[por Norberto Malaj]
“El anuncio de la puesta en marcha de Tarea Ordenamiento (la virtual dolarización de la isla según publicó toda la prensa mundial) el 1 de enero de 2021 —explica un economista cubano no precisamente trotskista— me recuerda aquel pasaje histórico cuando Cayo Julio César cruzó el Rubicón con sus legiones para ocupar Roma y, al hacerlo, exclamó: «¡Alea iacta est!» (¡La suerte está echada!). Todos los que hemos defendido durante años la necesidad de adoptar esta decisión” —dice con pesar el hombre— “sabemos que en las actuales circunstancias, el éxito de su aplicación está más comprometido que nunca” (Mario Valdés Navia, La Joven Cuba, 12/12). Otro economista cubano muy reconocido, Pedro Monreal, describió el paquetazo de medidas en marcha así: “No hay ‘mapas’ para una hiper-devaluación de 2300%. Mucho menos si viene acompañada de la quintuplicación de salarios y pensiones, un aumento aproximado de precios de 780% en la canasta normada y contracción de la producción agropecuaria por segundo año consecutivo”, dijo Monreal en un tweet.
La burocracia castrista decidió poner
definitivamente el acelerador tras marchas y contramarchas en medio de
contradicciones, según parece, en el propio régimen: una semana antes del
anuncio, el mismo Valdés Navia (ídem, 5/12) informaba que “Alejandro Gil,
ministro de Economía y Planificación, en la Mesa Redonda [el programa político
más visto en Cuba –N.Mj.] del jueves 3 sorprendió negativamente” introduciendo
“incertidumbre” al “defender el camino trillado y obsoleto: el de la
persistencia de la doble moneda”.
La crisis capitalista y la pandemia
sacudieron a Cuba como a ninguna otra nación latinoamericana (la dependencia de
Cuba del turismo no tiene parangón y éste desapareció desde marzo). En julio la
burocracia anunció la “inminencia” de medidas drásticas, pero “de la amplia
estrategia económica postulada en julio —decía el citado Valdés Navia—, lo
único que ha sido aplicado de manera relampagueante y creciente en este segundo
semestre, es la conversión de las tiendas en CUC a MLC” (ídem).
Pues bien, de la noche a la mañana, el
presidente Díaz Canel, con Raúl Castro a su lado, anunció que la moneda
´convertible´ cubana (el CUC) vigente desde el ´período especial´ y que
cotizaba a razón de 1/25 con el CUP (esta última “la moneda nacional”) deja de
circular el 1º de enero. El salario promedio cubano está en el orden de los 25 dólares
(625 CUPs —una jubilación media en Cuba es del orden de los 250/300 CUPs). Esto
no alcanza ni remotamente a sostener una canasta básica de bienes. La provisión
a precios subsidiados (una canasta limitadísima) persiste en Cuba, pero hay
montones de productos que sólo se obtienen en el mercado libre/negro que
operaba en CUCs y a partir de ahora lo hará sólo en dólares.
El dólar se transforma de hecho entonces en
el único equivalente de valor. “La dolarización plástica primero fue aplicada a
los llamados productos de gama alta y media, pero luego, en octubre, se
extendió a bienes de amplio consumo hasta alcanzar la mayor parte del mercado
estatal no normado. Y este es el factor que más me preocupa… es preciso tomar
medidas para evitar una inflación galopante por la combinación de una oferta
insuficiente de productos, subida de los precios y una mayor demanda efectiva
al crecer los salarios y jubilaciones, remesas y otros ingresos. El
mantenimiento por largo tiempo de la partición del mercado interno en dos
segmentos: uno bien nutrido —en tarjetas en u$s— y otro magro hasta la
saciedad, en moneda nacional (CUPs), solo puede llevar a la depreciación veloz
del peso cubano” (Valdés Navia, 12/12). El gobierno dice que respetará la misma
paridad vigente hasta ahora. Pero según informan cables e informaciones el
dólar ya cotiza en el mercado negro a razón de entre 40 y 50 CUPs.
En estos meses el desabastecimiento de
bienes básicos en Cuba recrudeció y por momentos la isla pareció volver al 'período especial' —el del derrumbe del COMECON cuando la quiebra de la
economía cubana alcanzó cifras de catástrofe (la isla jamás había sufrido una
crisis igual; 1992/5. El PBI per cápita cayó un 30%. Desde aquellos anuncios de
principios de julio la burocracia se esmeró en transformar y multiplicar las
tiendas especiales que operaban en CUCs con bienes importados, inaccesibles a
la gran masa de trabajadores cubanos. El objetivo de la burocracia era arañar
los dólares que antes monopolizaban los “buhoneros internacionales” —Valdes
Navia dixit. En su lugar “el Estado comerciante creó un mercado
mayorista cautivo para que esos buhoneros compren en sus tiendas (y revendan en
el mercado interno), mediante tarjetas en MLC —u$s—, lo que antes adquirían en
otros países. Los consumidores cubanos de a pie tendremos que seguir pagando
precios exorbitantes para adquirir en la economía sumergida esas mercancías
indispensables. Lo que primero se presentó como una solución transitoria,
adquiere visos de permanente” (ídem).
