viernes, 31 de julio de 2020

125 años: el caso Dreyfus, ayer y hoy

[por Norberto Malaj]



[Dreyfus en la Isla del Diablo, Guayana Francesa, 1898.]


    Pocas historias de persecuciones e injusticias alcanzaron tanta repercusión y dieron pie a expresiones de repudio democrático y popular como el caso Dreyfus. Partió a Francia en dos durante diez años. En un juicio amañado por “traición a la patria” y “espionaje a favor de Alemania”, el capitán de origen judío Dreyfus es condenado a cadena perpetua en una isla remota en el Atlántico sur. Años después el clamor popular lo arranca de prisión, se levantan los cargos, es liberado y “amnistiado”. Sus verdugos, sin embargo, nunca serán enjuiciados (el propio Dreyfus llega finalmente a un compromiso para no proseguir ese objetivo).
    Junto al juicio igual de fraudulento a Sacco y Vanzetti (y varios anarquistas más) en los EE.UU. –que culminó en la horca de todos– y del que se cumplirá su centenario próximamente, ambos casos están en la cúspide de la memoria colectiva contra las arbitrariedades. Ambos no sólo fueron motivo de enormes indagaciones históricas que probaron la confabulación de las clases dominantes; trascendierona todo tipo de expresiones artísticas y culturales. Justamente se estrenó poco tiempo atrás Un oficial y un espía, del veterano Roman Polanski que vuelve sobre el caso Dreyfus.
    La confabulación contra Dreyfus partió de los altos mandos del ejército francés. La institución en masa se sumó a esa maniobra. Entre los ´dreifusard´, los partidarios de incinerar al supuesto ´topo´ proalemán –y encima judío– se destacó el famoso Clemenceau. Entre los partidarios del J´acusse (Emile Zolá), o ´antidreifusard´, su defensa se hizo en nombre de que estaban en juego los principios elementales de la democracia: si se acepta la discriminación contra los judíos mañana pasará cualquier otro atropello (sobre todo contra los trabajadores). Este principio del movimiento socialista internacional fue una orientación que dictó en su último año de vida Federico Engels. Torció de este modo una posición inicialmente abstencionista (no sería ´un asunto que importe a los trabajadores´). Desde entonces la lucha contra el antisemitismo y toda otra forma de segregación racial/religiosa, etc., fue principio rector del marxismo.
    No tomar partido hubiese sido criminal. El asunto Dreyfus se convirtió en un emblema de la división de Francia entre un campo republicano, secular, y otro realista, nacionalista y católico. En los años del caso Dreyfus se protagoniza una lucha democrática fundamental contra la influencia eclesiástica. Ni el radicalismo inicial de la revolución francesa bajo Robespierre y Marat había acabado con ello. Es en el período post caso Dreyfus que Francia arranca, primero, la laicité educativa y el derecho al aborto, y en 1905, el año de la liberación de Dreyfus, la separación de la iglesia del Estado (deja de sostenerla incluso) y Francia rompe con el papado. Esto último se revierte tras la Primera Guerra Mundial (PGM) y siguió así con todos los gobiernos –incluidos los de la gauche francaise. (Todos financiaron la construcción y el mantenimiento detemplos y, recientemente, por el incendio de Notre Dame –de donde Napoleón Bonaparte echó al papa– el trono romano en manos del ´sudaca´Francisco reclamó su reparación).
    El caso Dreyfus constituyó –dijo Hannah Arendt– "un gran ensayo general para una actuación que se postergó durante más de tres décadas": la Shoá. Sintomáticamente, el país que había consagrado bajo el ciclo jacobino (1789) bajo´la grande révolution´, plenos derechos de igualdad y civiles a los judíos volvía, a cercenarlos. ¡Qué prueba de que el capitalismo pasaba de la era de la Ilustración al de su agonía!

