[por Norberto Malaj]
[Víctimas de abusos de El Próvolo, en La Plata.]
En
La Plata ¡prescripción de la causa por el Próvolo!
La
iglesia polaca es a la dominación capitalista del país (y antes al
sostenimiento de la burocracia de Jaruzelsky, a la ‘transición’ del régimen
staliniano al restauracionista) una rueda auxiliar de primer orden, como sólo
lo fue a Irlanda la iglesia vaticana.
Ahora,
un escándalo sin precedentes, uno más en una escalada de implicaciones
reaccionarias de la otrora poderosa y ‘respetada’ iglesia polaca, amenaza con
llevar a la iglesia de donde emergió el papa Juan Pablo II a la ruina. Algo así
como le ocurrió a la iglesia irlandesa cuando estalló el escándalo que demostró
que aquél la había sido responsable del secuestro, robo y venta de casi 100 mil
bebés nacidos en cautiverio en los famosos hogares –‘lavanderías’– prisiones
donde amujeres solteras embarazadas la iglesia sometió a todo tipo de flagelos
de por vida y se les quitaban sus hijos. El cine fue muy prolífico en la
descripción de esta historia.
Ahora
otra película, en este caso en Polonia, está llevando al país del papa Wojtyla
al hundimiento de este otro pilar del catolicismo. Según diferentes fuentes, va
por la senda reciente de las iglesias de Irlanda, Chile, EE.UU., donde la
feligresía dio olímpicamente la espalda a sus prelados y dignatarios. La piedra
de toque del escándalo, una vez más, son montones de casos de pedofilia,
pederastia y manipulación de fondos en gran escala, en las altas esferas de la
curia.
Lo
describe, para el caso polaco, con claridad la periodista de La Nación,
Elisabetta Piqué: hasta hace poco –dice– parecía “algo inimaginable” que esto
pudiera ocurrir en Polonia. En el país de Juan Pablo II, en el mismo lugar
“donde miles de personas solían cantarle y celebrar al papa polaco cada vez que
viajaba a su tierra” ahora quien “fue durante 39 años secretario personal de Karol
Wojtyla”, Stanislaw Dziwisz, arzobispo emérito de Cracovia, es “vapuleado. ‘¡Le
decimos basta, don Estanislao!, ‘¡Dziwisz, sal afuera cobarde!’. ‘Dziwisz,
Wojtyla, su era ha terminado!’ ” (22/11).
Este
estallido anticlerical fue detonado por un documental sobre el prelado quien
“quedó en la mira por su rol en el encubrimiento de abusos” de menores que han
sido revelados ahora al público. “El documental explora no solo dos casos de
pedofilia ocurridos mientras Dziwisz fue arzobispo de Cracovia (2005-2016),
sino también su papel en la protección de dos personajes ‘intocables’, que
ascendieron a altas esferas de la Iglesia, pero que finalmente fueron
expulsados por sus abusos sexuales, de conciencia y de poder: el mexicano
Marcial Maciel Degollado, el fundador de los Legionarios de Cristo, ya
fallecido, y el excardenal estadounidense Theodore McCarrick, de 87 años.
“Dziwisz
habría recibido montañas de dinero de parte de ambos” (ídem).
“El
documental que lo puso ahora en el ojo de la tormenta –que levantó sombras
sobre la santidad de Juan Pablo II, canonizado en 2014 en tiempo récord– fue
emitido un día antes de que el Vaticano difundiera el Informe McCarrick. Este
documento de más de 400 páginas revela cómo este influyente prelado y gran
recaudador de fondos logró ascender pese a ser un abusador. El informe reconoce
errores, omisiones y fallas en la maquinaria de decisiones del Vaticano e
involucra a Dziwisz, cuyo nombre aparece más de una vez” (ídem).
