
a autócrata y se jacta de que será presidente por “doce años más”. Trump ha
instado a sus seguidores a vigilar el acto electoral en los lugares de votación
el día de las elecciones, en distritos predominantemente demócratas, lo que
claramente sería una forma de intimidar y desanimar a los votantes. Ha
amenazado con desplegar policías armados, ayudantes del sheriff e incluso
militares para, según dice, “resguardar” los lugares de votación. Su hijo,
Donald Trump Jr., publicó en Twitter un video en el que pide que “todo hombre y
mujer capacitado se una al Ejército para la operación de seguridad electoral de
Trump”. Y concluye: “Necesitamos que nos ayuden a vigilarlos”.
Y como si fuera poco, en medio de la mortal
pandemia de COVID-19, que ha devastado a las comunidades de color de forma
desproporcionada, Trump ha estado librando una campaña sin precedentes para
intentar desacreditar la práctica popular y ahora salvadora de vidas de votar
por correo. Se prevé que más demócratas que nunca votarán por correo, mientras
que se espera que los republicanos, que creen en la minimización de la pandemia
que pregona Trump, y se burlan de los tapabocas y el distanciamiento social,
prefieran votar en persona. El propio Trump y sus familiares votan por correo.
Hace cien años, en Italia, Benito Mussolini reclutó a hombres jóvenes para unirse a su “squadrismo”, una fuerza voluntaria conocida como los Camisas Negras que aterrorizó y mató a sus oponentes. Hitler formó a los Camisas Pardas, que golpeaban brutalmente y asesinaban a sus enemigos. Ningún dictador podría haber tomado el poder sin estos leales ejércitos de matones paramilitares. Cuando Donald Trump insta a grupos como los Proud Boys a “retroceder y estar alerta”, debemos tomarlo en serio. Debemos poner el límite. Aquí no, ahora no, nunca más.
© 2020
Amy Goodman
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