Antisemitismo y decadencia de la Francia republicana

    Suele creerse que Alemania o Europa oriental fueron la cuna del antisemitismo moderno. Falso. Tuvo su origen especialmente en Francia, e incluso con bastante anterioridad al caso Dreyfus. La caída del imperio del II Napoleón –una pálida sombra del I, su tío– ante Bismark (1870), dio lugar al régimen de la tercera república. Ésta lejos de ser expresión de un reverdecer democrático en la época que Francia entraba en la era del imperialismo resulta en lo contrario: la tercera república nació herida y preñada de síntomas de decadencia: a) es el fruto de la derrota francesa ante la ascendente Alemania unificada que obliga a entregar Alsacia y Lorena; b) uno de sus primeros actos fue aplastar la Comuna de París, “el primer episodio” –Marx  dixit– de la lucha de la clase obrera por su propio poder.
    Sólo pudo ocurrir un caso Dreyfus porque Francia incubó en esos 20/25 años todos los síntomas del revanchismo y el resentimiento, que llevó a intentos de retorno monárquico y al asesinato de un presidente. Lo mismo que vivirá Alemania, a una escala mayor aún, tras la paz de Versalles tras la PGM. En la década de 1880, el general Boulanger, un héroe militar que fue ministro de guerra popular, se convirtió en el objeto de grupos anti republicanos y estuvo a punto de perpetrar un golpe militar (a último momento se lo arrestó). Apodado "General Revanche" (en francés una combinación de "venganza" y "satisfacción"), personificó el sueño de derrotar a Alemania, reclamar las provincias perdidas y la esperanza de restaurar la ´gloria imperial´. Es en este período que Francia se transforma en el mayor editor europeo de libelos antisemitas.
    Es entonces también que nace el mito de “La France Juive”, que acuñan los colonos franceses en Argelia para desviar la atención de la resistencia a la opresión imperialista allí. Desde 1830 cuando la ocupó, Argelia fue durante todo el resto de ese siglo una especie de ´la grande Dominique´, una nueva Haití –colonia privilegiada (cuya pérdida fue la vergüenza y deshonra del imperio napoleónico  en su apogeo).
    Los historiadores han demostrado que en ninguna parte del mundo árabe existía antisemitismo.  Éste fue introducido desde afuera por los colonos en todos sus dominios, en Argelia en particular. “En su libro de 2018, Ciudadanía y antisemitismo en la Argelia colonial francesa, 1870-1962, la historiadora Sophie B. Roberts describe con inquietante detalle la forma en que las figuras políticas, especialmente a nivel local (en Argelia), construyeron carreras para cultivar el odio de la gente hacia los judíos. El fenómeno fue tan significativo, escribe, que ´es importante no mirar la crisis antisemita argelina a través de la lente del asunto Dreyfus´. Más bien, uno debe examinar el asunto Dreyfus a través de la lente del antisemitismo argelino y entenderlo como una oportunidad para éste y también para el metropolitano´” (David B. Green, Haaretz, 25/1/20). “En 1898, Argelia recibió seis escaños en la Cámara de Diputados de Francia: cuatro de esos escaños fueron ganados por antisemitas confesos, especialmente el periodista Edouard Drumont, quien probablemente fue la figura antisemita más influyente en la historia de Francia”, el autor de La France Juive (idem).
    Como se ve, la historia es todo lo contrario a una sucesión lineal. En el mismo período en que aún se consagraban principios democráticos en Francia, la derecha y la reacción lo ´compensan´ con una fobia antisemita sin parangón.

Los "casos Dreyfus"  del presente

    ¿Asunto del pasado?  En 2009, Louis Begley, el famoso escritor polaco-norteamericano de origen judío escribió Por qué es importante el asunto Dreyfus: le preocupaban los abusos de las tropas estadounidenses con los prisioneros musulmanes en Abu Ghraib, Irak y, en general, un post-9/11 de erosión de los derechos civiles –Patriot Act– “contra el terrorismo”. El miedo y la xenofobia de los Estados Unidos de principios del siglo XXI le recordaron la atmósfera de la sociedad francesa en la década de 1890. “Hoy –dice David B. Green–, la indignación de Begley por el racismo y la erosión del debido proceso puede parecer un poco graciosa, sin que sea culpa suya” (id. ant.).
    El articulista se refiere a lo sucedido en el presente en el propio estado sionista, contra los “casos Dreyfus” palestinos. Elor Azaria, el médico de las Fuerzas de Defensa de Israel que en 2016, a la vista de sus compañeros soldados, disparó y mató a un palestino con un puñal. El palestino ya había sido controlado y arrestado. Para gran parte del público israelí Azaria fue un héroe que, con su enjuiciamiento por el ejército, se convirtió en una víctima: había matado a alguien que merecía morir, tanto en virtud de haber atacado nuestras fuerzas como porque él pertenecía al enemigo” (id. ant.). 
    A 125 años del caso Dreyfus nos levantamos contra los “casos Dreyfus” del presente, en todas partes y, en particular, en Palestina ocupada por los sionistas.

(9 julio 2020)



viernes, 24 de julio de 2020

Fragmento de “En el Laberinto”

[por Alberto a. Arias]


(Introducción a la recopilación “Versiones son amores”)


["Manos dibujándose" (1948), litografía de Maurits Cornelis Escher.]



                                                              “Traducir es como penetrar en el laberinto.”
                                                                                                          Lisandro Z. D. Galtier


    A este libro [Versiones son amores] lo considero una intervención poética y política, ya que en el impulso originario de cada una de las versiones recopiladas y comentadas a lo largo de sus páginas, hay motivaciones y necesidades de naturaleza poética y política, es decir: vitales.
    Aunque muchas de las versiones incluidas (sobre todo una parte importante de los poemas de la primera sección) son una respuesta práctica, intelectual y afectiva ante traducciones que considero fallidas o muy insuficientes de textos que amo o necesito, esta recopilación no implica necesariamente una discusión sobre el arte de traducir o versionar. (¡Y claro que me alegraría saber que existen lectores que pueden y quieren darle tan interesante uso!)
    Pero hay que aclarar de entrada una cuestión elemental, en lo que hace a las versiones incluidas en las partes primera y tercera de este libro: al no ser yo hablante de los idiomas en que los originales versionados están escritos, las mías constituyen un interjuego de versiones, más o menos complejo pero siempre placentero (versiones finales… de versiones intermedias... de versiones primarias… de versiones originales), ante materiales de apariencia frágil pero sólidamente constituidos (los originales mismos), capaces de soportar un despliegue de interpretaciones, desmenuzamientos, variantes de sentido, oposiciones y analogías, para un “rearmado” que pretendemos sea, en definitiva, fidedigno y auténtico.
    Por todo ello, este libro es un Laberinto de juegos deseantes y poiéticos, así como de reflexiones artísticas, sociales y políticas. Pretende asociar a otros, los lectores, en el juego de la libertad y el placer, fuerzas indomables en el camino de la vida.