El punto de vista de Valdes Navia refleja el
de un sector social relativamente privilegiado que fue golpeado duro por la
pandemia, pero deja traslucir muy pálidamente lo que sufren las grandes masas.
Dicho sector que se reclamaba 'reformista' y se expresó ampliamente en la 'izquierdista' La Joven Cuba se había hecho ilusiones de que una
unificación cambiaria beneficiaría a los sectores ya integrados al mercado
mundial y redundaría en una política de 'equilibrio socialista' que hubiese
permitido un paliativo a la crisis cubana y cierto despegue económico.
La isla arrastra crónicamente un atraso de
sus fuerzas productivas y una falta de inversión que se remonta a los años del
fracaso de la cosecha de azúcar de “las 10 millones de toneladas” (1969/70).
Desde entonces la economía se fue despeñando hasta caer en una crisis sin
precedentes bajo el 'período especial' y, desde entonces, se ha ido recuperando
muy lentamente de la mano de una incesante penetración capitalista que ha
acentuado brutalmente la desigualdad social. Aunque la burocracia castrista
sigue culpando al 'bloqueo yanki' de todos los problemas de la isla es evidente
que el mismo no fue óbice, sin embargo, para que la burocracia tejiera todo
tipo de vínculos con el capital internacional, incluido el poderoso exilio
‘gusano’ de Miami —atado de mil formas al gran capital norteamericano.
¡Claro que hay que luchar contra el 'bloqueo imperialista'! Pero la burocracia castrista se ha valido de esto no
para una lucha antiimperialista continental y mundial sino para 'mendigar' una
y otra vez ante las burguesías de América Latina y someterse a sus dictados. El
castrismo sirvió de vehículo a la penetración del gran capital español,
canadiense, brasileño y de otras latitudes para todo tipo de 'entregadas'. El
castrismo ha dejado hundir en el marasmo al complejo agro-industrial 'insignia' de Cuba. Del otrora mayor exportador mundial de azúcar en el mercado mundial no
queda virtualmente nada. Hoy Cuba es un actor absolutamente marginal en el
mismo. La mayoría de los cañaverales e ingenios cerraron y están destartalados.
El turismo cubano y los servicios médicos,
dos sectores menores pero neurálgicos de la economía cubana actual ahora están
muy golpeados. El retroceso de Cuba en el turismo caribeño, como la reducción
de las “misiones médicas” es previo a la pandemia. Según informó el ministro
Gil, en la mencionada Mesa Redonda, Cuba perdió ya más de 5.000 millones de
dólares en 2019, lo cual se agravó aún más a causa de la pandemia en 2020.
No cabe duda de que
la burocracia cubana tomó intempestivamente la decisión de la unificación
cambiaria especulando con que el cambio en la administración yanqui le será
favorable. La pregunta obvia es si eso no operará como un salvavidas de plomo.
El mismo día de los anuncios de la
dolarización, en las sesiones del I Foro Empresarial Cuba 2020 –dice un
analista de Miami– el ministro de Comercio Exterior y las Inversiones
Extranjeras, Malmierca, anunció también dos medidas “absolutamente inesperadas”
(Elías Amor, en Cubanet, 11/12). Primero, la decisión de eliminar “la
obligación de una participación cubana mayoritaria en las empresas y proyectos
mixtos de inversión”, con la única excepción de “la extracción de recursos
naturales o la prestación de servicios públicos”. Se abre explícitamente, en
particular, la posibilidad de inversiones extranjeras mayoritarias en turismo,
biotecnología y comercio mayorista. En segundo lugar “el régimen anunció su
intención de promover en el sector financiero igualmente por primera vez, la
participación de fondos de inversión, y también se está autorizando que las
empresas de capital totalmente extranjero puedan establecerse en parques
científicos tecnológicos como el que ya existe en la capital” (ídem).
El vocero del capital cubano con asiento en
Miami se formula esta pregunta: “ese anuncio de liberalización financiera,
¿acaso tiene que ver con la entrada en la economía cubana de los temidos 'fondos tigre'?” (ídem). Sectores de la vieja burguesía gusana asociada hasta
el presente a la restauración capitalista cubana se plantean si “empezó la
piñata castrista, vendiendo a extranjeros el capital productivo de todos los
cubanos que, si nada lo remedia, se van a adueñar con participaciones
mayoritarias del mismo… entregándolo a españoles, alemanes, ingleses o vaya
usted a saber a quién” (ídem).
Cuba se acerca a momentos decisivos como
pocos en su historia.
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