("El Ángel del Hogar", Max Ernst.)
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(60
días después)
Hora 20
«Un destino incierto»
Suena
el reloj de la hora 20. En su Universo, Gretel dibuja y pinta en unos grandes
papeles de color. Trabaja sobre el Tema del Sol, dibuja figuras que luego va
cubriendo con tonos oscuros. Hay gran desorden en su Universo. El Destino
Lleno, en un rincón, ya es un objeto de más de dos metros de altura y tiene
cuatro rostros, pero permanece sin vida. Hay luz de lámpara, y las sombras son
grandes figuras negras sobre las paredes. Mientras tanto, se escucha la voz de
Gretel en el Diario.
Voz
de Gretel (diario)
19 de
enero, verano.
Hay
días en que no puedo creer todo lo que pasó. Ahora, el calor, la muerte. Todos
desaparecieron. ¿Puede ser? ¿Cómo viviré? ¿Qué puede hacerse con esta soledad?
¿Qué quiero, en qué mundo quiero vivir? Me hago todas las preguntas pero se
abren puertas sin horizontes. Entre preguntas y respuestas hay paredes que
nadie puede romper.
Hace
ya dos meses que trato de dibujar el Sol de Lucinda. Hace dos meses que con el
Ratón y el Hoambre buscamos una forma de salir de esto, de escapar. Hace dos
meses que no leo más que libros que me hablan todos de lo mismo: gente que se
escapa, niños que son atrapados por gigantes, y cosas así.
Pero,
¿quiero yo escapar? ¿No los mataría la tristeza a mamá y a papá? Tristeza,
sufrimiento, ¡dolor!... Si no tuviera a mis amigos, el recuerdo de Lucinda, de
Carmelo... ¿cómo podría seguir viva? Gregorio, ¿dónde estás? ¿estoy tan loca
que puedo hablarte? ¿Loca? ¿Estaré loca?
Ya no
me sirve salir a pasear con mis compañeras. No me interesa como antes ir al
campo o al mar... Sólo quiero pintar, escribir... escribir y pintar... Y este
Objeto, mi Destino tan lleno de cosas, que me mira silencioso desde su
rincón...
Gretel
se acerca al Destino Lleno, abre el cajón que éste tiene a la altura del
vientre, y saca un cigarrillo. Lo enciende y fuma con inexperiencia, acodada en
su ventana, después de poner llave a la puerta que da al Cosmos. Solamente fuma
y mira cómo el humo hace formas en el aire atravesado por escasa claridad.
Entran el Ratón y el Hoambre montados en el triciclo de carga. El Hoambre,
parado sobre la caja del triciclo, gesticula y hace ritmos. Cantan. Gretel los
mira divertida.
(Canción del bosque de la encina)
En un bosque, en un bosque
donde abundan las encinas
–rataplán, rataplán–
hay un gran, hay un gran
un gran mercado de aspirinas...
Los que pasan, los que pasan
por el bosque de la encina
–rataplán, rataplán–
llevan gran, llevan gran,
gran destino de Perfidia...
Los Saciados, los Saciados,
sus Lacayos y sus Fieles
–rataplán, rataplán–
son los gran, son los gran,
son los grandes mercaderes...
Ratón— (Saltando del triciclo) ¡Además de alegría y pasatiempo, te
traemos la-so-lu-ciónnn!... (Susurrando) Hemos descubierto algo
esencial...
Gretel— (Reverencia) ¿Sí, señores?
Hoambre— ¡Ja! ¡La solución!
Ratón— Después de grandes y dolorosos experimentos, una vez comprobada la
imposibilidad absoluta, radical, ¡total e invariable!, de revivir los cadáveres
y de cambiar a los padres, hemos llegado a la con-clu-sión...
Gretel— Sí...
Ratón— ... después de consultar el cielo y las estrellas, la tierra y el
mar, después de revisar letra por letra los grandes tratados del amor y la
esperanza...
Gretel— Bueno... sí...
Ratón— ... que la única salida posible es... ¡consultar al tu Destino Lleno
de Cosas!... (Señala) ¡He ahí el Enigma-Sobre-Sus-Pies!... ¡He ahí
El-Que-Todo-Lo-Sabe!... ¡He ahí, querida nuestra amiga, el Único, el
Irremplazable, el Ser-En-Sí por sobre todas las cosas!... ¡Y él... él debe
hablar!
Se
hace un denso silencio. Gretel ya no tiene su expresión de confianza y calma.
Luego, mientras crece agudísimo silencio, el Destino Lleno se inclina levemente
hacia un lado y da quejas apenas audibles. El aire es crítico. Hay tiempo
siniestro. Se oye salir del Destino Lleno la voz de Gretel, pero transfigurada.
Destino
Lleno— Oscur... ri... dad... y el... aire...
quién... quién...
Gretel— Pero... ¡es monstruoso!