    Tres partes lo componen (además de los apéndices) y sus títulos están tomados de unos versos de mis «Minigramas»:

    a) Son versiones del poema / que amor de los versos son.
    Esta primera parte está integrada por mis versiones de textos poéticos de “otros” autores (Dylan Thomas, Salvatore Quasimodo, Gérard de Nerval, Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, Marcel Schwob, Maurice Ravel, Guillaume Apollinaire, Pierre Reverdy, Jean-Joseph Rabearivelo, y algunos más), a quienes he pretendido seguir en el Laberinto.

    b) Ver si son sones de mí / versión y sonsones que di.
    Esta parte colecciona textos poéticos “propios” versionados de diversas maneras: idiolecto, glosas, interpretaciones, traslaciones a otras lenguas, etc. Presidido por un umohr “propio”, este ejercicio es el que mejor y más beneficiosamente “ajena” lúdicamente algunos de mis poemas.

    c) ¿Su versión?:/ ¡Subversión!
    Y luego encontramos este conjunto de versiones de textos políticos y críticos (también “ajenos” y “propios”) que nacieron al calor de los días de lucha y búsqueda por esclarecernos en cuestiones de la mayor importancia social y humana.


1) De la versión de poemas ajenos que así los hacemos propios

    Parafraseando a Lisandro Z. D. Galtier, digo que traducir es como penetrar en el Laberinto… pero de la mano del autor. Esto se aplica, sobre todo, a la versión posible y deseable de aquello que llamamos poema o texto poético.
    Cuando leemos o escuchamos un poema en su idioma original es como si el autor nos dejara a solas con su obra, como si nos dejara a la entrada del Laberinto e hiciera un gesto simple, afirmando: “He ahí la entrada; todo tuyo...”. En cambio, el quehacer-jugar de la traducción o versión de un poema es como penetrar en el Laberinto en compañía del autor –así como Virgilio guía a Dante en la Comedia–, pero con una condición: él se limitará a decir en voz alta y en su propio idioma aquello que ha dejado escrito “de una vez y para siempre” en sus muros, y nosotros estaremos obligados a dar de ese poema la versión a nuestro alcance y en nuestro propio idioma, para que otros puedan, quizá, compartir la experiencia.
    Es Benedetto Croce –también citado por Galtier en La Traducción Literaria– quien ofrece una definición que me parece muy acertada, en cuanto a lo que podemos plantearnos como deseable en materia de traslaciones poéticas artísticas: “La traducción que merece el nombre de buena es una aproximación que tiene valor de obra de arte, y que puede vivir independientemente” (subrayados míos).
    Relativizando las palabras finales de esta definición (que más que definición señala la posibilidad del juego de las afinidades electivas), la suscribo por completo, no sin dejar de sustituir la palabra “traducción” por “versión”, para ajustarla mejor a mi deseo. Digo que es necesario relativizar esa supuesta “independiencia” porque, así como es cierto que la versión del poema deberá arreglárselas por sí misma ante el nuevo lector, resulta evidente que la versión es –en potencia– dependiente de la posible aparición referencial del original, del que no es sino una aproximación con pretensiones de autosuficiencia o vida propia más o menos condicionada, relativa a sus nuevos lectores-hacedores.
    El versionar consiste en la elección de un rumbo o camino, de un procedimiento y de una ejecución, tomando como material preexistente un poema en un idioma que no es el nuestro. No otra cosa sucede cuando se pretende ‘componer’ un sujetobjeto poético y artístico. Entonces, antes las versiones logradas (que Croce llama ‘buenas’) nada más acertado que hablar de “aproximación” y de “obra de arte”, todo lo cual plantea cuestiones importantes: mímesis, identidad y diferencia, concreción y trascendencia, ser y apariencia, significación y sentido, contextualización y autenticidad, entre otras.
    Más que el azar, fueron la necesidad y los afectos (y, obviamente, el amor que unas composiciones poéticas pueden despertar), faces de una misma medalla, los que me llevaron de la mano como a un niño hasta las puertas de cada uno de estos textos y me abandonaron ahí, hasta que yo mismo me decidiese a entrar para encontrarme con su autor.
    Y que hayan sido el entusiasmo y la pasión los que me ayudaron a dar los primeros pasos en cada uno de estos Laberintos o “sitios encantados”, para disponerme al juego, en la más primaria de sus acepciones, era inevitable: solamente por las necesidades primeras y por los afectos primarios cobran auténtico impulso las acciones “poiéticas”. Pero luego, escuchando y leyendo al autor del que estaría siguiendo sus pasos en el Laberinto, han sido mis propias experiencias, aconteceres y búsquedas en el universo complejo de mi propia lengua los que determinaron los resultados, también de modo inevitable.
    Pero, ¿y los lectores? Ah, es por fin a ellos, y solo a ellos, a quienes les corresponde darle sentido vital a las palabras en su comunidad posible.

