[por Norberto Malaj]
[Fotografía tomada durante el levantamiento del Gueto en mayo de 1943. Es una de las fotografías más icónicas de la Segunda Guerra Mundial. Fuente: wikipedia]
‘Activistas sionistas colaboraron con los nazis y fueron ejecutados por partisanos judíos’. Así textual titula una investigación que está aún en curso, en Israel, y acaba de revelar Haaretz (14/11). Es una investigación historiográfica sobre el Movimiento Betar, una de las principales fuerzas del movimiento sionista anterior a la Segunda Guerra Mundial y partícipe central en los inicios de ese estado, que revela la destacada intervención de esa fuerza en la famosa “Judenrat”, la policía judía colaboracionista de los nazis en los guettos.
El artículo de marras lleva la firma de
Ofer Aderet, uno de sus principales periodistas (en forma frecuente escribe
también en La Nación y El País) y su bajada dice: “El
movimiento Betar ha ignorado un capítulo melancólico de su historia ocurrido en
el gueto de Vilna durante el Holocausto: la ejecución por judíos de otros
judíos que colaboraban con los nazis”. Betar respondía al teórico de la derecha
sionista, Zeeb Jabotinsky, quien fue comandante del “Irgún”, una organización
paramilitar sionista responsable de varios atentados antipalestinos y
antibritánicos antes de la erección del estado sionista. Jabotinsky fue un
admirador de Mussolini y proclamó incluso que el Duce era sionista (“La
conexión Mussolini-Jabotinsky: las raíces ocultas del pasado fascista de
Israel”, en Middle East Monitor,
27/1).El Betar de Jabotinsky fue la simiente del Likud, el partido de Netanyahu
y del ex primer ministro, Menahen Beguin, dos de las figuras más siniestras de
la derecha y la historia del estado sionista.
La
investigación israelí se realizó en el propio Instituto Jabotinsky y estuvo a
cargo de “Miri Yahalom, archivera del Instituto que estudia las actividades del
movimiento sionista revisionista y su ala juvenil, Betar, en el gueto de Vilna”
(Haaretz, citado), uno de los peores
centros en que se confinó y asesinó a decenas de miles de judíos bajo la
ocupación hitleriana de Europa. Fue en la resistencia de este guetto donde se
acuñó la famosa frase "No vamos a ir como ovejas al matadero", que se
le adjudica al comandante guerrillero Abba Kovner (tras la guerra fue uno de
los mayores poetas de Israel).
“Al parecer –dice Oferet–, no fue por
casualidad que las fotos acumularan polvo en el archivo durante décadas.
Documentan un capítulo olvidado, sensible y sombrío, en los anales de los
judíos de derecha en el gueto de Vilna”, la mayoría de los cuales provenían del
Betar de Varsovia. Betar tras la guerra se dio a la tarea de ocultamiento de un
pasado que siempre fue revestido de “glorias” y que presentaba a Betar como
socio de las demás organizaciones sionistas, incluso de las que se reclamaban
de la izquierda sionista. Yahalom investigó el pasado de varios líderes de
Betar que pasaron a actuar en Vilna como agentes nazis y terminaron siendo
fusilados por la propia resistencia judía. Es el caso de “Lotek Salzwasser (que
tras la liberación del guetto de Vilna) se unió a los partisanos en los bosques
de Lituania en el otoño de 1943, pensó que había escapado de una muerte segura
a manos de los nazis. Nunca podría haber imaginado que la muerte llegaría a
manos de otros judíos, sus camaradas en la clandestinidad. Abba Kovner, el
comandante de la clandestinidad en el gueto de Vilna, selló el destino de
Salzwasser después de escuchar testimonios de que había colaborado con los
nazis. Salzwasser llegó a Vilna con la ola de refugiados de Polonia, esperando
un mejor destino bajo el dominio soviético. En septiembre de 1941, tras la
conquista alemana de la región, fue confinado en el gueto de la ciudad junto
con el resto de la población judía. Allí, se unió a la Policía Judía, que era
detestada por los residentes y acusada de ser cómplice de los nazis en su
persecución de los judíos” (ídem).
“Vitka Kempner, un partisano y la novia,
luego esposa, de Abba Kovner, quien comandaba el campamento judío en el bosque
de Rudniki, después de la guerra denunció que Salzwasser ‘abre malinas
[escondites] con niños llorando y madres que gritan, y arrastra hombres… lo
agarro de la mano y le grito: '¡Lotek, qué haces, por el amor de Dios, estás
loco!’. ¡Una vez fue amigo de mi hermano en la clandestinidad! Y nos traicionó
y nos dejó. El hermano que ella menciona, Yisrael Kempner, era miembro de Betar
y también sirvió en la policía judía” (ídem).
