[por Norberto Malaj]
[Pino Solanas]
¿Cómo se mide la talla de un artista que deviene en político convencional y que su obra está teñida de su contexto histórico-social, como es el caso del fallecido Pino Solanas? La carrera de Pino no sólo destaca por esto. Sus logros en el cine desde “La Hora de los Hornos” fueron decreciendo obra tras obra y son mucho más discutibles y controvertidos que los de otro gran cineasta y actor, peronista como él —Leonardo Favio. Fabio no sólo fue mucho más original y revolucionario en el cine nacional que Pino, aunque su carrera fue mucho más breve. Su identificación con el peronismo lo llevó muy lejos en su compromiso con el regreso al peronismo, en 1973, y estuvo implicado en la famosa masacre de Ezeiza. Pino Solanas que se jactó siempre de ser un hombre de la cultura y las “causas populares”, nunca llegó tan lejos en su genuflexión ante la reacción. Lo que no nos debe hacer olvidar que fue menemista (y luego renegó), fue aliancista (e ídem), fue K (y nuevamente se abrió bajo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner), se alió a la derechista Lilita Carrió y ganó una senaduría porteña de su mano y, finalmente, volvió al redil del Frente de Todos, luego de su breve experiencia con Proyecto Sur, junto al luego devenido macrista Luis Juez y al ahora integrante del FIT-U, M.S.T. bajo la batuta de Bodart. Lo que se dice un hombre que revistió en todas las tiendas políticas. De ahí que toda la política patronal lo esté llorando.
La
película señera de Pino Solanas estrenada en el exilio en 1968 logró su
prestigio más por el momento en que lo hizo, en vísperas del Cordobazo (poco
después del golpe de Onganía) que por sus méritos. Algo parecido a lo que
ocurrió con aquella película de Luis Puenzo, “La Historia Oficial”, que ganó el
primer Oscar de una película nacional tras la última dictadura.
El cine
de Solanas se bandeó entre un peronismo vulgar y un nacionalismo y un
ecologismo chabacano, que pretendió —sólo para tomar un ejemplo— transformar al
gaucho de Hernández en el prototípico “cabecita negra” del peronismo en “Los
Hijos de Fierro”; un completo sinsentido histórico del movimiento (el
peronismo) que se reclama heredero del Gral. Roca, el que ejecutó la “campaña del
desierto” y masacró a indios y gauchos (lo mismo hizo Perón, incluso en su
primer gobierno —recordemos tan sólo la famosa masacre de los Pilagá).
La
hipocresía con que ahora sus críticos, entre ellos CFK, le rinden honor
por su “dignidad” frente a tantas causas, está en proporción inversa al silencio
de Solanas todo este último año frente a los arreglos con los bonistas del
gobierno que representaba en la UNESCO, en París, así como ante montones de
causas ambientales y ecológicas sobre las que hizo películas.
Solanas
ni siquiera levantó la voz este último año para reclamar, como hizo en forma
digna en su momento en la Cámara alta, para defender el derecho al aborto
—criticando abiertamente a CFK.
(7 nov 2020)
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