(…)

[julio 2020)   -  [Continúa]

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De "Versiones son amores" en el blog de Signos del Topo:

miércoles, 22 de julio de 2020

Cuba: ¿“medidas por y para los USmildes”?

Egresados de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara se forman en
la Plaza de la Revolución de Santa Clara (UCMVCCC BY-NC 2.0)


    Cuba enfrentó la pandemia en forma ejemplar, destacó no solo en América Latina y a nivel mundial. No precisamente porque sus médicos fueron contratados y sirvieron en países de los cinco continentes. Sobre todo porque logró contener los contagios en la isla, a pesar de las enormes penurias que arrastra. Cuba no registró un solo trabajador de la salud afectado. Una conducta que revela a su manera que todavía existen conquistas de la revolución que se mantienen vigentes, no obstante los enormes retrocesos vividos.
    La semana última se anunciaron en Cuba medidas de una enorme importancia que fueron muy escasamente comentadas en el subcontinente. La burocracia cubana anunció la virtual dolarización de la economía y medidas que prevén la quiebra del monopolio del comercio exterior, una reestructuración en gran escala de la economía hacia su descentralización y la autonomía de las empresas del estado y la libre entrada y salida de capitales a la isla.
    Los medios académicos, la prensa que se reclama crítica y hasta gente que se dice de izquierda en Cuba han mostrado conformidad. Antes habían alentado estos cambios y ahora los saludaron. Sintomáticamente han coincidido con el exilio cubano, patrocinado tanto por demócratas como por republicanos yanquis. Todos sostienen que la única salida al derrumbe de la economía que la pandemia puso al rojo vivo es “abrirse al mercado”. Aquel exilio estigmatizado hasta poco tiempo atrás habría pasado de ser una “quinta columna” a actuar ahora como un aliado imprescindible del régimen.
    El exilio de Florida dominado por sectores anticastristas y rabiosamente anticomunistas hasta mediados de los 90 ciertamente fue transformándose. Sus “remesas” alcanzaron, según cifras oficiales, 3,8 millones de dólares en 2019, la más alta históricamente a pesar del bloqueo y las trabas de Trump. Según el editor de La Trinchera, otro blog de izquierda de la isla, esas remesas llegarían hasta los 6 mil millones de dólares (Miguel Alejandro Hayes, 21/7). En proporción a la población de la isla ni los giros de mexicanos o guatemaltecos desde EE.UU. equivalen a lo que reciben los cubanos.
    Hasta hace poco esas “remesas representaban, junto al turismo y los servicios (misiones de médicos al exterior), una de las tres fuentes principales de la economía cubana. En estos momentos la primera” (Ely Justiniani Pérez, La Joven Cuba, 21/7). El turismo desapareció desde mediados de marzo y no hay visos de que se recupere a la brevedad. Con la pandemia en su peor momento en la Florida, donde está la flor y nata del exilio y de donde sale el grueso de esos fondos, la merma ha sido drástica. El gobierno cubano se venía agarrando de esas remesas como una tabla de salvación: pero esa tabla resultó ser peor que el plomo. Esas remesas alimentaron lenta pero consistentemente una fabulosa acumulación privada de capital, que la misma burocracia alentó. Esto permitió, según diversas fuentes, que ese exilio sirviera de plataforma de ´gusanos´ que carcomieron el endeble edificio de la economía cerrada y centralizada de la isla. Hay un refrán en Cuba que lo dice sin tapujos “lo que importa es tener FE: Familia en el Exterior” (id. ant.). El mercado informal generado por la “libertad de viajar” y traer productos de todo tipo del extranjero minó, desde los acuerdos Obama-Raúl Castro, toda la estructura del país. Ahora esto llega al paroxismo.