El
Ratón chasca los dedos porque ha tenido una buena ocurrencia. Busca una flauta
y toca con ella el Tema de Gretel. El Hoambre ayuda al Destino Lleno a moverse
lentamente, mientras observa con curiosidad de qué está lleno el Objeto. Sin
que ellos lo noten, han aparecido los Cachiporros, que se apostan fuera del
Universo de Gretel, rodeando el lugar y preparados para entrar en acción a una
señal de Soleón I, quien no deja de circular entre las sombras. Gretel se
acerca al Destino Lleno, que comienza a abrir sus ojos y a tener un aspecto
menos siniestro, cosa que es visible en la atmósfera que ahora los contiene: la
flauta con el Tema de Gretel y la alegría del Ratón y del Hoambre.
Gretel— ¿Debo hablarte para que me hables?
Destino
Lleno— ¿Debo estar mudo para que se me
escuche?
Gretel— Pero, ¿debo salir para ser alguien o algo?
Destino
Lleno— ¿Y debo entrar para no ser nada ni
nadie?
Gretel— ¿Acaso son la misma cosa la luz y la oscuridad?
Destino
Lleno— ¿Acaso no son la misma cosa la luz, la
oscuridad?
Gretel— ¿De qué encantamiento debo salir? ¿De la realidad de la imaginación
o de la imaginación de la realidad?
Destino Lleno— ¿De qué encantamiento puedo hablar si soy la realidad sin
imaginación y la imaginación sin realidad?
Gretel— ¿Pero no es que sos mi imaginación, en realidad?
Destino Lleno— ¿No será que soy tu realidad, sin imaginación?
Gretel— ¿Es esto un juego de palabras, tonto?
Destino
Lleno— ¿Es esto un juego de palabras tonto?
Gretel— ¿Por qué repetís ahora lo que te digo?
Destino
Lleno— ¿Por qué? Repetís ahora lo que te digo.
Gretel— ¡Ay! ¿Por qué, si ya no sos yo, por este medio creerás en mí?
Destino Lleno— Ay, porquecilla, no sos yo. ¿Por este mediocre eras en
mí?
Gretel— Oh... ¡qué oscuro!
Destino
Lleno— Oh... ¿qué os curó?
Gretel— Estoy por empezar a callarme. ¿Debo callarme?
Destino
Lleno— Estoy por empezar. A callar... ¿Me debo
callar? ¿Me...
Gretel— Y si no sos vos, ¿quién conoce la salida?
Destino
Lleno— Y sin osos, bosque en cono, sé la
salida...
El
Hoambre, que ha estado muy impaciente, se enfurece y zamarrea al Destino Lleno.
Hoambre— ¡Pero idiota! ¿Qué te pasa? ¿No sabés que es necesario que digas lo
que sabés?
Destino
Lleno— Idiota que... no sabés... lo que
sabés...
Los
Cachiporros intervienen. Se enciende un reflector policial. El Ratón, el
Hoambre, Gretel y el Destino Lleno quedan paralizados. Los Cachiporros entran y
Soleón I se introduce de un salto.
Soleón I— ¡Basta! ¡Basta ya! Ah sí sí, el artefacto éste ha hablado bien.
Incluso con sabiduría, diría yo. (Agita en el aire la larguísima uña
plateada) No es Cualquier-Cosa lo que me llevo de aquí. Sin duda... (Se
sienta sobre el Cachiporro que en cuatro patas se ha colocado detrás de él, a
modo de asiento) Sin duda voy a ganar un poquitín de dinero con éste. Quizá
pueda exponerlo in the Museum of Modern Art, si no es que antes algún ganadero
sureño me lo compra por constante y soñante, etcétera. No, no. Cambio de parecer.
Será mejor que lo coloque en mi colección privada... hará las delicias de la
vanguardia, los banqueros y los monseñores. Vamos, embaladlo con blanco ébano y
lenta prisa. (Dos Cachiporros avanzan) ¡Alto, imbéciles! ¿Quién les
ordenó tocar nada ni nadie! ¡Voy a extremaungirlos con oro líquido, idiotas! Un
momento, un momento... Pensándolo como conviene a ocasión tan
ejemplificadora... A ver... a ver... Eso es. Vamos, llevémonos a estos tres y
dejémosla a ésta a la deriva de su edad, necedad, necesidad, etcétera.
Los
Cachiporros, dudando, no se mueven.
Soleón
I— ¡Hala, hala, muñecos! ¿Es que no dije nada?
Salen
todos llevándose al Destino Lleno, al Ratón y al Hoambre cargados en un carro.
El Cachiporro 3 los sigue, manipulando el reflector para que aquellos no salgan
de su parálisis. Gretel, fuera ya del efecto lumínico-deletéreo, recobra sus
movimientos.
Gretel— ¡Eh! ¿Adónde van? ¡Se llevan mi vida! ¡No!... ¡No!... No... No...
Gretel
se detiene cuando oye golpes de portones y ruidos de grandes cerrojos. Queda
sola y abatida.
•••
(FIN de la Hora 20)
Auch...Para releer sin meterme demasiado, me dá miedito, ja...Excelente y Alucinante
ResponderEliminarEn cuanto se pueda le haremos llegar su ejemplar. Está esperándolo para que se devoren mutuamente... Abrazos
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