La
iglesia viene de ser fuertemente golpeada en Polonia por el movimiento de la
mujer y el reclamo democrático a favor del derecho al aborto. Ahora “el clamor
del film fue tal que el presidente de la Conferencia Episcopal polaca,
Stanislaw Gadecki, expresó su esperanza de que una comisión de la Santa Sede
aclare cuál fue el real papel del exsecretario de Wojtyla. La imagen del
bonachón secretario personal de Juan Pablo II, que nunca vio nada ni sabe nada,
se rompió, así, en mil pedazos... Y dañó la memoria de Juan Pablo II’, resumió
una fuente polaca, que subrayó que todo esto se da en un marco de gran
polarización en el país, en el que la Iglesia aparece como la mejor aliada del
gobierno de derecha y los obispos parecen no saber cómo reaccionar a una
situación que muchos comparan a la que sufrió Chile. Muchos creen que llegó el
‘ocaso del catolicismo en Polonia’ ” (ídem).
El
mismo día que aparecía esta noticia reveló –La Nación también– que “los abusos
en el Próvolo”, que “la Suprema Corte de Justicia mendocina confirmó con
condenas de 42, 45 y 18 años de prisión contra (el cura) Corradi, el cura
Horacio Corbacho” y un jardinero; el juicio por abusos equivalentes en la sede
bonaerense del instituto, “en la sala III de la Cámara de Casación bonaerense
se dictó la prescripción de la causa” (Gustavo Carabajal, ídem). Esto frente a
abusos idénticos donde el mismo Corradi y el sacerdote Eliseo Pirmati, quien se
encuentra prófugo en Italia y “la Justicia italiana nunca concedió la
extradición”, estos acusados eran “juzgados por al menos ocho abusos sexuales
contra menores” (ídem). “A diferencia de lo que ocurrió en Mendoza, ninguna de
las monjas involucradas en los abusos registrados en La Plata pudo ser
identificada” (ídem); es decir, la justicia jamás permitió conocer sus nombres
y apellidos.
La
complicidad de la justicia bonaerense con la curia debiera ser motivo
suficiente para llevar a estos jueces a la cárcel sin más. En “los fundamentos
que tuvieron los jueces que dictaron la prescripción de la acción penal por los
abusos en el instituto Próvolo de La Plata” (¡recordemos que se trataba del
abuso de niños hipoacúsicos!) “fue que los delitos ocurrieron entre 1982 y
1991, cuando esos hechos tenían una pena menor a la que establece, en la
actualidad, el Código Penal” (ídem).
Francisco,
el papa ‘nac&pop’, se ha demostrado absolutamente incapaz de limpiarle la
cara a la iglesia católica, caída en el más absoluto desprecio después de los
últimos dos papados ultramontanos, campeones del
anticomunismo y la convivencia con las dictaduras más atroces, no sólo de
América Latina.
Francisco
no ha superado la prueba y se reveló una completa marioneta, cómplice incluso
de muchos casos de pedofilia –como ocurrió en nuestro propio país.
La
iglesia ha sido el sustento del oscurantismo medieval hasta el presente y es un
pilar de la opresión de clases, cómplice de las mayores atrocidades de los
opresores, desde mucho antes de las ‘cruzadas’.
A
la iglesia vaticana le espera, según los mentideros políticos, una tarea de
primer orden en América Latina: en una alianza con el católico Biden acelerará
la ‘transición’ cubana a la comunidad internacional; esto es, buscará
aceleradamente la ‘normalización’ y la plena restauración del capital. Con
seguridad lo hará con los mismos métodos que utilizó en Polonia y así le irá.
El socialismo revolucionario, en Cuba y en todo el mundo, irá con
la iglesia mucho más lejos que el nacionalismo castrista, que en su senilidad
volvió a la iglesia en búsqueda de ‘consuelo’.
Los
credos y las creencias religiosas son un asunto privado –como tal no nos
incumbimos en la vida de cada uno. Pero en tanto las iglesias se tiñen de
trincheras contra-revolucionarias y sus atriles se ponen al servicio de la
opresión y el oscurantismo, haremos como el Che y los republicanos bajo la
guerra civil española. Seremos implacables.
(11
nov 2020)
Otro ejemplo mayor de la podredumbre capitalista... Mayor por sujetar a los niños y adolescentes a tales oprobios que dejan marcas para todas sus vidas. Y las iglesias en estos avatares con sus peores acciones cómplices...
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