    Sin siquiera tributar el impuesto del 10% que antes regía, “las tiendas que hasta ayer estaban vacías por falta de materias primas, y el cerco impuesto a los barcos, hoy se llenan por arte de magia como pocas veces hemos visto, pero dejando claro que solo los que tengan dólares podrán disfrutarlas” (idem). Los burócratas que siempre fueron acusados de ´lerdos y perezosos´ ahora se han transformado en los agentes de una dolarización muy particular: “la redolarización de una parte importante de la circulación mercantil, no (es) cash, sino mediante el uso de tarjetas de crédito bancaria; una dolarización plasticada. Su objetivo inmediato es entendible. Los ingresos en MLC (moneda de libre convertibilidad) han disminuido seriamente y no hay visos de que regresen a la normalidad en un plazo breve” (Mario Valdés Navia, LJC, 22/7). Como Cuba tiene un sistema bancario arcaico, la burocracia permitiría de este modo que la isla mañana se transforme en una segunda Puerto Rico del Caribe. Los poseedores de esas tarjetas las tienen porque son extensiones de tarjetas emitidas en EE.UU. o porque tienen doble residencia, en EE.UU. y en Cuba.
    Como “los gastos por el enfrentamiento a la pandemia, pagos de la deuda externa y compra de insumos fundamentales no pueden esperar a que la economía prospere, y la fuente de financiamiento más expedita está dentro del país. De ahí que los dólares celosamente atesorados por ahorristas desconfiados en botijas, supuestas cajas de herramientas, colchones y muebles de doble fondo, hayan sido convocados a manifestarse con urgencia, como los seres en una sesión espiritista. Por las colas existentes en los primeros días en las tiendas –por cierto, muy bien surtidas en un santiamén− para ese mercado de gama alta y media, puede valorarse de efectiva la decisión tomada. Mientras, los que no tienen tarjetas internacionales, ni cuentas en u$s en bancos cubanos, se apresuran a abrirlas o guardan reservas en CUC y CUP –los que pueden− para comprar en el mercado negro las nuevas ofertas provenientes de esas tiendas” (idem, itálicas del original).
    Cuba podría volver a una situación colonial o semi-colonial como vivió hasta 1959. “Lo del u$s en el mercado cubano es algo cíclico en nuestra historia y su último arribo, en los años 90, nunca concluyó realmente, solo se metamorfoseó tras un antifaz nacionalista: el CUC” (idem). O sea, que la situación actual se viene alimentando de un proceso restauracionista que avanzó regularmente durante casi 30 años.
    La “apuesta a la emigración y sus vínculos y a un sector de la población con acceso a MLC más amplio” es un salto al abismo. La ilusión que una destacada economista cubana, Anamary Maqueira Linares (oncubanews, 20/7) abre de que “las divisas captadas por las ventas en las tiendas en MLC se destinen a mantener una oferta ‘decente’ en las tiendas en moneda nacional lograría parte del objetivo redistributivo”, no soporta la más mínima prueba.
    La revolución del Che y Fidel abrió extraordinarias ilusiones, especialmente en relación a un problema histórico de Cuba: la cuestión de la tierra y su producción azucarera casi única, nave insignia con la cual Cuba era conocida en el mundo. Hasta fines de los años 60 Cuba era el principal exportador mundial. Hasta 1959 los cañaverales y los ingenios estuvieron en manos de monopolios yanquis. Tras la revolución y el boicot yanqui fueron expropiados. 60 años después, sin embargo, la industria azucarera cubana es una ruina, su producción es marginal a escala mundial y apenas si contribuye al comercio exterior de la isla. La burocracia con sus métodos ha llevado el campo a su mayor atraso y parasitismo en la historia de Cuba.
    Junto a Venezuela no debe haber país en América Latina que sea menos autosuficiente en materia alimentaria (el 70/80% de los alimentos se importan). Con una importante población rural aún la “agricultura no aporta ni el cinco por ciento al producto interno bruto”. Quien lo dice se pregunta: “¿Será que esta es la Revolución de los USmildes, por los USmildes y para los USmildes?” (J. Fernández Era, La Trinchera, 20/7). La revolución cubana es clarísimo que fue otra cosa, pero su devenir destaca la necesidad imperiosa de luchar por la independencia política de los trabajadores, la dirección obrera y socialista de la revolución y, sobre todo, por un partido y una estrategia de poder obrero.

