domingo, 18 de octubre de 2020

Una ‘artistócrata’ al servicio de la desaparición de Palestina

[por: Alberto a. Arias]  

[El Manto de la Conciencia bendecido in situ por un cura católico]

    Quien camine por el sector viejo de Praga podrá encontrarse en una esquina con la escultura “Il commendadore”, de Anna Chromy. Instalada a las puertas del Teatro Estatal de dicha ciudad, constituye un homenaje a Mozart y su obra ‘Don Giovanni’ (allí el músico dirigió el estreno mundial de esta ópera en 1787).

    Aunque no se trata de una idea original, tiene su atractivo y está bien realizada. Si hubiera sido obra de un escultor profundo, constituiría una experiencia más en una rica trayectoria. El problema es que a esta escultura Anna Chromy le ha hecho sufrir las consecuencias de su desvarío “artistocrático”, destruyéndola, por así decir, práctica y simbólicamente. Desde 1998 (año en que fue emplazada en ese lugar) hasta hoy, le ha hecho sufrir decenas de réplicas con el solo objeto de obligarla a cumplir un “mandato”: ser “El Manto de la Conciencia” que ella y su Fundación pretenden instalar en lugares muy disímiles de la geografía del planeta.


["Il Commendadore" en Praga]


    Autoproclamada discípula de Ávida Dollars (Salvador Dalí –anagrama utilizado por André Breton y otros para referirse al ex camarada), de Picasso y de un pseudo surrealismo de nulo alcance, la obra y acción pública de esta “artistócrata” rezuma por todos lados el culto al ego, al poder  y, en fin, al Bien-Verdad-Belleza, ideal que ha sido durante un par de milenios uno de los arietes predilectos de las sociedades de clases (expertas en hipocresía social generalizada) y enemigo número uno de, justamente, la actividad surrealista auténtica.

    Pero detengámonos un poco en la descripción que esta cruzada del Amor hace de sí misma y de su obra “artistocrática”:

    «Creo profundamente en los valores de la belleza, la bondad y la verdad. Creo que es urgente para la supervivencia de la humanidad crear un sentido renovado de la ética, una vez dominio de las religiones, y crear un sistema económico que pueda funcionar sin saquear los recursos no renovables de nuestra madre Tierra y destruir el medio ambiente, nuestro nido” (…) “… más de siete mil millones de personas están respirando con usted, en este momento, para comprender que SOLO JUNTOS [a partir de aquí destacamos con mayúsculas lo que nos interesa] podemos cambiar el mundo, en el Nombre de la Capa. (…) La Fundación tiene como objetivo promover y proteger globalmente las obras de Anna Chromy, despertar la conciencia social pública, HACER UN LLAMADO A LA PAZ Y LA TOLERANCIA, fortalecer la comprensión y la comunicación INTERNACIONAL e INTERÉTNICA, a través de la promoción de las obras de arte de Anna Chromy y la popularización del espíritu artístico y filosófico… encarnado en estas obras (…) a través de: exposiciones temáticas del arte de Anna Chromy, préstamos y donaciones a museos, organización del premio anual Anna Chromy, creación de un espacio para el monumental Cloak of Conscience, un estudio/espacio de exposición para el libro de Anna, biblioteca de videos y fotos, colocación de capas adicionales y otras esculturas públicas, educación de estudiantes de arte en el canon del arte de Anna Chromy.» [1]

    Pero lo que motiva que le dediquemos tiempo a una más que mediocre artista es lo siguiente. En el sitio web de su Fundación, en una de las páginas con el título LAS CAPAS DEL MUNDO [2], podemos leer:

    «La CAPA [o ‘manto'] es el símbolo de un cambio de percepción después de la pandemia Covid-19, basado en una nueva conciencia ética y moral. Anna Chromy ha desarrollado las capas del mundo como una señal de que solo podemos salir de esta y de la crisis que se avecina, TODOS juntos, unidos, de la mano; LOS RICOS Y LOS POBRES de TODAS las naciones, religiones y culturas.»

    Y a continuación del texto reproduce, debidamente enlazadas como para poder apreciarlas bien, las 200 réplicas de “La Capa de la Conciencia”. Cada una está pintada con las formas y colores de las banderas de los 200 países.

[Los Mantos de la Conciencia de todos los países.]


    ¿Quiere usted saber si allí está Israel y su celeste y blanca? ¡Por supuesto que está! ¿Cómo no va a estar Israel, si están TODOS? ¿Que Israel, sin embargo, dice usted, NO está reconocido como país por más de la mitad de los que integran las Naciones Unidas? Bueno, ¿y eso qué importa? Están TODOS los países que Ana Chromy considera integrantes del concierto de las naciones. Todos es decir: TODOS.

[El "Manto de la Conciencia" del Estado Genocida de Israel.]