La investigación aún en curso es un mentís
incluso a la supuesta “unidad sionista” de antaño. Según el “testimonio de otro
partidario (del Betar), Yehezkel Kremmerman al poco tiempo (de llegar al
campamento) supimos que Salzwasser había sido llevado fuera con otro compañero
y que fueron asesinados, sin interrogatorio ni juicio. Su pecado, agregó: fue
ser de Betar. Si hubiera sido del [movimiento juvenil de izquierda] Hashomer
Hatzair, habría sobrevivido. Había muchos policías del gueto en el bosque.
Había muchos traidores. No fueron asesinados” (ídem).
Según declara el investigador, “ ‘La
política entró en juego después de la guerra’, una vez que los sobrevivientes
llegaron a Palestina, donde ‘comenzó la batalla por un lugar en el panteón del
heroísmo’. ‘En ese momento, los miembros de Hashomer Hatzair y los miembros de
Betar escribieron sus respectivas historias de sus movimientos durante el
Holocausto’. El primero alegó que la mayoría de los revisionistas habían sido
traidores y colaboradores. El grupo Betar, por su parte, ignoró a sus
compañeros del movimiento acusados de colaboración y solo conmemoró a las
buenas personas, a los miembros de la clandestinidad y a los partisanos
asociados a su movimiento. El ejemplo más conocido es el de Pawel Frenkel, uno
de los comandantes de la organización de resistencia de la Unión Militar Judía,
que estaba activo en el gueto de Varsovia, donde no había una resistencia judía
unificada, y la mayoría de cuyos amigos eran del movimiento revisionista Betar.
La derecha en Israel sostiene hasta el día de hoy que el hecho de que el nombre
de Frenkel sea prácticamente desconocido mientras que Mordejai Anilevich,
miembro de Hashomer Hatzair y líder del levantamiento del gueto de Varsovia, se
convirtió en una leyenda, da fe de la politización de la conmemoración, incluso
de todo lo relacionado al Holocausto” (ídem).
Yahalom dice: “El movimiento Jabotinsky
prefirió centrarse en ‘héroes’ como Frenkel, cuyo papel en el movimiento antes
de la guerra, si lo hay, todavía no nos queda claro, sobre aquellos cuya
actividad en el movimiento revisionista es un hecho probado pero que
supuestamente traicionaron a su pueblo en el Holocausto". Ella agrega:
“Había muchos combatientes y partidarios entre los miembros del movimiento y en
Betar, pero también es importante hablar de aquellos en el movimiento que
estaban en la ‘zona gris’ ” (ídem).
Estos relatos descubren, más de 75 años
después de la Segunda Guerra Mundial, las luchas políticas al interior del
propio movimiento sionista y lo despojan de todo heroísmo. Se suman a las
denuncias que muy tempranamente formuló Hanah Arendt, una figura prominente del
propio sionismo en los años 60/70, quien delató el colaboracionismo de la
dirección sionista internacional antes de la SGM con el hitlerismo. Es una verificación
y denuncia adicional, además, sobre el ‘verso’ sionista que sostiene que fue
esa corriente del judaísmo la que encabezó la resistencia en los guetos bajo el
fascismo. Tesis que se da de bruces con la realidad de que el movimiento
sionista entre las masas judías antes de la SGM era no solo insignificante (en
especial en Polonia, principal asiento de la mayor comunidad judía antes de la
guerra junto a Rusia), sino que la intervención de los sionistas, incluido el
Hashomer Hatzair, fue menor en relación a los militantes del Bund y a la
militancia trotskista en los guetos y campos de concentración.
Esto denunció el otro gran comandante y
sobreviviente del gueto de Varsovia, callado sistemáticamente por la
propaganda sionista de la posguerra. Marek Edelman, dirigente del Bund polaco
se puso a la cabeza de la resistencia del guetto y fue toda su vida un
declarado antisionista, autor de dos textos famosos con testimonios sobre el
levantamiento de ese gueto. Marek Edelman fue luego un prominente cardiólogo y
activista antistalinista durante casi toda su vida en Polonia, donde murió en
2019.
Las vicisitudes de la vida, las traiciones
en el movimiento obrero, llevaron a Marek Edelman, quien siempre se reivindicó
un hombre de izquierda y militó en los orígenes del famoso sindicato
“Solidaridad”, a adoptar una posición pro-Otan frente a los bombardeos contra
Serbia en la guerra de Yugoslavia (lo que hizo todo un arco de la izquierda
mundial, con el “Secretariado Unificado de la IV” a la cabeza).
A los mártires de la resistencia en los
guetos los honramos a pesar de sus ‘agachadas’ posteriores. La derecha sionista
no sólo no tiene derecho a eso, revistó en el campo del colaboracionismo liso y
llano.
(11
nov 2020)
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