(22 julio 2020)


viernes, 17 de julio de 2020

La esperanza yace muerta: por qué tantos jóvenes en Gaza se suicidan

[por: Muhammad Shehada]
 


    Suleiman Al-Ajouri era un joven de 23 años reflexivo y de buen corazón. Su único deseo era vivir lo mínimo de una vida normal y decente. Sin embargo, al igual que la gran mayoría de los jóvenes calificados pero asediados de Gaza, entre los cuales el desempleo ha alcanzado un asombroso 78 por ciento, la vida y las oportunidades le han dado la espalda y lo han dejado sin nada que perder.
    Suleiman fue uno de los principales activistas en las manifestaciones dirigidas por jóvenes de “Queremos vivir" que salieron a la calle en marzo de 2019 para protestar por los barrios marginales tóxicos no habitables en los que Gaza se ha convertido bajo el bloqueo de Israel y el gobierno de Hamas. Las protestas fueron dispersadas violentamente por Hamas, cuya fuerza de seguridad interna, un clon del Shin Bet de Israel, hostigó en forma ocasional y arrestó arbitrariamente a Suleiman, incluso en la boda de su hermana.
    Lo que realmente rompió a Suleiman, según sus amigos, fue cómo vio bloqueados todos los caminos para escapar del infernal callejón sin salida de Gaza, sin otra forma digna de partir que quitarse la vida.
    Mientras permanecía inactivo y sin dinero, había visto desesperadamente a sus amigos, uno tras otro, vendiendo todo lo que tenían para juntar el dinero necesario para obtener una visa de turista a Turquía, y luego hacer un viaje indescriptible a través de Egipto a Estambul, para esperar allí, indigente, por la improbable oportunidad de entrar en Europa.
    Él mismo había tratado de reunir suficiente dinero para hacer ese viaje: había pagado por una solicitud de visa, pero la retiró cuando ya no tenía ninguna posibilidad de cubrir el costo del viaje.
    Cada vez más solitario, sin un peso y acosado constantemente, Suleiman encontró una salida de la jaula de Gaza. Pero fue a su tumba.
    La mayoría de los habitantes de Gaza podrían relacionarse fácilmente con la experiencia de Suleimán. De hecho, el mismo día que se quitó la vida, otros tres habitantes de Gaza se suicidaron. Ayman al-Ghoul, de 24 años, se arrojó desde el quinto piso de su casa. Una mujer de 30 años se ahorcó en su casa, y Brahim Yassin, de 21 años, murió de sus heridas una semana después de prenderse fuego. 
    Tres habitantes de Gaza también intentaron suicidarse 24 horas después de la muerte de Suleiman. Ahmed al-Malahi tragó 50 píldoras, una joven adolescente intentó arrojarse desde un balcón y una adolescente de 18 años tragó decenas de píldoras. El miércoles pasado, otro joven gazatí intentó arrojarse desde un balcón del Ministerio de Asuntos Sociales después de que se le negó una ayuda.
    El fondo de todos esos casos es idéntico; joven, desempleado y sin futuro.
    Cada minuto que pasa mientras la inhabitabilidad de Gaza no se aborda, decenas de vidas están en peligro crítico. La juventud de Gaza está muriendo. Están muriendo una muerte prolongada por asfixia y desesperación, o una muerte acelerada por su propia mano.
    Mueren por dentro cada vez que ven gente en el mundo exterior viajando, siguiendo una carrera o educándose, mientras en Gaza permanecen enjaulados en la prisión gigante de Israel. Mueren por dentro cuando ven a personas en el mundo que se enamoran mientras que ellos nunca pueden darse el lujo de formar una familia. Mueren adentro cuando ven que Israel justifica su desecación como una necesidad de seguridad, y el mundo compra eso. Y mueren adentro cuando ven a sus líderes maltrechos huyendo infantilmente de sus responsabilidades mientras Gaza corre hacia el precipicio.
    Desde principios de este año 17 habitantes de Gaza se quitaron la vida y cientos han intentado suicidarse. Estas cifras indican un aumento aterrador. Desde 2015 Gaza ha sido testigo de al menos un intento de suicidio por día. En 2018 veinte habitantes de Gaza se suicidaron y 504 lo intentaron. En 2019 fueron 22 los que se suicidaron. Entonces, si la tendencia de estos primeros seis meses continúa, habrá un aumento de casi el 80 por ciento en los casos de suicidio en 2020 en comparación con 2019.
    Ninguna de estas cifras incluye los cientos de intentos de suicidio indocumentados encubiertos por miembros de la familia o autoridades locales para evitar controversias y vergüenzas, ya que el suicidio es un tabú especialmente sensible en el Islam…
    El viernes pasado, la seguridad de Hamas incluso arrestó a un joven gazatí, Ellas Shehada, quien amenazó con suicidarse si se ignoraban sus problemas. Había ido de puerta en puerta para pedir ayuda a los líderes de Hamas, sin éxito. Eyas fue arrestado mientras transmitía en vivo desde su página de Facebook su indigencia, falta de hogar e imposibilidad de mantenerse.
    Un destacado periodista local, Usama Al-Kahlout, fue arrestado el mismo día por llamar la atención sobre la amenaza de suicidio de Eyas y le pidió a la gente que lo ayudara. Mientras Usama fue liberado más tarde después de una fuerte presión de sus colegas y amigos, Eyas permanece en prisión.
    Un médico del hospital al-Shifa de Gaza me dijo que muchos intentos de suicidio no están registrados como tales… Los pacientes que han intentado suicidarse a menudo se clasifican automáticamente como enfermos mentales para proporcionar una excusa pública y evitar abordar las raíces subyacentes del problema que no se pueden tratar…
    Lo que disuade de que haya más suicidios y evita que estos números se disparen es la creencia religiosa entre la población predominantemente musulmana de Gaza de que cometer suicidio es un pecado imperdonable que conduce a la eternidad en el infierno.
    Y, sin embargo, debería ser increíblemente revelador que decenas de jóvenes habitantes de Gaza que se suicidan o lo intentan claramente se han visto obligados a concluir que el infierno de Dios, pase lo que pase, sería mejor que el infierno que [es] Gaza después de 13 años de bloqueo draconiano israelí, de guerras y escaladas, del gobierno indefinido de Hamas y la intratable división intrapalestina…
     El movimiento más esencial que la comunidad internacional puede ofrecer a Gaza es traducir la retórica en acción y desafiar significativamente el asedio de Israel hasta su eliminación total. Si no se puede reunir el coraje mínimo para luchar contra un delito claro de castigo colectivo, la comunidad internacional debería mostrar a los jóvenes y al pueblo de Gaza un rayo de esperanza; para romper su aislamiento, hacerse más visibles en sus vidas, en lugar de simplemente involucrarse en una diplomacia oculta o firmar cheques de pago a puerta cerrada.
    De lo contrario, todos somos cómplices de sentenciar a muerte a los jóvenes que son el futuro de Gaza, ya sea a un ritmo lento y atroz, o más rápidamente, en sus propias manos.

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(Extraído de Haaretz, 15/07) (Trad.: N. M.)





domingo, 12 de julio de 2020

M (1)

[por Alberto a. Arias]


M


Qué simple:
su olvido vivimos –
Si recuerda, morimos.

                                                     (2003)


1.
    En toda vida hay periodos donde M parece aproximarse demasiado. Atravesé uno de estos en los últimos años y apenas se han difuminado un poco las huellas hendidas en la estela de sombra-de-sombras que dejó a su paso.
    Rostros y no rostros, cuerpos y no cuerpos, presencias y no presencias dan todavía el tictac de las horas huidizas –y desde el sueño oímos nuestra propia voz diciendo unos poemas casi como conjuro.
    De eso se trata en esta reunión de poemas: M aparece en todo su denso esplendor oscuro,  sol negro elevado a su cenit y máxima potencia.