    ¿Quiere saber usted si allí se encuentran, por ejemplo, los DIEZ PAÍSES con menos habitantes del mundo (Ciudad del Vaticano, Nauru, Tuvalu, Palau, San Marino, Mónaco, Liechtenstein, Islas Marshall, Saint Kitts y Nevis, y Dominica), que juntos suman unos 200 mil habitantes? Por supuesto que están, y con sus banderas tan vistosas. ¿Quiere usted, que es muy curioso, saber qué bandera le ha puesto a la estatua de la Conciencia que le corresponde a Palestina? A ver… me fijo. ¡Ops!, ninguna. –¡Qué, está desnuda? –. No, perdón: es que Palestina no está allí. Por ningún lado.

    Dice Anna Chromy, la de la Fundación Anna Chromy en el sitio web de Anna Chromy:

    «Para tres mil quinientos millones de personas, la mitad de la población mundial, Jerusalén es una ciudad santa. Los cristianos y musulmanes tienen sus lugares más sagrados en otras partes del mundo, mientras que para los judíos es aquí, al pie del Monte del Templo con el Kotel o Muro de las Lamentaciones representado en mi pintura. Para las tres religiones monoteístas, hay UN SOLO DIOS, y ESTE DIOS ES AMOR. Por tanto, si algún día la capital judía [sic] pudiera convertirse en una ciudad de libertad para todas las religiones, SUSTITUYENDO EL MIEDO Y EL ODIO ACTUALES por el principio universal del Amor de Dios, la humanidad tendría un futuro mucho más brillante. (…) Hace varios años, en honor a “Pax Medicalis”, una asociación de médicos judíos, musulmanes y cristianos, creé el trofeo “Golden Olive”, un premio que se otorga cada año a personalidades que han trabajado por la paz entre las tres religiones monoteístas. Este trofeo en mármol blanco se inspira en la Torá, que hace 3000 años estableció los principios fundamentales que sigo en mi trabajo de “Conciencia”: bondad hacia los necesitados, benevolencia, fe, compasión por los que sufren, un shalom, disposición pacífica y espíritu contrito y verdadero. Esta es la razón por la que integré este trofeo en el Muro. (…) La Menorah en el centro es el símbolo de la NACIÓN DE ISRAEL, y SU MISIÓN “Ser una luz para las naciones” (Isaías 42: 6). También es el símbolo de la Halajá, la enseñanza de la ética expresada durante más de 2000 años. Con mi Capa de conciencia, representada en la vanguardia de la pintura, quiero recordarles a todas las personas de buena fe estos principios, independientemente de sus CONVICCIONES RELIGIOSAS O POLÍTICAS. (…) Esta es también la razón por la que utilizo una pequeña reproducción de la Capa en bronce como trofeo para mis “premios Chromy” anuales, un premio para personalidades que pueden ser consideradas con razón una “conciencia de nuestro tiempo”. Una de las primeras personalidades en recibir el Cloak Trophy fue Elie Wiesel. Fue honrado en 2009 por el Príncipe Alberto II de Mónaco con el "Trofeo de la Oliva Dorada" y el "Manto", el inicio de los Premios Cromia. (…) La frase, "El próximo año en Jerusalén", pronunciada al final de cada Seder de Pascua, se refiere a la ciudad futura y su templo, reconstruido cuando venga el Mesías. Quizás, algún día “El año que viene en el Manto” sea un GRITO DE GUERRA para todos los que han interiorizado el principio del Amor universal, basado en nuestra Conciencia.»

    Cruzada monoteísta y adoradora declarada de los “presidentes norteamericanos” (sic) (no falta en una de sus peores obras la efigie de Trump mismo), devota amiga de papas y príncipes, Anna Chromy desparrama con habilidad 'mercadística' sus Capas de la Conciencia en –según ella– lugares clave del mundo.

    En otra página accedemos a enterarnos de que la consabida estatua, esta vez en bronce DORADO, ha sido plantada al frente del Centro Médico de la Universidad Hadassah, en Jerusalem.


[El Manto de la Conciencia en el Centro Médico de la Universidad Hadassah, en Jerusalem.]


    Para terminar esta semblanza de la “artistócrata” eurocéntrica, citemos uno de sus más piadosos e imperdibles apotegmas (o ‘antílogo’: ‘matar con respeto’):

    «Todos los ANIMALES merecen ser TRATADOS CON RESPETO, como seres creados por Dios, incluidos aquellos a los que decidimos MATAR PARA COMER U OTROS FINES».

    Sin duda, los millones de valiosos e indomables palestinos (como ayer Espartaco y sus combatientes contra la esclavitud) para Ana Chromy no califican como merecedores del mínimo respeto ni del derecho a la existencia; ni siquiera para integrantes del reino de la naturaleza; y menos que menos para el Imperio (eso sí, algo antropofágico/desaparecedor) del Dios del Amor, el Bien, la Verdad y la Belleza.

 

                                                                                                                         (octubre 2020)

Enlaces:

1. https://www.annachromy.com/

2. https://www.annachromy.com/cloak/cloak-of-nations/

 

 

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