2.
    M es persona incorpórea desde el instante en que la convertimos en portadora de la llave del «destino» de nuestro cuerpo; es poseedora del instante final, del hilillo tenue y delgado del que solo M sabe en cuál milisegundo se cortará.
    Pero M, oscuro espejo incorpóreo en el que no podremos vernos aunque miremos allí, oculta la verdad tácita de su topoderosa Nada, de su grado cero de la existencia que, por la dialéctica esencial de lo viviente, lo es Todo.

                                                                     (julio 2019)


Muerte



Muerte, te nombramos
tácita — literal — densa — ubicuamente.
Y asimisma te apersonamos,
aunque sos de verdad mentira una gran Nadagrata Antipersona.

Y te empoderamos de un poder omnímodo,
aunque sos apenas la que cabe en la cabeza impensante
del alfiler implacable que pincha el globo «Ilusiones del Ser»
                — o todavía menos.

Muerte — te nombramos.

Muerte.
                                 Muerte.
                                                                 Muerte.

          _________________________

¡ Pero caray, qué nombre tan espantable
para tan Atractora Antipersona !


                               (1º de julio de 2017)



El sol oculto de Monelle y Marcel 



De la mano de Marcel,
emergió Monelle de las penumbras del mar que me tenía cautivado
en la hora previa al crepúsculo.

Apenas recordaba yo sus palabras antiguas,
nuevas en boca de Marcel,
pero el viento ululante y helado como una medusa abisal
volcó en mis oídos el alfabeto primigenio de Monelle:
«No ames tu dolor, puesto que no ha de durar».

Marcel la abrazó entonces
para que el congelante mar no les impidiese hablar y ser felices
                en el «momento fulgurante»:
«Agota en cada momento la totalidad positiva y negativa
                de las cosas».

Y Monelle redobló ese abrazo fundente
para no sucumbir ambos en el vórtice azaroso de una torpe nada
sino en el fluir de la vida muerta y la muerte viva:
eterno río fugaz, constelación esplendente,
fulguración del universo inaccesible.

Delante de mí, en el ocaso de la luz,
los cuerpos enlazados de Marcel y de Monelle
se iluminaron poco a poco
hasta alcanzar una apariencia de roca arenisca
tocada por la baba de un sol oculto.

Recordé entonces lo que Monelle — ¿o acaso fue Marcel? —
sentenciaba, en el remolino de pasadas penumbras:
«No te preocupes por tu libertad: olvídate de ti mismo.
Sé el alba mezclada con el crepúsculo».


                                                                                     (octubre 2017)

[Continúa en: M (2) ]




sábado, 11 de julio de 2020

Lincoln, Trump, «libertad de expresión» y fascismo


[1791: La carta de Derechos de los Estados Unidos de Norteamérica.
Con las primeras diez enmiendas de la Constitución.]


    El partido republicano de los EE.UU. está embarcado a fondo en la reelección de Trump, quien ahora a diferencia de 2016, no tuvo competencia en las primarias. Si bien esto le funcionó, no ocurre lo mismo de cara al último tramo de la campaña: los actos han sido un fiasco y todas las encuestas lo dan varios puntos debajo de Biden. Ciertamente, el candidato demócrata (incluso con el apoyo de Sanders) está bien lejos de ´agitar las aguas´ o de simpatizar con el despertar democrático y la lucha social que agita a los EE.UU. como hace mucho tiempo no sucedía. A la inversa, Trump ni remotamente se da por vencido y está azuzando el combate.
    Una de las manifestaciones más groseras de esto es la tendencia de Trump a invocarel ´patriotismo´ y, más recientemente, en forma descarada, el supremacismo blanco y el odio racial, provocando a los millones de estadounidenses que ganaron las calles tras el asesinato de George Floyd y el movimiento Black LivesMatter. Trump, en su ´republicanismo´ se jacta de que  lo sostiene el partido de Abraham Lincoln. Sin embargo, curiosamente, se ha transformado en un cruzado de la defensa de la herencia de la Confederación sureña que fue derrotada en la Guerra de Secesión por Lincoln. Días atrás llegó al extremo de exhibir la bandera confederada, diciendo "Mi postura es muy simple: es libertad de expresión". Entre el republicanismo de Trump y el nacional-socialismo hitleriano hay más de una coincidencia. A la inversa, el abismo entre el partido republicano de Trump y el de Lincoln no puede ser mayor.

Historia y presente

    El trumpismo con su legión evangélica, la Asociación Nacional del Rifle y los restos (que no son tan restos) del KuKluxKlan detrás, abreva en una postura que durante mucho tiempo dominó la opinión pública de los EE.UU. y supone que la Guerra de Secesión fue “innecesaria” y hasta podría haber sido evitada. Legiones de historiadores, incluso ´izquierdistas´ como Leo Huberman, autor de “Nosotros, el pueblo, una historia socialista de los Estados Unidos”, Ed. Palestra, 1965) la desprecian olímpicamente.
    EE.UU. es un país único en muchos sentidos. De alguna manera vale aun hoy lo que John Stuart Mill dijo para los EE.UU. antes de aquella guerra: un “país en el que las instituciones aseguran basarse en la igualdad y que, sin embargo, mantienen la esclavitud de hombres de raza negra…”. La guerra de Secesión no solo fue necesaria sino inevitable. No por casualidad Marx en uno de sus primeros y más famosos textos breves trata a los EE.UU. como un país “colonial” (ver “Salario, precio y ganancia”). Antes de la guerra de Secesión los estados sureños eran virtuales vasallos de la ex madre patria, Gran Bretaña. Virginia, Georgia, Carolina del Sur eran todavía entonces los estados más prósperos de la Unión sobre la base de su complementación con la industria textil de Manchester. Las plantaciones esclavistas de algodón habían en gran medida suplantado a las de tabaco. La ilusión de “los dirigentes sudistas de la revolución como Washington, Jefferson y Patrick Henry (que) aguardaban esperanzados el día en que la esclavitud desaparecería por completo de la república” se disipó muy pronto. De la mano del desarrollo simultáneo, por un lado, de la manufactura inglesa y, por el otro, del invento de la máquina desmochadora que permitía separar rápida y económicamente el algodón de la planta, “la esclavitud renació y pronto prosperaría como nunca”. Esto lo explica un gran historiador: Carl N. Degler, Historia de Estados Unidos, Ariel, 1986).
    La guerra de Secesión quebró el intento de escindir a los EE.UU. revirtiendo su gran revolución de independencia. El sur amenazaba transformarse en una republiqueta abastecedora de materias primas, del tipo de las que poblaban toda Hispanoamérica y para frenar esta amenaza fue necesaria una guerra sangrienta: “Entre 620.000 y 750.000 personas muertas, más que el número de muertes militares de los Estados Unidos en todas las demás guerras combinadas” (https://www.civilwar.org/learn/articles/civil-war-facts). Gran Bretaña  era el principal soporte del sur confederado. La clase obrera inglesa, a la inversa, bajo la influencia de Marx y la Primera Internacional, dejó entonces una de las primeras enseñanzas de internacionalismo proletario.
Lincoln, a pesar de todas sus limitaciones, fue probablemente la última expresión del ciclo vital de la revolución burguesa. La primera guerra de independencia de Cuba, pocos años después de la guerra de Secesión, y especialmente la segunda (fines del siglo XIX), demostrarían, a la inversa, el pasaje definitivo del imperialismo norteamericano al campo de la reacción.
    Trump y los que han glorificaron con monumentos y montones de símbolos la tradición de la Confederación del sur no solo enlodan a Lincoln, son la expresión de la negación de su legado. Entre el partido republicano de Lincoln y el de Trump, hay mucha distancia. Lincoln fue la expresión del progreso histórico y del avance del capitalismo en EE.UU. sobre la base de una expansión agrícola revolucionaria (el fenómeno farmer, que Lenin tanto valoraba). Trump es la cruda expresión de la decadencia imperialista, de la reacción en toda la línea.

¿Un destino como el de Nixon o peor?

    La provocación de Trump a los negros, a las reservas indígenas de EE.UU., a los inmigrantes, está alcanzando proporciones inauditas. “El discurso incendiario es alarmante para muchos en su propio partido y va en contra de los consejos de algunos en su círculo íntimo, quienes creen que corre el riesgo de alienar a los votantes independientes y de los suburbios”, dice una información de Associated Press que publica Haaretz (8/7).“ ´No se trata de quién es el objeto de la burla o el vitriol (*). El problema real es comprender el atractivo del resentimiento y el miedo de los blancos´, dice Eddie Glaude, presidente del Departamento de estudios afroamericanos de la Universidad de Princeton. ‘Todo está arraigado en este pánico sobre el lugar de los blancos en esta nueva América´ ”.
    Trump azuza el temor a los negros o al “otro” como Hitler lo hacía a los judíos o a los gitanos. Esto “ha alcanzado un ritmo vertiginoso en los últimos días a medida que la nación lidia con la injusticia racial” (idem).”Los comentarios de Trump son un descendiente aparente, medio siglo después, del alcance codificado de Richard Nixon a los votantes blancos conocido como la Estrategia del Sur” (idem). Su muletilla "la mayoría silenciosa", que él representaría, la tomó de Nixon.
    “Los asesores de la Casa Blanca, Kellyanne Conway y Jared Kushner, según los funcionarios, advirtieron que parte de la retórica racista, incluido el uso de la ´gripe Kung´que culpa a China de la pandemia de COVID-19, podría apagar a su franja de votantes. Algunos creen que había más audiencia para la retórica incendiaria sobre la inmigración hace cuatro años, porque las encuestas muestran que el movimiento Black Lives Matter está ganando un amplio apoyo” (idem).
    Doce años atrás, cuando Obama ganó las presidenciales, se abrió la ilusión de que EE.UU. podía superar su racismo estructural. La cooptación de una franja profesional ultra minoritaria negra demostró que poco y nada se podía cambiar.
    Ahora ha llegado el turno de la verdad. Las masas norteamericanas tendrán que abrirse su camino con independencia de cualquiera de los dos grandes partidos de la burguesía yanqui. Hace mucho tiempo que la clase obrera norteamericana se debe la construcción de su propio partido.

                                                               (11 julio 2020)

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(*) Vitriol son las iniciales de una expresión masónica que indica introspección.